sábado, 28 de diciembre de 2019

DE LA RESPONSABILIDAD AMBIENTAL


De tiempo atrás se ha venido acuñando una frase, que intenta interpretar los anhelos de una sociedad, como la nuestra, sumida en la desigualdad, que a pesar de mostrar un crecimiento de la economía en el 3.3% por encima del PIB de la región, el ciudadano del común no se encuentra satisfecho. ¿Será que ese crecimiento podría ser mucho mayor, si se disfrutara de más equidad?

 Al tiempo que es evidente el abandono por parte de una clase dirigente, en su mayoría, que impulsa políticas públicas (reforma tributaria, laboral y pensional)  demostrando poco interés por el bienestar del 99% de la población colombiana. ¿Necesitamos una reforma ambiental? Sí…Pero sin el talante de las anteriores, tres mencionadas, reformas.

Como habitantes de un país tercermundista, o en vía de desarrollo, siempre abogamos por políticas públicas que estén encaminadas a garantizar “el crecimiento y desarrollo sostenible con responsabilidad social y ambiental”. ¿Será una utopía ese esperado modelo de desarrollo?

Hace ocho días, nos referimos al concepto de responsabilidad social, consideramos que ese concepto, hace parte de un nuevo modelo de pensamiento, palabras y obras que deben conllevar a educar las nuevas generaciones de dirigentes.

Es esa nueva clase política que, en la actualidad asiste a las aulas de clase, debe de ser  educada para hacerlos garantes y consientes que la responsabilidad social debe de ir de la mano con la responsabilidad ambiental.

Donde todo se resume en crear conciencia y consciencia en el imaginario colectivo, alrededor de la urgente e importante necesidad, para el caso que nos ocupa hoy, de cuidar los ecosistemas, a través de unos hábitos y costumbres sanos; que conlleven a mitigar los impactos del cambio climático – temporadas de sequía versus inundaciones - que según expertos, es posible revertir.

Esas dos responsabilidades, deberían hacer parte de una nueva tendencia, que deberá sentar las bases políticas, sociales y económicas, para sacar de la pobreza y miseria a millones, de ciudadanos del común, que apenas subsisten en un país lleno de oportunidades y de las que la mayoría carecen.

Oportunidades, para abreviar en tres puntos, de una adecuada educación, que les permita disfrutar de una resiliente cultura ciudadana, de una adecuada salud que les permita disfrutar de una buena calidad de vida y de unos servicios públicos que coadyuven al bienestar integral de todos.

En este orden de ideas… ¿A quién le atañe la responsabilidad ambiental?... ¿Al Estado, a los políticos, al empresario y/o a la sociedad en su conjunto?

El Estado en la constitución política de 1991 en el Artículo 79. “Todas las personas tienen derecho a gozar de un ambiente sano... Es deber del Estado proteger la diversidad e integridad del ambiente, conservar las áreas de especial importancia ecológica y fomentar la educación para el logro de estos fines”.

De ahí, extractamos los siguientes conceptos: “proteger el medio ambiente”, “conservar áreas de importancia ecológica” y “fomentar la educación para el logro de estos fines”; corrientes de pensamiento que creemos deben hacer parte de lo se define como un Estado social de derecho. ¿Accedemos a todos esos derechos? De ninguna manera.

Partamos de un hecho evidente, como consecuencia de la concentración de poder en unos pocos, cuya motivación es la búsqueda de mayor riqueza; y es la aterradora explotación de los recursos naturales del Estado en manos, concesiones, de particulares - de reservas naturales y la amazonia - que están, como prioridad, en la agenda de los dueños del capital a través de sus diversos  representantes jurídicos.

Para entender ¿El porqué de las cosas? remontémonos a la colonización; período en el que se sentaron las bases para las hoy denominadas Instituciones Políticas y Económicas Extractivas.

La estrategia de colonización española – en américa latina - consistió en la explotación de oro, la plata, azúcar y/o caucho entre otros recursos naturales.

Para lograrlo se utilizó mano de obra indígena, y cuando esta colapsó por las enfermedades, utilizaron la mano esclava negra que traían, a través de mercaderes, desde áfrica. De allí nacen los palenques.

Contrario a lo anterior, en Norteamérica, la colonización inglesa, con los fracasos iniciales, sentaron las bases de otro modelo productivo, con las que consolidaron una elite económica productiva; la fiebre del oro llegó mucho tiempo después.

De esta manera del viejo continente llegaron colonos con un grado de especialización: carpinteros, labradores, jardineros, pescadores, herreros, y albañiles entre otros…Conformando, con el tiempo, las primeras Instituciones Políticas y Económicas Inclusivas; el tema de la esclavitud, en el sur, viene después y desemboca en la guerra de secesión. 
  
