La protesta social, hay que
entenderla, como el último libre albedrío que tiene el ciudadano del común: Estudiantes, adultos
mayores, adultos jóvenes desempleados y/o en situación de informalidad; marchas
en especial que van de la mano del colectivo de mujeres que, con estatura
intelectual, demandan justicia, imparcialidad e igualdad de oportunidades.
Analicemos inicialmente la
supuesta conspiración internacional y para desvirtuarla recordemos la historia
reciente…El ciclo de los eventos – marchas y protestas - da comienzo con el presidente
francés y copríncipe de andorra; el político Emmanuel Jean-Michel Frédéric
Macron; que fue miembro de la junta directiva del banco francés Rothschild & Cie, apellido asociado como la sociedad
Baviera de los Illuminati y supuestamente
responsables de la revolución francesa.
Opuestos a la influencia de la iglesia y
a los abusos de poder del estado y más recientemente coligados a la
francmasonería, es la organización secreta más poderosa del mundo que aboga por
la creación de un nuevo orden mundial; a través, entre otras, de Instituciones
como el FMI y la OCDE.
Macron como gobernante de los franceses, guardando lealtad para con sus
mentores, desde el comienzo de su mandato adelantó transformaciones en las
Instituciones Económicas como: exención de impuestos a los poderosos y una reforma
pensional a la clase media y pobre de su país; lo que le generó y le sigue creando
enormes protestas sociales por parte del Movimiento de los Chalecos Amarillos;
aunque siempre los percibo verdes.
Movimiento que se extendió a países como: Bélgica, Países bajos,
Alemania, Italia y España, aunque en menor medida, agitaron sus bases sociales,
donde el salario mínimo ronda, en promedio, los $2.000 euros. Haga la
conversión.
Igual le sucedió, intentando reformas al estado, al presidente de chile,
el Ingeniero comercial, Miguel Juan Sebastián Piñera Echenique; y lo mismo
sucede con nuestro presidente, el abogado y escritor Iván Duque Márquez y su paquete
de reformas y exenciones tributarias.
En el entorno doméstico,
ministros del más alto nivel y seriamente cuestionados por los resultados de su
gestión, afirman que la organización de las marchas sociales provienen: del
Foro de Säo paulo, del castro-chavismo y recientemente por la intervención de China y Rusia en los
asuntos internos de la nación.
En este último punto, lo que
parece ser más razonable es que producto de la guerra comercial,
principalmente, entre USA y China, dando como resultado tempestades, por la incertidumbre
comercial, al interior de la OMC - Organización Mundial de Comercio, con sede
en Suiza.
Frente a tal situación y buscando
el reacomodo de sus exportaciones - potencias como China y la Federación Rusa, buscan
una salida, a nuevos mercados en países ricos en recursos naturales no renovables.
Lo anterior generó el interés,
de esas dos súper potencias por participar en nuevos y lucrativos mercados que
atraen capitales para la inversión en países como: Colombia, Ecuador, Bolivia,
Chile, Venezuela, Brasil y Centroamérica.
La protesta social en
nuestro país, e independiente de las variables externas antes expuestas, está
relacionada directamente, con las pretensiones del gobierno de Duque: de
adelantar, mediante “el paquetazo” reformas políticas, tributarias, laborales
y de pensiones.
Más el incumplimiento a lo
acordado, desde el pasado, con los estudiantes que demandan recursos para la
educación superior, la implementación de políticas en contravía de su agenda
ambiental como la fracturación hidráulica para extraer gas y petróleo; el
diseño de la economía naranja pretexto para incluir allí empresas en el regresivo
esquema de tributación; más el sistemático asesinato de Indígenas, líderes
sociales y excombatientes.
Y como si lo anterior fuera
poco, su férrea oposición política - que propone nuevos acuerdos con legalidad - a la implementación
de los acuerdos de paz de 2016; y los reparos a la aplicabilidad de la JEP
(Justicia Especial para la Paz) todo bajo el ideario de la doctrina uribista.
En medio de la coyuntura actual,
el tema del salario mínimo legal, se convirtió en otro caballo de batalla para
exigir reivindicaciones sociales; ya que se espera - acordado o impuesto por
decreto - sea digno y visto, no como un costo laboral por parte del empresario, como una inversión con responsabilidad social y ambiental, y motor de
crecimiento que mejore la calidad de vida del trabajador.
También argumentan que si el
incremento del salario mínimo va más allá del 5% tendrá consecuencias negativas
y de alto impacto fiscal por el mayor costo de los salarios que afectaría el
empleo y a su vez la informalidad; igual señalan que las personas ocupadas en
el país son 22.18 millones; de esas 2.6 millones devengan el mínimo y 10.5
millones por encima de este. ¿Importan más, para las estadísticas de los tecnócratas,
los que están por encima del salario mínimo?
Niegan el “paquetazo” argumentando
que es un invento de la oposición, y que las exenciones de impuestos, están
dirigidas a favorecer a los micros, mini, pequeñas y medianas empresas; haciéndolas
más rentables. ¿Intentan burlarse de la inteligencia, de la para ellos, oposición
irreflexiva?
A la vez, esta semana, los
representante de la marcha social y los académicos, en vivo, insistieron en la
propuesta inamovible del salario mínimo integral que pretenden sea de $1 millón de pesos; esperando, hacia futuras negociaciones, que en el mediano plazo se convierta, en política pública salarial, en un
salario decente.
Cifra que según las
proyecciones no tendrá incidencia en la situación de informalidad laboral del
país y mucho menos de su ilegalidad, como la quiere hacer ver el gobierno y sus
representantes.
Con la actual propuesta de
reforma tributaria, de aprobarse, está muy claro que generará más desigualdad
por cuanto le disminuye los impuestos, por valor 9 billones de pesos, a los más ricos; reduciendo, de esta manera el recaudo para la nación.
Lo perverso de dichas
exenciones tributarias, es que no se traducen en nuevos empleos, como lo plantea la
norma; lo que si hará es disminuir, por menor recaudo, los beneficios de la política social en educación,
salud, vivienda, infraestructura rural, agua potable y subsidios entre otros, a los más pobres.
La reforma tributaria como
está concebida es regresiva porque castiga el consumo del 95% de la población, ya que los impuestos van a gravar a la clase media y pobre; y privilegia al 5% de los más
poderosos continuando con la concentración del capital en
unas pocas manos.
En este primer análisis,
según nuestra opinión, y frente a la ecuación de la demanda de bienes y
servicios; hay especialmente dos (2) variables a considerar, dejando constante las
otras como el ahorro, inversión, gasto, y la balanza comercial.
La primera está claro que la
reforma ataca el consumo – porque el salario no crece en la misma proporción
que debería ser para mejorar la calidad de vida del trabajador formal.
Lo que obliga al consumidor
de bienes y servicios, a endeudarse vía tarjetas de crédito, entonces la
variable crecimiento del 3.3% no refleja la realidad sobre la capacidad de compra
que genera el salario mínimo.
La segunda variable, no es
una teoría económica, son las remesas que llegan del exterior; lo que
inicialmente quería gravar la reforma tributaria, al proponer IVA a los
productos de la canasta familiar, remesas que en su mayoría son destinadas a la
adquisición de bienes y servicios de consumo masivo en tiendas, supermercados de
comuna y grandes superficies y pocas veces hacia la vivienda o cualquier otro
tipo de inversión en bienes de capital o activos fijos.
La informalidad debe de ser
vista, así lo muestran los defensores del gobierno, no como un problema
derivado del incremento del salario mínimo, sino como el resultado de la
incapacidad de los empresarios para generan más empleo productivo.
Lo anterior se corrobora, con recientes estudios que indican que la actual capacidad de planta instalada está
utilizada solo en el 60%; lo que se resume en la falta de creatividad, innovación
y emprendimiento en el actual modelo productivo; cargado de protecciones, que
lo hace poco competitivo, por parte del estado.
En el segundo análisis se
considera que si aumentan, en la proporción correcta, los salarios, aumenta la
capacidad de compra y de ahorro, lo que a su vez aumentará la inversión de las
familias, disminuyendo la brecha entre ricos y pobres y estos a su vez frente a
los niveles de miseria.
El desequilibrio se presenta
cuando aumenta el consumo, vía salarios o remesas, la producción no satisfacen esa nueva demanda, generando
inflación, debiendo aumentar las importaciones y sus efectos sobre una balanza comercial deficitaria.
En todos los casos, el
crecimiento el IPC (Índice de precios al consumidor) o inflacíon es más alta en las tiendas
de barrio que venden al fiado, que la inflación soportada por aquellos consumidores con altísima capacidad
de compra.
En todos los casos es
obligatoriedad del Estado mejorar la productividad, ante la incapacidad de la poderosa empresa privada, cuyo ahorro vía exención de impuestos (acumulado que asciende
14 billones de pesos anuales)
generalmente va a parar a los paraísos fiscales. Amanecerá y veremos.
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