En pocas ocasiones, los
medios de opinión, han intentado
adelantar el debate sobre ¿Qué es y a quién le atañe la responsabilidad social?
hoy la intención no es esa; lo que si haremos es relacionarla con los últimos
acontecimientos sucedidos y lo que está por suceder, como por ejemplo la fijación del valor del salario mínimo
para el 2020, entonces es oportuno abordar el tema.
¿A quién le atañe la
responsabilidad social?... ¿Al Estado, al empresario, a los políticos, a los
académicos y/o a la sociedad en su conjunto?
El Estado en la constitución
política de 1991 contempla unos principios y unos derechos fundamentales; por desahogo
hoy abordaremos solo los principios.
En el artículo primero: “Colombia
es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria,
descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa
y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la
solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés
general”.
De ahí, extractamos solo los
fundamentos: el respeto por la dignidad humana, en el trabajo, la solidaridad y en la prevalencia del interés general;
sobre los que creemos hacen parte de lo se define como un Estado social de
derecho.
Partamos del último hecho
político; donde quedó evidente que en la elaboración y la aprobación de la
última reforma tributaria; en su esencia, se hizo en contravía de la
responsabilidad social que exigía el espíritu de la citada ley.
Y no lo hizo porque
privilegió a un poco menos del 1% de la población, sacrificando “la solidaridad”;
lo que allanó el camino para que continuara dándose la concentración del
ingreso y la riqueza en unas pocas manos. Reflexión ¿Existe entonces la
prevalencia del interés general? Manifiestamente No.
Esa concentración de poder
en unos pocos – gremios y banca - sigue creando desigualdad y a futuro desequilibrios
sociales, que se van a ver expresados en más marchas y protestas.
Lo anterior, a los ojos de
la comunidad internacional, le resta legitimidad al gobierno de turno, por
aquello del evidente clientelismo; que lo hace más corrupto para finalmente
afectar el bienestar y la productividad en todos los aspectos; especialmente en
lo económico y social.
Otra variable que va a estar
pronto en el examen final por parte de la sociedad en su conjunto; es la
negociación o fijación por decreto sobre el valor del Salario Mínimo Mensual; que mide el pulso entre el
gobierno y las centrales obreras que por fortuna, en esta ocasión,
presentaron una sola propuesta.
Los pormenores y las propuestas
son ampliamente conocidas por la opinión pública; las centrales exigen valorarlo
en un $1.000.000.oo y el gobierno, hasta ahora, fijó un incremento, frente al actual, del 5.8%;
insignificante la diferencia para las centrales obreras y enorme para el gobierno
y los gremios.
Aquí encajan los principios invocados,
en el artículo primero de la carta magna, como lo son… “El respeto por la dignidad
humana, en el trabajo” surge una nueva la pregunta ¿Es digno un salario mínimo,
que no alcanza para satisfacer las necesidades básicas de un poco más de 2.8 Millones de
asalariados? Creemos que no.
Es justo el nuevo salario mínimo
(SM) integral, negociado o por decreto, bajo el supuesto que quedáre en Un millón
de Pesos; si bien es cierto para empezar, no es digno.
Por lo menos daría a entender,
que en las próximas negociaciones y durante el 2020; el gobierno a través de los
gremios y la banca, estarían dispuestos a desarrollar políticas públicas para
hacer del SM un componente de crecimiento y desarrollo sostenible con
responsabilidad social y ambiental.
De la utópica responsabilidad
social del estado; imaginemos el borrador de los futuros contratos laborales, algunos
puntos serían: exoneración de aportes
por parte del trabajador en: salud, pensión y del fondo de seguridad pensional;
que suman el 5% el valor del salario.
De la responsabilidad social
del empresario; más allá de lo concerniente a la inversión en factores salariales
y prestacionales; el pago de horas extras diurna y nocturnas, licencia de
maternidad mínima por 14 y hasta 52 semanas, permiso para ocuparse de los hijos
hasta los 8 años cumplidos, a razón de 17 semanas por año.
Formación técnica y
profesional, el respeto por el disenso, subsidio por desempleo, calidad de vida
laboral – jardines y comedores infantiles entre otros; espacios para la recreación
– pausas activas – asesoría sicológica, para manejo del estrés y olimpiadas del
saber empresarial entre otros.
De la responsabilidad social
de los políticos; basados en las proposiciones normativas y positivas, la denominada
elite política, debería acogerse a las exigencias morales y éticas al momento de
legislar; siempre en favor de los intereses del 99% de la población ubicada en
los estratos medios y bajos. ¿Lo hizo en la última reforma tributaria?
En este punto compartimos, con usted atento y respetado lector, el siguiente párrafo para su reflexión “Defender
que la desigualdad es ideológica y política, en lugar de económica o tecnológica,
no significa que podamos hacerla desaparecer como por arte de magia. Significa
que hay que tomarse en serio la diversidad ideológica e institucional de las
sociedades humanas y desconfiar de todos los discursos que buscan banalizar las
desigualdades y negar la existencia de alternativas”. Tomado del libro Capital
e ideología de Thomas Piketty. Editorial Planeta s.a. Primera edición noviembre de 2019.
Responsabilidad social de los
académicos es estar atentos y proponer iniciativas en favor de un moderno
modelo de educativo; que les brinde igualdad de oportunidades a todos.
Siempre en la búsqueda de crear
nuevos enfoques a través de un pensamiento estratégico, reflexivo y crítico;
donde el librepensamiento sea una opción válida en una sociedad que urge de
cambios estructurales en la manera de operar el Estado y en sus relaciones con
la banca, los empresarios, gremios, centrales obreras y la permanente y atenta
escucha al ciudadano del común. Amanecerá y veremos.
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