Para entender lo que está sucediendo, con los recursos naturales remitámonos al siguiente texto:

“Las diferencias institucionales son fundamentales para explicar el desarrollo económico a lo largo de los tiempos. No obstante dado que la mayoría de las sociedades de la historia se basan en instituciones políticas y económicas extractivas, ¿Implica esto que nunca aparece el crecimiento económico? Evidentemente no”.

“Las instituciones extractivas, por su propia lógica, deben crear riqueza para que ésta pueda ser extraída. Un gobernante que monopoliza el poder político y que controla un Estado centralizado puede introducir cierto grado de ley y orden y un sistema de regulaciones y estimar la actividad económica”. Tomado del libro “Por qué fracasan los países”. – Daron Acemoglu y James Robinson, pg.153 edit. Deusto.  

Lo anterior nos lleva a concluir, lo intentaremos demostrar, que el modelo político que impere determina el éxito o el fracaso de una nación.

A futuro la discusión nos debe de llevar, a demostrar que… “la desigualdad es ideológica y política, en lugar de ser económica o tecnológica” tomado del libro Capital e ideología, pg.25 de Thomas Piketty.

Lo que nos lleva a preguntarnos ¿Es el actual partido de gobierno y sus asociados los responsables, con su discurso incendiario y populista, de la actual insatisfacción popular que viene cocinándose durante décadas?

Entrando en materia, validemos la Responsabilidad Ambiental del Estado; cuando dictó, hace décadas, leyes para la práctica a gran escala de la minería (mega minería); Petróleo, carbón, oro y esmeraldas; hoy sucumbimos ante la otra, la minería ilegal, que es engendrada por la primera.

¿Qué responsabilidad ambiental le ocupa al Estado? Cuando promueve el uso del Fracking, o asiente para reanudar la fumigación con el herbicida “glifosato” que genera impactos ambientales acumulativos, con efectos comprobados en contra de la salud en humanos y animales (cáncer).

En la calidad del suelo, la microbiota, amenazando la biodiversidad en especial en peces y anfibios, en plantaciones nativas como: frijol caña, café y chontaduro entre muchos otros. ¿Alguna relación con la sorpresiva renuncia del Ministro de Salud? 
 
De la responsabilidad ambiental del empresario; que quebranta la ley en sus prácticas productivas al no controlar o eliminar la emisión de gases de efecto invernadero, como el CO2 en sus fábricas, o el vertimiento de químicos sin tratamiento a cuencas y micro-cuencas hidrográficas.

El uso intensivo y extensivo de proyectos de deforestación, con la anuencia del gobierno, con el propósito de extender la frontera agrícola en la explotación de palma de cera (Fedepalma) y la ampliación de la frontera ganadera (Fedegan) por citar un par de ejemplos; dejando, hoy por falta de espacio, de lado la discusión sobre la incidencia de las poderosas economías ilegales. ¿Engendradas por las economías legales?

De la responsabilidad ambiental de los políticos; que aprueban leyes con el propósito de “regular” todo tipo y variedad de explotaciones que siempre van en contravía de los intereses de la población urbana y rural ubicada en los estratos medios y bajos.

De la responsabilidad ambiental de la sociedad en su conjunto - el factor social - el primer paso, a dar, es tener la convicción de reconocer, mediante actitudes y comportamientos, aceptando la responsabilidad personal y colectiva en el problema; e insistir en el desarrollo y perfeccionamiento de una enfocada cultura ambiental.

Nos contradecimos, como individuos racionales, cuando se hace caso omiso de las normas básicas de conducta: arrojando residuos sólidos y líquidos en parques, plazoletas y plazas públicas, en fuentes hídricas, no reforestando – siembre un árbol -  no rechazando el uso de empaques plásticos, ni exigir empaques biodegradables y desperdiciando energía y agua a nivel residencial e industrial.

Entendiendo que el cambio climático es más que un fenómeno físico es simultáneamente un fenómeno social; que se hace evidente cuando ignoramos la cultura ciudadana alrededor del reciclaje; el aumento del uso de combustibles fósiles, sin interesarnos por la utilización de fuentes alternativas como la energía solar o eólica principalmente.

La tarea no es difícil, es cambiar el chip, pero lo importante es educar a nuestros hijos y nietos, con el ejemplo, en el respeto por la madre naturaleza o la pachamama, insistiendo en que no es una deidad, pero muy importante para la supervivencia de nuestra cultura. Amanecerá y veremos.     

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