sábado, 24 de abril de 2021

LOS DOCE PASOS DE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS - OCTAVO PASO

 

“Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos”

EL ENEMIGO QUE AFECTA A TODOS

Hoy más que nunca debemos llamar a la reflexión sobre la sintomatología, como toda enfermedad tiene sus causas y sus consecuencias, de los padecimientos psicosomáticos que con mayor frecuencia presentan los enfermos alcohólicos.

De igual manera reforzar aquella verdad, no revelada, sino comprobada sobre esta vieja pandemia que ha reclamado, y seguirá reclamando, la vida de cientos de millones de personas, a nivel global.

La que no tiene preferencia por: edad, raza, sexo, escolaridad, religiosidad, condición socioeconómica, ocupación y orientación política o sexual.

Tambien lo anterior significa que ninguna de las anteriores clasificaciones o la negación de alguna, o algunas, de ellas; determina que el sujeto caiga, o no, – léase éstos últimos, bebedores sociales - en esa fase de no poder controlar el consumo del alcohol o de cualquier otra sustancia psicoactiva.  

LOS PRECURSORES DE UNA, O MÁS, ADICCIÓN

De lo que si hay mucha literatura al respecto es sobre la posible asociación, entre las múltiples clasificaciones y presentaciones de otras sustancias psicoactivas; en el sentido que el consumo de la primera conlleva buscar experimentar con otro tipo de droga más “dura”. Aunque no es una constante.

Citemos ejemplos en orden ascendente: tabaco, alcohol, cocaína (blanca o rosada), heroína y metanfetaminas entre otras. Es decir, se da inicio con un cigarrillo y se termina en heroína o metanfetaminas.

Ya que todas inicialmente generan una sensación de bienestar, como componente psicológico, y posteriormente como dependencia física, donde la abstinencia, en fase avanzada, ocasiona trastornos físicos y psicológicos.

UN SUCESO EJEMPLARIZANTE

A la mitad de la semana que hoy termina, sin afectar el raiting por la salida en falso de Carrasquilla por aquello que sus huevos valen 150 pesos y de convertirse en el hazmerreír de 50 millones de colombianos.

Fue la bochornosa, en el país de la doble moral, escena del comunicador social y parlamentario Armando Alberto Benedetti Villaneda; con amplia trayectoria en la vida política nacional, primero militó en el Partido Liberal; de ahí se fugó al, hoy en crisis, Partido de la U.

Y desde hace poco es miembro activo de Colombia Humana, donde tal parece ya ha tenido desencuentros, con sus pares, por su fuerte temperamento; lo que pone en duda su estabilidad emocional.

Por aquello que, en medio de su ejercicio como parlamentario, fue sorprendido consumiendo licor; lo que podría significar una pérdida momentánea del sano juicio.

Por aquello que, es posible, su subconsciente – léase el otro yo - no lo alertara que estaba trabajando – léase por los intereses superiores de la patria – y no en una reunión social donde hay espacio para el consumo de licor, la francachela y la comilona.

Lo que más sorprende es que supuestamente estaba solo, en actividades laborales; posiblemente en horas de la mañana igual el reproche si hubiera sido en la tarde. Lo anterior, coincidencialmente, nos lleva a reforzar el asunto que nos ocupa hoy.

EL TEST PARA ALCOHÓLICOS

Antes de entrar en el detalle, recordemos cuatro preguntas que hacen parte de un test, de doce, que se le formula al iniciado para determinar si tiene, o no, un serio problema alcohólico

 - ¿Le molestan los consejos de otras personas que han tratado de convencerle que deje de beber?

 - ¿Ha bebido alguna vez por la mañana durante el último año?

 - ¿Ha faltado a su trabajo el último año a causa de la bebida?

 - ¿Ha tenido alguna vez “lagunas mentales” a causa de la bebida?

Si bien es cierto ese episodio tuvo repercusiones a nivel político, por aquello de la supuesta dignidad, del cargo, que representa; no cabe duda que, y más allá de la doble moral de nuestra sociedad, el consumo de alcohol en Colombia se convirtió hace mucho tiempo en un grave problema de salud pública.

UN MAL TOLERADO POR EL GOBIERNO Y ACEPTADO POR LA SOCIEDAD DE CONSUMO

Problema al que no se le ha buscado una solución, desde la prevención, por aquello que, vía impuestos, le representan cuantiosos ingresos; que se supone son destinados, en su totalidad, al sector salud.

Hoy también sumida en una enorme crisis por aquello del pésimo manejo – léase dilapidados en corrupción: beneficiarios que no existen y los que tienen que ver con el ingreso solidario entre muchos otros desagües - de esos recursos.

EL OCTAVO (8) PASO

Entrando en materia, el octavo paso es definitivo en el camino de la recuperación del borracho; que, para su propio bien, ha tomado la decisión de declararse enfermo alcohólico. A los que la mayoría, se les hace difícil aceptar.

Donde todo dio comienzo cuando tuvo el valor de mirarse en el espejo de su propia y caótica realidad; cuando por fin empezó a dedicarse un buen tiempo para conocerse a sí mismo; desde tus virtudes y defectos de carácter.

Para así poder empezar a enfrentar esa cruel situación que vivía o que vive; donde casi todo giraba alrededor del litro de licor; situación que obstinadamente negaba.

Luego de aceptarlo y con el apoyo, en ese despertar espiritual, que proviene de un ser superior e independiente de cómo, cada uno, lo conciba; válido para los ateos, ya que se ocupan de negar su existencia; lo que en  mismo es ya una contradicción.

LOS PRINCIPALES DETONANTES

Lo anterior se logra, no de la mano de la ARROGANCIA Y LA MENTIRA, sino de reconocer que había fallado la fuerza de voluntad, o a lo mejor ya no la tenía; por aquello que el testimonio con el vaso de licor, en la mano, ya habla mucho del borracho empedernido.

Al punto que todo y lentamente hacía crisis en esa frágil personalidad por aquello que de nuevo le atormentaba: el miedo, temor, angustia, ira, celos y rencor para consigo mismo y el mundo que le rodea.

Afectando de manera directa, primero, a sus seres más queridos: padres, hermanos, esposas, hijos; y luego con los compañeros de trabajo y sociedad en general.

NADIE ESTÁ A SALVO

Una vez allí, en la cloaca del alcohol, nadie está a salvo por aquello que antiguos borrachines después de haber manifestado, abiertamente, haber abandonado la bebida por más de 20 años.

Después de algunas copas, en medio de alguna ingenua celebración, la siguiente mañana se levantan en medio de un aterrador guayabo e ingenuamente decidía, en esa ocasión, no volver a tomar; cuando para la generalidad, en realidad, era demasiado tarde; por aquello que no pueden volver a la sobriedad. Casos abundan.

FALSA ABSTINENCIA

Lo anterior significa que con la “forzada abstinencia” no basta; ya que por algún hecho circunstancial repentinamente puedes enfrentar una crisis emocional o económica.

El grave error radica en buscar refugio, de nuevo, en la copa; ya que, una sola, puede desatar episodios de borracheras sinfín que muchas veces llevan a la cárcel, hospital o al cementerio y seguramente al fracaso personal y profesional.

La generalidad de los casos sobreviven, por algún tiempo, con serios problemas de salud; con patologías que no se detectan sino hasta cuando ya han hecho el suficiente daño colateral.

Y la enfermedad ha llegado a una fase crónica que se manifiesta con una merma en la capacidad productiva, calidad de vida y la disminución de la expectativa de vida.

Y de la pérdida definitiva de la oportunidad de disfrutar de una manera serena y sana y de vivir en una comunidad que añora la paz y la prosperidad; es decir, con el tiempo, se convierte en un estorbo no solo para su familia, sino la sociedad en general.

LAS SECUELAS EMOCIONALES

En este punto es bueno recordar las secuelas emocionales derivadas de un eterno guayabo espiritual; por aquello que, en general, son seres amargados y dominados por la soberbia, ira, envidia, pereza, gula, lujuria y avaricia, 

Sentimientos que afectan – léase enfermedades psicosomáticas - de manera directa al: riñón, corazón, páncreas, pulmones, hígado, retina, colon y órganos reproductores entre otros.

PERDONAR PARA VIVIR EN PAZ

El octavo paso envía un claro mensaje… perdonémonos, pidamos perdón y perdonemos a todas aquellas personas que fueron víctimas de nuestros errores, inclusive a todos aquellos seres que son igual, o más, tóxicos; de los que, cada vez que pueden, recibes agresiones físicas o psicológicas. El poder de evitarlo está en ti, no en los demás.

No podemos negar que este paso es tremendamente difícil y exige mucho conocimiento de sí mismo y del valor para enfrentar una cruda realidad que no lo debe afectar más.

ELABORAR UN LISTADO DE LAS VÍCTIMAS

¿Cómo así que en este paso tenemos que elaborar una lista de las personas que han sido “víctimas” - o se han hecho víctimas por aquello que en sí mismas son iguales o peores – para buscarlas y pedirles perdón?

En este punto, es echar mano, para nuestro beneficio, de la humildad; en el sentido de controlar el ansia de enfrentar la posibilidad de ser rechazado o agredido física o psicológicamente.

Seguramente con el convencimiento que, en algunas ocasiones, te lo mereces; por ello hay que tener decisión y valor si quieres sanar definitivamente y soltar esa pesada carga emocional.

PAZ Y TRANQUILIDAD

Con este gran paso lo que se busca es vivir en paz y tranquilidad consigo mismo; y de ser posible, no siempre necesario, con los semejantes y seres queridos que están cerca o lejos de nosotros.

La guía práctica y durante este paso número ocho, invita a detenida y serenamente mirar hacia el pasado e intentar recordar por qué motivo les hicimos daño; y si se lo merecían, o no.

Tomar papel y lápiz y elaborar una lista de las víctimas que sucumbieron física y emocionalmente ante nuestro orgullo y soberbia principalmente; esa es la tarea a realizar.

Seguidamente perdonarnos por las acciones cometidas y perdonar a todos aquellos que a manera de desafío y enfrentándonos lograron hacernos daño tanto física como espiritualmente. Siempre como testamento el perdón.

Pero lo más importante de todo es reparar el daño causado a aquellas personas que terminaron sufriendo las consecuencias de sentirnos amos y señores del mundo.

SABER REPARAR

Surge la pregunta… ¿Cómo reparo? Lo primero que hay que enfatizar es que la reparación no significa “comprar” o “indemnizar” económicamente a la persona afectada.

Ese es un grave error que la mayoría comenten; ya que después de agredir físicamente y verbalmente; intentando tasar el mal hecho tienden a reparar el daño obsequiando cosas materiales.

Como almuerzos, tecnología, joyas, vehículos y viajes entre otros; ya que es muy posible que lo único que obtengas, del doliente, es que audazmente, pretendan controlarte para intentar manipularte.

Por aquello que toda acción tuya conlleva una reacción de la “posible víctima” que termina interesada en sacar siempre provecho de una agresión.

Con el transcurrir del tiempo, como ninguno ha sanado, de nuevo estalla el ruido y el caos con consecuencias impredecibles, que repetimos, pueden llevar a, alguien, uno de estos tres destinos: la cárcel, hospital o el cementerio.

CERRANDO CICLOS

Otro tipo de alcohólicos, por el contrario, asumen una posición hipócrita y a la defensiva donde el victimario, que es él mismo, se convierte en víctima.

Generando circuitos de resentimiento hacia aquellas personas que se han sentido atacadas física o psicológicamente; cuando en realidad lo único que han hecho, en justa reacción de supervivencia, fue solo defenderse.

La única y sincera búsqueda de tranquilidad espiritual, para consigo mismo, y la mejor manera de reconstruir relaciones rotas o deterioradas es acudir humildemente a realizar un honesto acto de arrepentimiento; para luego pedir honradamente perdón a todas las personas afectadas.

Dadas las circunstancias y antecedentes, es también la urgente necesidad de alejarse definitivamente, si buscas tu paz espiritual; de todas aquellas personas, que es más el daño que te pueden causar estando cerca; y con las que definitivamente es imposible encontrar serenidad.

En todos los casos, la estrategia, el único camino, es empezar lentamente a reconstruir puentes de comunicación, con los que sea posible con nuestros familiares, amigos y/o conocidos. Amanecerá y veremos.

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