sábado, 14 de diciembre de 2019

REFORMAS - PROTESTA SOCIAL - SALARIO MÍNIMO


La protesta social, hay que entenderla, como el último libre albedrío que tiene el ciudadano del común: Estudiantes, adultos mayores, adultos jóvenes desempleados y/o en situación de informalidad; marchas en especial que van de la mano del colectivo de mujeres que, con estatura intelectual, demandan justicia, imparcialidad e igualdad de oportunidades.

Analicemos inicialmente la supuesta conspiración internacional y para desvirtuarla recordemos la historia reciente…El ciclo de los eventos – marchas y protestas - da comienzo con el presidente francés y copríncipe de andorra; el político Emmanuel Jean-Michel Frédéric Macron; que fue miembro de la junta directiva del banco francés Rothschild & Cie, apellido asociado como la sociedad Baviera de los Illuminati y supuestamente responsables de la revolución francesa.

Opuestos a la influencia de la iglesia y  a los abusos de poder del estado y más recientemente coligados a la francmasonería, es la organización secreta más poderosa del mundo que aboga por la creación de un nuevo orden mundial; a través, entre otras, de Instituciones como el FMI y la OCDE.

Macron como gobernante de los franceses, guardando lealtad para con sus mentores, desde el comienzo de su mandato adelantó transformaciones en las Instituciones Económicas como: exención de impuestos a los poderosos y una reforma pensional a la clase media y pobre de su país; lo que le generó y le sigue creando enormes protestas sociales por parte del Movimiento de los Chalecos Amarillos; aunque siempre los percibo verdes.

Movimiento que se extendió a países como: Bélgica, Países bajos, Alemania, Italia y España, aunque en menor medida, agitaron sus bases sociales, donde el salario mínimo ronda, en promedio, los $2.000 euros. Haga la conversión.

Igual le sucedió, intentando reformas al estado, al presidente de chile, el Ingeniero comercial, Miguel Juan Sebastián Piñera Echenique; y lo mismo sucede con nuestro presidente, el abogado y escritor Iván Duque Márquez y su paquete de reformas y exenciones tributarias.

En el entorno doméstico, ministros del más alto nivel y seriamente cuestionados por los resultados de su gestión, afirman que la organización de las marchas sociales provienen: del Foro de Säo paulo, del castro-chavismo y recientemente  por la intervención de China y Rusia en los asuntos internos de la nación.

En este último punto, lo que parece ser más razonable es que producto de la guerra comercial, principalmente, entre USA y China, dando como resultado tempestades, por la incertidumbre comercial, al interior de la OMC - Organización Mundial de Comercio, con sede en Suiza.

Frente a tal situación y buscando el reacomodo de sus exportaciones - potencias como China y la Federación Rusa, buscan una salida, a nuevos mercados en países ricos en recursos naturales no renovables.

Lo anterior generó el interés, de esas dos súper potencias por participar en nuevos y lucrativos mercados que atraen capitales para la inversión en países como: Colombia, Ecuador, Bolivia, Chile, Venezuela, Brasil y Centroamérica.

La protesta social en nuestro país, e independiente de las variables externas antes expuestas, está relacionada directamente, con las pretensiones del gobierno de Duque: de adelantar, mediante “el paquetazo” reformas políticas, tributarias, laborales y de pensiones.

Más el incumplimiento a lo acordado, desde el pasado, con los estudiantes que demandan recursos para la educación superior, la implementación de políticas en contravía de su agenda ambiental como la fracturación hidráulica para extraer gas y petróleo; el diseño de la economía naranja pretexto para incluir allí empresas en el regresivo esquema de tributación; más el sistemático asesinato de Indígenas, líderes sociales y excombatientes.

Y como si lo anterior fuera poco, su férrea oposición política - que propone nuevos  acuerdos con legalidad - a la implementación de los acuerdos de paz de 2016; y los reparos a la aplicabilidad de la JEP (Justicia Especial para la Paz) todo bajo el ideario de la doctrina uribista.

En medio de la coyuntura actual, el tema del salario mínimo legal, se convirtió en otro caballo de batalla para exigir reivindicaciones sociales; ya que se espera - acordado o impuesto por decreto - sea digno y visto, no como un costo laboral por parte del empresario, como una inversión con responsabilidad social y ambiental, y motor de crecimiento que mejore la calidad de vida del trabajador.

