martes, 30 de julio de 2019

DESDE LA PROVINCIA


Al país del centro, representado no solo en la capital Santa Fe de Bogotá sino también en Medellín, Santiago de Cali y Barranquilla por mencionar algunas ciudades capitales, poco le interesa qué opinión tiene el  ciudadano del común desde la provincia sobre el acontecer diario desde lo político y económico; y las repercusiones que  estas decisiones generan, en la periferia, derivadas de lo que allí se decide; las que podríamos resumir en una cada vez mayor desigualdad social, lo que conllevaría paulatinamente empezar ha perder gobernabilidad. Ojo con eso.

El próximo 7 de agosto se cumple el primer año de la posesión del actual Presidente de La República el abogado y escritor Iván Duque Márquez y el país en general espera el resumen, de ese periodo, de este joven mandatario y que dicho sea de paso, y así lo vemos desde la provincia, y no solo por pertenecer al Partido Centro Democrático, no logra desmarcarse y mucho menos intentar tomar distancia – u oponerse en las principales iniciativas – de su mentor el también  abogado y político , el ex presidente y actual senador por esa colectividad Álvaro Uribe Vélez.

Si bien es cierto, el recién posesionado presidente Duque, manifestó que en su mandato le daría prioridad  a la agenda ambiental; hoy su gran incoherencia se hace evidente con el guiño al uso  de la  fracturación hidráulica o más conocida como la búsqueda de petróleo a través del fracking que de utilizarse pondría en grave riesgo el recurso hídrico en algunas regiones del país; y a la economía naranja, sobre lo que poco o nada se ha hecho al respecto.

Lo que sí está claro  es que con los primeros nombramientos y en ministerios clave como los son: De Hacienda, el economista Alberto Carrasquilla Barrera; De Defensa, el abogado Guillermo Botero Nieto; estos dos primeros con intentos fracasados de moción de censura; Ministro del Interior, la también abogada Nancy Patricia Gutiérrez Castañeda y la Ministra de Educación, la economista  María Victoria Angulo; y sin dejar de mencionar al embajador ante la OEA, el abogado Alejandro Ordoñez Maldonado. Todos de la cuerda uribista.

Sin mencionar los exabruptos del saliente Presidente del Congreso, el comunicador social Ernesto Macías Tovar que poco la falto por mandar a elaborar una efigie del reformador.

Estos primeros indicios, los nombramientos,  me llevaron a reflexionar que eso era lo que el presidente Uribe quería – no necesariamente los mismos profesionales en política – durante el primer mandato del economista Juan Manuel Santos Calderón y que generó la primera crisis política y el surgimiento de una despiadada oposición que más afecto al país; e independientemente de las tormentas emocionales que tuvo que enfrentar Santos Calderón; logrando su clímax, en la negativa del plebiscito por la paz en el 2016.

Por fortuna Santos, pasará a la historia republicana como  el presidente que tuvo la visión y el coraje, de dejar marcado el camino y la puertas abiertas para la reconciliación nacional.

En este punto llega a mi memoria el también presidente liberal Carlos Lleras Restrepo que entendió que los problemas del país se empezarían a resolver dando solución al problema de la tenencia de la tierra – la pachamama – y lo hizo con esa primera gran reforma agraria; la que quedó prácticamente despedazada bajo el mandato de Misael Pastrana Borrero; cualquier parecido con la realidad es solo mera coincidencia y de esto tiene la culpa el honorable Congreso de la Republica; al no haberle dado debate al primer punto del  acuerdo sobre la tierra, Reforma Rural Integral.

Y en eso se ha centrado el presidente Duque Márquez, cuando en sus principales actuaciones mira despectivamente, al mejor estilo Uribista, intentando impedir la implementación de la Justicia Especial Para la PAZ (JEP), que según expertos internacionales es un documento ambicioso y profundo que servirá de modelo para ha futuro interpretar otros acuerdos de paz alrededor del mundo.

Igualmente su lenguaje corporal y ocasionalmente su indumentaria – lo único que le ha faltado lucir es el poncho antioqueño,  nos hacen recordar al poderoso Uribe Vélez.

Si bien es cierto, en su programa de gobierno llamó poderosamente la atención, la innovadora idea sobre la Economía Naranja o Economía Creativa mediante la implementación y desarrollo de industrias creativas y culturales, solo en unas pocas ocasiones, se le ha visto vestido con ropa color naranja.

En su política de fronteras, nos hace recordar el modelo, hoy, ya no tan incendiario, como sucedió con el ya fallecido Presidente Venezolano el Militar Hugo Rafael Chávez Frías, hoy nuestro presidente insiste, en sus discursos,  liderar un proceso para el derrocamiento del incompetente y político Nicolás Maduro Moros y cuál no sería la tribulación para la patria que resultara verdad, el malicioso rumor, que es de origen colombiano.

Al respecto de la profunda crisis del hermano país, las proyecciones apuntan a que en el mediano plazo serian 3 millones de venezolanos los que se residenciarían el Colombia, generado un enorme desequilibrio fiscal, como consecuencia del costo de esa atención humanitaria integral, con las consecuencias en el empleo y la seguridad de los compatriotas colombianos.

Finalmente aún le quedan 3 años a nuestro presidente Duque, tiempo para que corrija el rumbo, desde lo político le va a tocar madurar biche si es que quiere - en lo personal no lo creo – desmarcarse de la impronta Uribe y así darle identidad propia a su gobierno; porque de ese gallito fino, de Medellín, tenemos para rato. Amanecerá y veremos.