Creemos es necesario dejar
constancia de lo más relevante bueno, regular y malo, sucedido durante prácticamente
casi tres (3) meses que duró esta campaña por la alcaldía de la ciudad de Cartago
en el Norte del Valle.
¿Por qué hacerlo? Es
necesario dejar constancia en lo que hemos avanzado, en lo que estamos
estancados, en lo que hemos retrocedido, y en lo que nos falta por mejorar, con
la intención de reflexionar sobre ¿qué es lo que más le conviene a la
democracia participativa local?
Insistimos en esos meses,
sin cansarnos, en la necesidad de adelantar un debate electoral – previo a las
elecciones – con altura intelectual, respetuoso y tranquilo; donde las
propuestas, los sueños y las ideas nos acercaran a la realidad que necesita
Cartago – la otrora ciudad del talento – la ciudad: del pedagogo, Juan Evangelista
Quintana Rentería, del músico y compositor Pedro Morales Pino, del Artista plástico,
Leonel Góngora, del Músico Hernán Rojas, del padre Hernando Botero O´Byrne, del
Cardenal Pedro Rubiano Sáenz, del político y literato Luis Alfonso Delgado y de
la ex halterófila Carmenza Delgado entre muchos otros.
Una realidad local que deberá
marcar, para bien, la nueva historia donde el progreso continúe de la mano del crecimiento
y desarrollo en lo que hoy, creemos, podemos interpretar como la vocación productiva
de la ciudad a través del turismo en sus diferentes manifestaciones: de negocios,
histórico, religioso, de sol y agua, de pesca deportiva, gastronómico, de
aventura, de arte y cultura, de bordados hechos a mano y de salud entre otros.
Los diferentes candidatos en
estas elecciones de alguna manera tocaron el tema alrededor del turismo,
quedando sobre la mesa de discusión ese enfoque que deberá de ser consignado
- esta u otra vocación como por ejemplo de
servicios - en el plan de desarrollo del que resultare elegido mañana (hoy) alcalde.
Definitivamente en lo que
más hemos avanzado es en el uso - adecuado o no - de las redes sociales; pero lo más
importante es la iniciativa y participación activa de los jóvenes, y desde las diferentes
orillas políticas, pero en especial la mujer; observamos con mucha atención y admiración
el vigor y la desbordante energía de lideresas; con seguridad futuras
dirigentes de la ciudad.
En todos los casos no todas
podrán llegar a ser elegidas, suceda lo que suceda, las que no llegaren - tal vez
porque no era su tiempo, algunas han tenido que esperar - deben atender a la paciencia y la perseverancia;
porque abunda el talento. Felicitaciones a todas ellas por su aplomo, arrojo y
decisión.
También avanzamos en unas propuestas
– programas de gobierno - elaborados con rigor académico, que dió gusto y
esperanza el analizarlas, coherentes en el diagnóstico de ciudad a través de propuestas
serias, alguna sin el tufillo populista, donde lo único que hace falta es el
recurso económico, vía recurso propio, para adelantarlas con la celeridad que
requieren.
Avanzamos en las campañas
hechas a pie desafiando el clima cálido y/o lluvioso, recorriendo la ciudad de
palmo a palmo; en contacto directo, mirando a los ojos, con el ciudadano del
común, atrás quedaron los largos y en algunos casos tediosos discursos en plaza
pública; aunque añoramos esos talentos de la oratoria.
Estamos estancados en la
actitud y en los pronunciamientos retardatarios, de estilo retrechero, en el
uso la marrulla y el viejo truco para intentar (casi siempre lográndolo)
desprestigiar al enemigo con bajezas y canalladas, propio de rufianes de esquina.
Negándose, tal vez por miedo
o incapacidad intelectual, de ver al otro como un digno adversario para de esa
misma manera enfrentarlo, en franca lid, con argumentos sólidos.
Todo lo contrario actúan escondidos,
en la clandestinidad, en ocasiones haciendo mandados, enfrentando solo la
pantalla de un ordenador; haciendo uso de la injuria y calumnia, como si fuera su
estilo de vida; lo que nos hace recordar la sentencia milenaria “miras la paja
en el ojo de tu hermano, sin percibir la viga en el tuyo”.
Hemos retrocedido en la
tolerancia y en el respeto por la opinión pública y el electorado, abunda la
arrogancia, la soberbia, la ira, la angustia; la egolatría se convirtió en un
mecanismo de defensa y ataque para dar a entender que se es el mejor y que puede
llegar más lejos, basan su estrategia en el poder que el dinero les otorga o
por lo menos eso es lo que dan a entender con sus actuaciones intimidatorias;
olvidando, de paso, que la gente ya no come cuento.
En lo que nos falta por
mejorar, es imprescindible renovar el liderazgo y la dirigencia en la política
local; ya están preparados, varios adultos jóvenes, para tomar las riendas del
acontecer político en la ciudad de Cartago en el norte del valle.
Tarde o temprano el ciclo
vital natural se cierra y la sentencia se haya en el DNA; es algo inexorable que
no podemos evitar, los triunfos y el poder del pasado ya no volverán, si lo
hicieron bien, regular o mal; ya la historia lo determinará. Es tiempo de pasar
el bastón de mando que ya no saben utilizar y que hace tiempo debieron entregar.
Cuando los apegos son más
poderosos que la razón, la historia misma ha señalado que con su actuación u
omisión es más el daño que producen al progreso y la modernización de la ciudad,
que lo bueno que puedan aportar; intentar sobrevivir políticamente a través del
engaño y la mentira; eso es algo que salta a la vista del joven examinador que no
desea más de lo mismo y del pasado.
Pudimos superar las épocas siniestras
en nuestra ciudad, hoy existe dialogo, esas crudas experiencias - violencia, desplazamiento
y caos social - dejaron huellas psicológicas, que esta nueva generación por
fortuna se niega asimilar, solo están en la tradición oral y escrita y allá se
quedarán.
Querámoslo o no, los
resultados de estas elecciones determinaran más que un nuevo mapa político; el surgimiento
de nuevos liderazgos y la oportunidad de fortalecer, la cosa pública, desde el
pensamiento estratégico, ideológico y programático para de esta forma, por fin,
encontrar un esperanzador norte lleno de oportunidades para esta comarca norte
vallecaucana. Amanecerá y veremos.