Al país del centro, representado
no solo en la capital Santa Fe de Bogotá sino también en Medellín, Santiago de Cali
y Barranquilla por mencionar algunas ciudades capitales, poco le interesa qué opinión
tiene el ciudadano del común desde la
provincia sobre el acontecer diario desde lo político y económico; y las
repercusiones que estas decisiones
generan, en la periferia, derivadas de lo que allí se decide; las que podríamos
resumir en una cada vez mayor desigualdad social, lo que conllevaría paulatinamente empezar ha perder gobernabilidad.
Ojo con eso.
El próximo 7 de agosto se
cumple el primer año de la posesión del actual Presidente de La República el
abogado y escritor Iván Duque Márquez y el país en general espera el resumen,
de ese periodo, de este joven mandatario y que dicho sea de paso, y así lo
vemos desde la provincia, y no solo por pertenecer al Partido Centro Democrático,
no logra desmarcarse y mucho menos intentar tomar distancia – u oponerse en las
principales iniciativas – de su mentor el también abogado y político , el ex presidente y actual
senador por esa colectividad Álvaro Uribe Vélez.
Si bien es cierto, el recién
posesionado presidente Duque, manifestó que en su mandato le daría prioridad a la agenda ambiental; hoy su gran
incoherencia se hace evidente con el guiño al uso de la fracturación
hidráulica o más conocida como la búsqueda de petróleo a través del fracking
que de utilizarse pondría en grave riesgo el recurso hídrico en algunas
regiones del país; y a la economía naranja, sobre lo que poco o nada se ha
hecho al respecto.
Lo que sí está claro es que con los primeros nombramientos y en
ministerios clave como los son: De Hacienda, el economista Alberto Carrasquilla
Barrera; De Defensa, el abogado Guillermo Botero Nieto; estos dos primeros con
intentos fracasados de moción de censura; Ministro del Interior, la también
abogada Nancy Patricia Gutiérrez Castañeda y la Ministra de Educación, la
economista María Victoria Angulo; y sin dejar
de mencionar al embajador ante la OEA, el abogado Alejandro Ordoñez Maldonado.
Todos de la cuerda uribista.
Sin mencionar los exabruptos
del saliente Presidente del Congreso, el comunicador social Ernesto Macías
Tovar que poco la falto por mandar a elaborar una efigie del reformador.
Estos primeros indicios, los
nombramientos, me llevaron a reflexionar
que eso era lo que el presidente Uribe quería – no necesariamente los mismos profesionales
en política – durante el primer mandato del economista Juan Manuel Santos Calderón
y que generó la primera crisis política y el surgimiento de una despiadada oposición
que más afecto al país; e independientemente de las tormentas emocionales que
tuvo que enfrentar Santos Calderón; logrando su clímax, en la negativa del
plebiscito por la paz en el 2016.
Por fortuna Santos, pasará a
la historia republicana como el
presidente que tuvo la visión y el coraje, de dejar marcado el camino y la
puertas abiertas para la reconciliación nacional.
En este punto llega a mi memoria
el también presidente liberal Carlos Lleras Restrepo que entendió que los
problemas del país se empezarían a resolver dando solución al problema de la
tenencia de la tierra – la pachamama – y lo hizo con esa primera gran reforma
agraria; la que quedó prácticamente despedazada bajo el mandato de Misael Pastrana
Borrero; cualquier parecido con la realidad es solo mera coincidencia y de esto
tiene la culpa el honorable Congreso de la Republica; al no haberle dado debate
al primer punto del acuerdo sobre la tierra,
Reforma Rural Integral.
Y en eso se ha centrado el presidente
Duque Márquez, cuando en sus principales actuaciones mira despectivamente, al mejor
estilo Uribista, intentando impedir la implementación de la Justicia Especial Para
la PAZ (JEP), que según expertos internacionales es un documento ambicioso y
profundo que servirá de modelo para ha futuro interpretar otros acuerdos de paz
alrededor del mundo.
Igualmente su lenguaje
corporal y ocasionalmente su indumentaria – lo único que le ha faltado lucir es
el poncho antioqueño, nos hacen recordar
al poderoso Uribe Vélez.
Si bien es cierto, en su
programa de gobierno llamó poderosamente la atención, la innovadora idea sobre
la Economía Naranja o Economía Creativa mediante la implementación y desarrollo
de industrias creativas y culturales, solo en unas pocas ocasiones, se le ha
visto vestido con ropa color naranja.
En su política de fronteras,
nos hace recordar el modelo, hoy, ya no tan incendiario, como sucedió con el ya
fallecido Presidente Venezolano el Militar Hugo Rafael Chávez Frías, hoy nuestro
presidente insiste, en sus discursos, liderar un proceso para el derrocamiento del
incompetente y político Nicolás Maduro Moros y cuál no sería la tribulación
para la patria que resultara verdad, el malicioso rumor, que es de origen
colombiano.
Al respecto de la profunda
crisis del hermano país, las proyecciones apuntan a que en el mediano plazo
serian 3 millones de venezolanos los que se residenciarían el Colombia, generado
un enorme desequilibrio fiscal, como consecuencia del costo de esa atención humanitaria
integral, con las consecuencias en el empleo y la seguridad de los compatriotas
colombianos.
Finalmente aún le quedan 3
años a nuestro presidente Duque, tiempo para que corrija el rumbo, desde lo político
le va a tocar madurar biche si es que quiere - en lo personal no lo creo – desmarcarse
de la impronta Uribe y así darle identidad propia a su gobierno; porque de ese
gallito fino, de Medellín, tenemos para rato. Amanecerá y veremos.