De tiempo atrás se ha venido
acuñando una frase, que intenta interpretar los anhelos de una sociedad, como
la nuestra, sumida en la desigualdad, que a pesar de mostrar un crecimiento de
la economía en el 3.3% por encima del PIB de la región, el ciudadano del común
no se encuentra satisfecho. ¿Será que ese crecimiento podría ser mucho mayor,
si se disfrutara de más equidad?
Al tiempo que es evidente el abandono por
parte de una clase dirigente, en su mayoría, que impulsa políticas públicas
(reforma tributaria, laboral y pensional) demostrando poco interés por el bienestar del 99%
de la población colombiana. ¿Necesitamos una reforma ambiental? Sí…Pero sin el talante
de las anteriores, tres mencionadas, reformas.
Como habitantes de un país
tercermundista, o en vía de desarrollo, siempre abogamos por políticas públicas
que estén encaminadas a garantizar “el crecimiento y desarrollo sostenible con
responsabilidad social y ambiental”. ¿Será una utopía ese esperado modelo de desarrollo?
Hace ocho días, nos
referimos al concepto de responsabilidad social, consideramos que ese concepto,
hace parte de un nuevo modelo de pensamiento, palabras y obras que deben
conllevar a educar las nuevas generaciones de dirigentes.
Es esa nueva clase política
que, en la actualidad asiste a las aulas de clase, debe de ser educada para hacerlos garantes y consientes que
la responsabilidad social debe de ir de la mano con la responsabilidad
ambiental.
Donde todo se resume en
crear conciencia y consciencia en el imaginario colectivo, alrededor de la
urgente e importante necesidad, para el caso que nos ocupa hoy, de cuidar los
ecosistemas, a través de unos hábitos y costumbres sanos; que conlleven a
mitigar los impactos del cambio climático – temporadas de sequía versus
inundaciones - que según expertos, es posible revertir.
Esas dos responsabilidades, deberían
hacer parte de una nueva tendencia, que deberá sentar las bases políticas,
sociales y económicas, para sacar de la pobreza y miseria a millones, de
ciudadanos del común, que apenas subsisten en un país lleno de oportunidades y
de las que la mayoría carecen.
Oportunidades, para abreviar
en tres puntos, de una adecuada educación, que les permita disfrutar de una resiliente
cultura ciudadana, de una adecuada salud que les permita disfrutar de una buena
calidad de vida y de unos servicios públicos que coadyuven al bienestar integral
de todos.
En este orden de ideas… ¿A
quién le atañe la responsabilidad ambiental?... ¿Al Estado, a los políticos, al
empresario y/o a la sociedad en su conjunto?
El Estado en la constitución
política de 1991 en el Artículo 79. “Todas las personas tienen derecho
a gozar de un ambiente sano... Es deber del Estado proteger la
diversidad e integridad del ambiente, conservar las áreas de
especial importancia ecológica y fomentar la educación para el logro
de estos fines”.
De ahí, extractamos los siguientes
conceptos: “proteger el medio ambiente”, “conservar áreas de importancia
ecológica” y “fomentar la educación para el logro de estos fines”; corrientes
de pensamiento que creemos deben hacer parte de lo se define como un Estado
social de derecho. ¿Accedemos a todos esos derechos? De ninguna manera.
Partamos de un hecho
evidente, como consecuencia de la concentración de poder en unos pocos, cuya
motivación es la búsqueda de mayor riqueza; y es la aterradora explotación de
los recursos naturales del Estado en manos, concesiones, de particulares - de reservas
naturales y la amazonia - que están, como prioridad, en la agenda de los dueños
del capital a través de sus diversos representantes jurídicos.
Para entender ¿El porqué de
las cosas? remontémonos a la colonización; período en el que se sentaron las
bases para las hoy denominadas Instituciones Políticas y Económicas Extractivas.
La estrategia de
colonización española – en américa latina - consistió en la explotación de oro,
la plata, azúcar y/o caucho entre otros recursos naturales.
Para lograrlo se utilizó mano
de obra indígena, y cuando esta colapsó por las enfermedades, utilizaron la
mano esclava negra que traían, a través de mercaderes, desde áfrica. De allí
nacen los palenques.
Contrario a lo anterior, en
Norteamérica, la colonización inglesa, con los fracasos iniciales, sentaron las
bases de otro modelo productivo, con las que consolidaron una elite económica
productiva; la fiebre del oro llegó mucho tiempo después.
De esta manera del viejo
continente llegaron colonos con un grado de especialización: carpinteros,
labradores, jardineros, pescadores, herreros, y albañiles entre otros…Conformando,
con el tiempo, las primeras Instituciones Políticas y Económicas Inclusivas; el
tema de la esclavitud, en el sur, viene después y desemboca en la guerra de
secesión.