También argumentan que si el incremento del salario mínimo va más allá del 5% tendrá consecuencias negativas y de alto impacto fiscal por el mayor costo de los salarios que afectaría el empleo y a su vez la informalidad; igual señalan que las personas ocupadas en el país son 22.18 millones; de esas 2.6 millones devengan el mínimo y 10.5 millones por encima de este. ¿Importan más, para las estadísticas de los tecnócratas, los que están por encima del salario mínimo?

Niegan el “paquetazo” argumentando que es un invento de la oposición, y que las exenciones de impuestos, están dirigidas a favorecer a los micros, mini, pequeñas y medianas empresas; haciéndolas más rentables. ¿Intentan burlarse de la inteligencia, de la para ellos, oposición irreflexiva?

A la vez, esta semana, los representante de la marcha social y los académicos, en vivo, insistieron en la propuesta inamovible del salario mínimo integral que pretenden sea de $1 millón de pesos; esperando, hacia futuras negociaciones, que en el mediano plazo se convierta, en política pública salarial, en un salario decente.

Cifra que según las proyecciones no tendrá incidencia en la situación de informalidad laboral del país y mucho menos de su ilegalidad, como la quiere hacer ver el gobierno y sus representantes.

Con la actual propuesta de reforma tributaria, de aprobarse, está muy claro que generará más desigualdad por cuanto le disminuye los impuestos, por valor  9 billones de pesos, a los más ricos; reduciendo, de esta manera el recaudo para la nación.

Lo perverso de dichas exenciones tributarias, es que no se traducen en nuevos empleos, como lo plantea la norma; lo que si hará es disminuir, por menor recaudo, los beneficios de la política social en educación, salud, vivienda, infraestructura rural, agua potable y subsidios entre otros,  a los más pobres.

La reforma tributaria como está concebida es regresiva porque castiga el consumo del 95% de la población, ya que los impuestos van a gravar a la clase media y pobre; y privilegia al 5% de los más poderosos continuando con la concentración del capital en unas pocas manos. 

En este primer análisis, según nuestra opinión, y frente a la ecuación de la demanda de bienes y servicios; hay especialmente dos (2) variables a considerar, dejando constante las otras como el ahorro, inversión, gasto, y la balanza comercial.

La primera está claro que la reforma ataca el consumo – porque el salario no crece en la misma proporción que debería ser para mejorar la calidad de vida del trabajador formal.

Lo que obliga al consumidor de bienes y servicios, a endeudarse vía tarjetas de crédito, entonces la variable crecimiento del 3.3% no refleja la realidad sobre la capacidad de compra que genera el salario mínimo.

La segunda variable, no es una teoría económica, son las remesas que llegan del exterior; lo que inicialmente quería gravar la reforma tributaria, al proponer IVA a los productos de la canasta familiar, remesas que en su mayoría son destinadas a la adquisición de bienes y servicios de consumo masivo en tiendas, supermercados de comuna y grandes superficies y pocas veces hacia la vivienda o cualquier otro tipo de inversión en bienes de capital o activos fijos.

La informalidad debe de ser vista, así lo muestran los defensores del gobierno, no como un problema derivado del incremento del salario mínimo, sino como el resultado de la incapacidad de los empresarios para generan más empleo productivo.

Lo anterior se corrobora, con recientes estudios que indican que la actual capacidad de planta instalada está utilizada solo en el 60%; lo que se resume en la falta de creatividad, innovación y emprendimiento en el actual modelo productivo; cargado de protecciones, que lo hace poco competitivo, por parte del estado.

En el segundo análisis se considera que si aumentan, en la proporción correcta, los salarios, aumenta la capacidad de compra y de ahorro, lo que a su vez aumentará la inversión de las familias, disminuyendo la brecha entre ricos y pobres y estos a su vez frente a los niveles de miseria.

El desequilibrio se presenta cuando aumenta el consumo, vía salarios o remesas, la producción  no satisfacen esa nueva demanda, generando inflación, debiendo aumentar las importaciones y sus efectos sobre una balanza comercial deficitaria.

En todos los casos, el crecimiento el IPC (Índice de precios al consumidor) o inflacíon es más alta en las tiendas de barrio que venden al fiado, que la inflación soportada por aquellos consumidores con altísima capacidad de compra.

En todos los casos es obligatoriedad del Estado mejorar la productividad, ante la incapacidad de la poderosa empresa privada, cuyo ahorro vía exención de impuestos (acumulado que asciende 14 billones de pesos anuales)  generalmente va a parar a los paraísos fiscales. Amanecerá y veremos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario