“Hicimos
una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos
dispuestos a reparar el daño que les causamos”
EL ENEMIGO QUE AFECTA A TODOS
Hoy
más que nunca debemos llamar a la reflexión sobre la sintomatología, como toda
enfermedad tiene sus causas y sus consecuencias, de los padecimientos
psicosomáticos que con mayor frecuencia presentan los enfermos alcohólicos.
De
igual manera reforzar aquella verdad, no revelada, sino comprobada sobre esta
vieja pandemia que ha reclamado, y seguirá reclamando, la vida de cientos de
millones de personas, a nivel global.
La
que no tiene preferencia por: edad, raza, sexo, escolaridad, religiosidad,
condición socioeconómica, ocupación y orientación política o sexual.
Tambien lo
anterior significa que ninguna de las anteriores clasificaciones o la negación de alguna, o algunas, de ellas; determina que
el sujeto caiga, o no, – léase éstos últimos, bebedores sociales - en esa fase
de no poder controlar el consumo del alcohol o de cualquier otra sustancia
psicoactiva.
LOS
PRECURSORES DE UNA, O MÁS, ADICCIÓN
De
lo que si hay mucha literatura al respecto es sobre la posible asociación,
entre las múltiples clasificaciones y presentaciones de otras sustancias
psicoactivas; en el sentido que el consumo de la primera conlleva buscar
experimentar con otro tipo de droga más “dura”. Aunque no es una constante.
Citemos
ejemplos en orden ascendente: tabaco, alcohol, cocaína (blanca o rosada),
heroína y metanfetaminas entre otras. Es decir, se da inicio con un cigarrillo
y se termina en heroína o metanfetaminas.
Ya
que todas inicialmente generan una sensación de bienestar, como componente psicológico,
y posteriormente como dependencia física, donde la abstinencia, en fase avanzada, ocasiona trastornos
físicos y psicológicos.
UN
SUCESO EJEMPLARIZANTE
A
la mitad de la semana que hoy termina, sin afectar el raiting por la salida en
falso de Carrasquilla por aquello que sus huevos valen 150 pesos y de convertirse
en el hazmerreír de 50 millones de colombianos.
Fue
la bochornosa, en el país de la doble moral, escena del comunicador social y
parlamentario Armando Alberto Benedetti Villaneda; con amplia trayectoria en la
vida política nacional, primero militó en el Partido Liberal; de ahí se fugó
al, hoy en crisis, Partido de la U.
Y
desde hace poco es miembro activo de Colombia Humana, donde tal parece ya ha
tenido desencuentros, con sus pares, por su fuerte temperamento; lo que pone en
duda su estabilidad emocional.
Por
aquello que, en medio de su ejercicio como parlamentario, fue sorprendido
consumiendo licor; lo que podría significar una pérdida momentánea del sano
juicio.
Por
aquello que, es posible, su subconsciente – léase el otro yo - no lo alertara que
estaba trabajando – léase por los intereses superiores de la patria – y no en
una reunión social donde hay espacio para el consumo de licor, la francachela y
la comilona.
Lo
que más sorprende es que supuestamente estaba solo, en actividades laborales; posiblemente
en horas de la mañana igual el reproche si hubiera sido en la tarde. Lo
anterior, coincidencialmente, nos lleva a reforzar el asunto que nos ocupa hoy.
EL
TEST PARA ALCOHÓLICOS
Antes de entrar en el detalle, recordemos cuatro preguntas que hacen parte de un test, de doce, que se le formula al iniciado para determinar si tiene, o no, un serio problema alcohólico
- ¿Le molestan los consejos de otras personas que han tratado de convencerle que deje de beber?
- ¿Ha
bebido alguna vez por la mañana durante el último año?
- ¿Ha
faltado a su trabajo el último año a causa de la bebida?
- ¿Ha
tenido alguna vez “lagunas mentales” a causa de la bebida?
Si
bien es cierto ese episodio tuvo repercusiones a nivel político, por aquello de
la supuesta dignidad, del cargo, que representa; no cabe duda que, y más allá
de la doble moral de nuestra sociedad, el consumo de alcohol en Colombia se
convirtió hace mucho tiempo en un grave problema de salud pública.
UN
MAL TOLERADO POR EL GOBIERNO Y ACEPTADO POR LA SOCIEDAD DE CONSUMO
Problema
al que no se le ha buscado una solución, desde la prevención, por aquello que,
vía impuestos, le representan cuantiosos ingresos; que se supone son destinados,
en su totalidad, al sector salud.
Hoy
también sumida en una enorme crisis por aquello del pésimo manejo – léase dilapidados en corrupción: beneficiarios que no existen y los que tienen que ver con el ingreso
solidario entre muchos otros desagües - de esos recursos.
EL
OCTAVO (8) PASO
Entrando
en materia, el octavo paso es definitivo en el camino de la recuperación del borracho;
que, para su propio bien, ha tomado la decisión de declararse enfermo
alcohólico. A los que la mayoría, se les hace difícil aceptar.
Donde
todo dio comienzo cuando tuvo el valor de mirarse en el espejo de su propia y
caótica realidad; cuando por fin empezó a dedicarse un buen tiempo para conocerse
a sí mismo; desde tus virtudes y defectos de carácter.
Para así poder empezar a enfrentar esa cruel situación que vivía o que vive; donde casi todo giraba alrededor del litro de licor; situación que obstinadamente negaba.
Luego de aceptarlo y con el apoyo, en ese despertar espiritual, que proviene de un ser superior e independiente de cómo, cada uno, lo conciba; válido para los ateos, ya que se ocupan de negar su existencia; lo que en sí mismo es ya una contradicción.
LOS
PRINCIPALES DETONANTES
Lo
anterior se logra, no de la mano de la ARROGANCIA Y LA MENTIRA, sino de
reconocer que había fallado la fuerza de voluntad, o a lo mejor ya no la tenía;
por aquello que el testimonio con el vaso de licor, en la mano, ya habla mucho
del borracho empedernido.
Al
punto que todo y lentamente hacía crisis en esa frágil personalidad por aquello
que de nuevo le atormentaba: el miedo, temor, angustia, ira, celos y rencor
para consigo mismo y el mundo que le rodea.
Afectando
de manera directa, primero, a sus seres más queridos: padres, hermanos,
esposas, hijos; y luego con los compañeros de trabajo y sociedad en general.
NADIE
ESTÁ A SALVO
Una
vez allí, en la cloaca del alcohol, nadie está a salvo por aquello que antiguos
borrachines después de haber manifestado, abiertamente, haber abandonado la
bebida por más de 20 años.
Después
de algunas copas, en medio de alguna ingenua celebración, la siguiente mañana se
levantan en medio de un aterrador guayabo e ingenuamente decidía, en esa
ocasión, no volver a tomar; cuando para la generalidad, en realidad, era demasiado tarde; por
aquello que no pueden volver a la sobriedad. Casos abundan.
FALSA
ABSTINENCIA
Lo
anterior significa que con la “forzada abstinencia” no basta; ya que por algún
hecho circunstancial repentinamente puedes enfrentar una crisis emocional o
económica.
El
grave error radica en buscar refugio, de nuevo, en la copa; ya que, una sola, puede desatar
episodios de borracheras sinfín que muchas veces llevan a la cárcel, hospital o
al cementerio y seguramente al fracaso personal y profesional.
La
generalidad de los casos sobreviven, por algún tiempo, con serios problemas de salud; con patologías que no se detectan sino hasta cuando ya han hecho
el suficiente daño colateral.
Y
la enfermedad ha llegado a una fase crónica que se manifiesta con una merma en la capacidad productiva, calidad de vida y la disminución de la expectativa de
vida.
Y
de la pérdida definitiva de la oportunidad de disfrutar de una manera serena y sana y de
vivir en una comunidad que añora la paz y la prosperidad; es
decir, con el tiempo, se convierte en un estorbo no solo para su familia, sino
la sociedad en general.
LAS
SECUELAS EMOCIONALES
En
este punto es bueno recordar las secuelas emocionales derivadas de un eterno guayabo
espiritual; por aquello que, en general, son seres amargados y dominados por la
soberbia, ira, envidia, pereza, gula, lujuria y avaricia,
Sentimientos
que afectan – léase enfermedades psicosomáticas - de manera directa al: riñón, corazón,
páncreas, pulmones, hígado, retina, colon y órganos reproductores entre otros.
PERDONAR
PARA VIVIR EN PAZ
El
octavo paso envía un claro mensaje… perdonémonos, pidamos perdón y perdonemos a
todas aquellas personas que fueron víctimas de nuestros errores, inclusive a
todos aquellos seres que son igual, o más, tóxicos; de los que, cada
vez que pueden, recibes agresiones físicas o psicológicas. El poder de evitarlo
está en ti, no en los demás.
No
podemos negar que este paso es tremendamente difícil y exige mucho conocimiento
de sí mismo y del valor para enfrentar una cruda realidad que no lo debe afectar más.
ELABORAR
UN LISTADO DE LAS VÍCTIMAS
¿Cómo
así que en este paso tenemos que elaborar una lista de las personas que han
sido “víctimas” - o se han hecho víctimas por aquello que en sí mismas son
iguales o peores – para buscarlas y pedirles perdón?
En
este punto, es echar mano, para nuestro beneficio, de la humildad; en el sentido
de controlar el ansia de enfrentar la posibilidad de ser rechazado o agredido
física o psicológicamente.
Seguramente
con el convencimiento que, en algunas ocasiones, te lo mereces; por ello hay que
tener decisión y valor si quieres sanar definitivamente y soltar esa pesada
carga emocional.
PAZ
Y TRANQUILIDAD
Con
este gran paso lo que se busca es vivir en paz y tranquilidad consigo mismo; y de
ser posible, no siempre necesario, con los semejantes y seres queridos que están
cerca o lejos de nosotros.
La
guía práctica y durante este paso número ocho, invita a detenida y serenamente
mirar hacia el pasado e intentar recordar por qué motivo les hicimos
daño; y si se lo merecían, o no.
Tomar
papel y lápiz y elaborar una lista de las víctimas que sucumbieron física y
emocionalmente ante nuestro orgullo y soberbia principalmente; esa es la tarea a realizar.
Seguidamente
perdonarnos por las acciones cometidas y perdonar a todos aquellos que a manera
de desafío y enfrentándonos lograron hacernos daño tanto física como espiritualmente.
Siempre como testamento el perdón.
Pero
lo más importante de todo es reparar el daño causado a aquellas personas que
terminaron sufriendo las consecuencias de sentirnos amos y señores del mundo.
SABER
REPARAR
Surge
la pregunta… ¿Cómo reparo? Lo primero que hay que enfatizar es que la
reparación no significa “comprar” o “indemnizar” económicamente a la persona
afectada.
Ese
es un grave error que la mayoría comenten; ya que después de agredir
físicamente y verbalmente; intentando tasar el mal hecho tienden a reparar el
daño obsequiando cosas materiales.
Como
almuerzos, tecnología, joyas, vehículos y viajes entre otros; ya que es muy posible
que lo único que obtengas, del doliente, es que audazmente, pretendan
controlarte para intentar manipularte.
Por
aquello que toda acción tuya conlleva una reacción de la “posible víctima” que
termina interesada en sacar siempre provecho de una agresión.
Con
el transcurrir del tiempo, como ninguno ha sanado, de nuevo estalla el ruido y el
caos con consecuencias impredecibles, que repetimos, pueden llevar a, alguien, uno
de estos tres destinos: la cárcel, hospital o el cementerio.
CERRANDO
CICLOS
Otro
tipo de alcohólicos, por el contrario, asumen una posición hipócrita y a la
defensiva donde el victimario, que es él mismo, se convierte en víctima.
Generando
circuitos de resentimiento hacia aquellas personas que se han sentido atacadas
física o psicológicamente; cuando en realidad lo único que han hecho, en justa
reacción de supervivencia, fue solo defenderse.
La
única y sincera búsqueda de tranquilidad espiritual, para consigo mismo, y la
mejor manera de reconstruir relaciones rotas o deterioradas es acudir
humildemente a realizar un honesto acto de arrepentimiento; para luego pedir honradamente
perdón a todas las personas afectadas.
Dadas
las circunstancias y antecedentes, es también la urgente necesidad de alejarse
definitivamente, si buscas tu paz espiritual; de todas aquellas personas, que es
más el daño que te pueden causar estando cerca; y con las que definitivamente es
imposible encontrar serenidad.
En
todos los casos, la estrategia, el único camino, es empezar lentamente a reconstruir
puentes de comunicación, con los que sea posible con nuestros familiares,
amigos y/o conocidos. Amanecerá y veremos.