Para entender lo que está
sucediendo, con los recursos naturales remitámonos al siguiente texto:
“Las diferencias
institucionales son fundamentales para explicar el desarrollo económico a lo
largo de los tiempos. No obstante dado que la mayoría de las sociedades de la
historia se basan en instituciones políticas y económicas extractivas, ¿Implica
esto que nunca aparece el crecimiento económico? Evidentemente no”.
“Las instituciones
extractivas, por su propia lógica, deben crear riqueza para que ésta pueda ser
extraída. Un gobernante que monopoliza el poder político y que controla un
Estado centralizado puede introducir cierto grado de ley y orden y un sistema
de regulaciones y estimar la actividad económica”. Tomado del libro “Por qué
fracasan los países”. – Daron Acemoglu y James Robinson, pg.153 edit. Deusto.
Lo anterior nos lleva a
concluir, lo intentaremos demostrar, que el modelo político que impere determina
el éxito o el fracaso de una nación.
A futuro la discusión nos
debe de llevar, a demostrar que… “la desigualdad es ideológica y política, en
lugar de ser económica o tecnológica” tomado del libro Capital e ideología, pg.25
de Thomas Piketty.
Lo que nos lleva a preguntarnos
¿Es el actual partido de gobierno y sus
asociados los responsables, con su discurso incendiario y populista, de la
actual insatisfacción popular que viene cocinándose durante décadas?
Entrando en materia, validemos
la Responsabilidad Ambiental del Estado; cuando dictó, hace décadas, leyes para
la práctica a gran escala de la minería (mega minería); Petróleo, carbón, oro y
esmeraldas; hoy sucumbimos ante la otra, la minería ilegal, que es engendrada
por la primera.
¿Qué responsabilidad
ambiental le ocupa al Estado? Cuando promueve el uso del Fracking, o asiente
para reanudar la fumigación con el herbicida “glifosato” que genera impactos
ambientales acumulativos, con efectos comprobados en contra de la salud en humanos
y animales (cáncer).
En la calidad del suelo, la
microbiota, amenazando la biodiversidad en especial en peces y anfibios, en
plantaciones nativas como: frijol caña, café y chontaduro entre muchos otros. ¿Alguna
relación con la sorpresiva renuncia del Ministro de Salud?
De la responsabilidad ambiental
del empresario; que quebranta la ley en sus prácticas productivas al no controlar o
eliminar la emisión de gases de efecto invernadero, como el CO2 en sus fábricas,
o el vertimiento de químicos sin tratamiento a cuencas y micro-cuencas hidrográficas.
El uso intensivo y extensivo
de proyectos de deforestación, con la anuencia del gobierno, con el propósito
de extender la frontera agrícola en la explotación de palma de cera (Fedepalma)
y la ampliación de la frontera ganadera (Fedegan) por citar un par de ejemplos;
dejando, hoy por falta de espacio, de lado la discusión sobre la incidencia de
las poderosas economías ilegales. ¿Engendradas por las economías legales?
De la responsabilidad ambiental
de los políticos; que aprueban leyes con el propósito de “regular” todo tipo y
variedad de explotaciones que siempre van en contravía de los intereses de la
población urbana y rural ubicada en los estratos medios y bajos.
De la responsabilidad
ambiental de la sociedad en su conjunto - el factor social - el primer paso, a
dar, es tener la convicción de reconocer, mediante actitudes y comportamientos,
aceptando la responsabilidad personal y colectiva en el problema; e insistir en
el desarrollo y perfeccionamiento de una enfocada cultura ambiental.
Nos contradecimos, como
individuos racionales, cuando se hace caso omiso de las normas básicas de conducta:
arrojando residuos sólidos y líquidos en parques, plazoletas y plazas públicas,
en fuentes hídricas, no reforestando – siembre un árbol - no rechazando el uso de empaques plásticos, ni
exigir empaques biodegradables y desperdiciando energía y agua a nivel
residencial e industrial.
Entendiendo que el cambio
climático es más que un fenómeno físico es simultáneamente un fenómeno social;
que se hace evidente cuando ignoramos la cultura ciudadana alrededor del
reciclaje; el aumento del uso de combustibles fósiles, sin interesarnos por la
utilización de fuentes alternativas como la energía solar o eólica principalmente.
La tarea no es difícil, es
cambiar el chip, pero lo importante es educar a nuestros hijos y nietos, con el
ejemplo, en el respeto por la madre naturaleza o la pachamama, insistiendo en que
no es una deidad, pero muy importante para la supervivencia de nuestra cultura.
Amanecerá y veremos.