Los que por competencia,
obligación o entusiasmo deban enfrentar el reto de elaborar dicho presupuesto
no deben perder de vista, la inmensa responsabilidad que tienen.
De ahí la importancia de su
correcta elaboración, la cual debe de ir más allá de ser un “acto político” que
mal puede interpretar el querer de unos pocos; frente a la imperiosa necesidad de
satisfacer los intereses de toda una colectividad; donde finalmente está
comprometido el futuro de nuestros hij@s.
Igual sería equivocado, ignorar
que es un “acto jurídico complejo” lo que significa la obligatoriedad de
distinguir el uno del otro (ingresos y gastos) ya que cada uno de ellos tiene
una naturaleza jurídica diferente, en parte contemplado en el Estatuto
Anticorrupción.
Explicado de otra manera y
tan solo invocando el principio de la Universalidad… “El presupuesto contendrá
la totalidad de los ingresos y gastos públicos…..”.
Importante, la totalidad, ignorar
entonces las normas, es saltarse ese elemental principio ya sea por audacia,
intrepidez o estupidez originando un acto de irresponsabilidad; lo que podría
acarrear faltas gravísimas desde lo administrativo y fiscal, para el que lo
expide, en este caso el presidente del Honorable Concejo Municipal; aunque
siempre se espera que no pase nada.
No cabe entonces la menor
duda que el presupuesto es un poderoso instrumento de planificación, control y
en general de gerencia pública; ya que determina la puesta en marcha o
aplicabilidad del Plan de Desarrollo que debe tener estrecha relación con lo
prometido a través del Programa de Gobierno, que para nuestro caso es “Cartago
Moderna, Competitiva e Incluyente”.
En términos generales el
próximo presupuesto debe de cumplir con dos requisitos mínimos: Crecimiento
Económico del Municipio y Estabilización de la Deuda Pública (déficit fiscal),
entonces hay que abandonar ese equivocado discurso de que “hay plata, pero solo
para pagar deudas”.
Para lograr la auto
sostenibilidad vía recursos propios, racionalizando la actividad fiscal, haciendo
sostenible la deuda publica, solo se logra a través de planificadas y
coordinadas políticas fiscales que permitan el fortalecimiento de los Ingresos
Corrientes de Libre Destinación (ICLD), lo que no se ha hecho hasta la fecha; para
contrarrestar la actual tendencia negativa.
Que de persistir irremediablemente
nos llevaría a ocupar (el municipio) la quinta (5) categoría para la vigencia
fiscal de 2015 o antes.
Es necesario entonces, sugerirle
respetuosamente a la Administración Municipal, que abandone el erróneo discurso,
por parte de la Secretaría de Hacienda, cuando manifiesta, hace unos días, que
en parte favorece estar en categoría (4) por cuanto quedan disponibles el 42% del SGP-Propósito General para Libre Destinación…
se entiende que no se destinará para inversión sino para atender la deuda.
Si bien es cierto, tiene la razón,
es la forma más fácil de solucionar, en el inmediato plazo, un problema que hay
que mirarlo en su conjunto y proyectarlo en el mediano y largo plazo.
Demostrando, una vez más, una
fragilidad conceptual y operativa frente al manejo de las finanzas públicas del
municipio.
Es decir debe mejorar el
comportamiento del recaudo, vía recursos propios, dándole aplicabilidad a la
ley 819 de 2003 ubicándose en el Marco Fiscal de Mediano Plazo.
Otro aspecto al que no se le ha prestado mucha atención es
tener claro el valor global del presupuesto del municipio (que debería ir en el
proyecto de presupuesto), haciendo referencia a los Presupuestos de los Establecimientos
Públicos o Entidades descentralizadas como: Instituto de Transito y Transporte,
el Fondo de Pensiones, Instituto Cartagüeño de Vivienda, y las Transferencias por
aquello de la ejecución activa y pasiva del presupuesto.
Aparte de lo que se exige
por ley, bajo el Principio de Planificación (volver a leer principios
presupuestales); que también deben hacer parte de los anexos al presupuesto
según el decreto 111 de 1996 y reglamentado en la ley 819 de 2003 entre
otras.
Empecemos con los ingresos,
origen, vía recursos propios principalmente: Predial, industria y comercio y
sobretasa a la gasolina (representan más del 70% del total de los ingresos), queda
claro que la tarea de estimarlos cada vez se hace más compleja, principalmente
por la forma que han sido estimados en el pasado.
Lo primero que se debe de establecer
es el “tipo” de presupuesto que se pretende presentar, si estará basado en el
crecimiento o la estabilización, es decir en la disminución del gasto (requiere
menor esfuerzo de planificación), siendo el enfoque utilizado actualmente, con resultados
inmediatistas.
Si se basa en el
crecimiento, su proyección deberá ser real y ambiciosa sin apartarse del
principio de coherencia macroeconómica y homeóstasis presupuestal.
En este punto es muy
importante determinar, un par de variables principalmente, cual fue el impacto
real de la última actualización catastral, más el valor real de la cartera
morosa entre otros.
Resumiendo lo anotado en un
artículo relacionado, titulado “Reflexiones sobre el Proyecto de Presupuesto
2013 – Primera Parte” estarían por fuera del presupuesto aproximadamente $2.368
millones.
Igual deben de analizar los
ingresos corrientes, correspondientes a las vigencias: 2010 que alcanzaron los
$103.563 millones; 2012 por $84.721; y el valor aforado para el 2013 de $61.678
millones. ¿Por qué la tendencia regresiva? En lugar de tener, mínimo, un
crecimiento equivalente al IPC ¿Que pasó?
Finalmente el análisis los puede llevar a concluir que
estos supuestos no son válidos. Entonces empiecen por ahí. Amanecerá y veremos.
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