Debo aclarar, a propósito y
por la proximidad de las elecciones, que
este “consejo útil” no va para los aspirantes al Congreso de la República y en
especial a los que intentan representarnos por la ciudad o la región, en
especial por aquello del esfuerzo intelectual que exige la puesta en marcha de
semejante proyecto, idea que no tiene nada de nueva.
Tampoco va para tod@s
aquell@s “emprendedores políticos” que convirtieron el arte de hacer y ejercer
la política con responsabilidad social, en un atractivo y lucrativo negocio.
Va para todos, en especial a
los grupos de jóvenes, que por vocación les atrae la política; de estos hay que
excluir aquellos que desean convertirse y actúan como vedette que mucho
ostentan y poco tienen como verdaderamente propio, además por la inmadurez con que
afrontan la vida.
Este consejo es útil, en
momentos donde diariamente crece el sentimiento de rechazo hacia una clase
dirigente, que ha fracasado en su intento de aportar prosperidad al municipio.
La propuesta es tan antigua
como nuestra historia republicana, y tal vez dio principio a la irreconciliable
ruptura entre Bolívar y Santander dando origen a los dos partidos tradicionales.
Ya en tiempo moderno,
podemos citar como ejemplo de voluntad y asociación de personas con iniciativa para
el cambio: a la Sociedad Económica de Amigos del País; luego a la Fundación
Buen Gobierno y más reciente a la Asociación Primero Colombia.
Tienen entonces en común, el
Estadista Carlos Lleras Restrepo, el Jefe de Estado el economista Juan Manuel
Santos Calderón y el ex presidente Álvaro Uribe Vélez, que de manera
planificada sentaron las bases ideológicas para soportar toda una propuesta y
posterior estructura política que sirviera de carta de navegación para llegar
al poder y hacer bien las cosas.
Solo que el primero fue más
allá en el sentido de entender que el poder no dura para siempre; la historia
recomienda que lo prudente es darle paso, y en este caso repita, al que por derecho
lo merece.
Lo anterior significa que solo
la reelección inmediata y un periodo de gobierno de 6 años es lo razonable; más
allá, así sea con una breve pausa, es exponerse (por insensato) a que la
historia, al final, lo juzgue como un decadente dictador.
Lo inteligente, después de
haber hecho bien la tarea, es dedicarse
a la lectura como López Michelsen, a los poemas como Betancourt Cuartas, y atender
las bellas damas como Turbay Ayala.
Ya en lo local debemos
reconocer que se han hecho varios intentos de hacer lo mismo; en uno de ellos, y
tal vez por la falta de una estructura mental solida y equilibrada que solo lo
da la madurez y una buena educación, la inteligencia racional fue derrotada por
la emocional, con los resultados ya conocidos por todos.
Esos centros de pensamiento,
deben de ser sitios donde se discuten asuntos económicos, políticos,
ambientales y sociales entre muchos otros temas
que servirán de insumos para construir Programas de Gobierno y
borradores de Planes de Desarrollo.
Deben de estar acompañados
de principios, valores, postulados, misión, visión y en general de una
planeación estratégica que determine unos objeticos en el corto, mediano y
largo plazo.
Debe quedar atrás la
costumbre de los candidatos que aspiran ya sea a Concejo o a Alcaldía, de
llegar los primeros sin ninguna propuesta coherente; los segundos cuando solo a
tres meses de la fecha de elección se sientan a elaborar su promesa política,
siendo el peor de los casos cuando se la obsequian o la compran.
Queda entonces claro que los
futuros cuadros políticos deben surgir de escuelas de pensamiento donde se
fomente el hacer bien las cosas, la disciplina, la investigación y el sano debate
de ideas, elementos necesarios para formar lideres con carácter y el
conocimiento necesario para que “se metan” el Municipio en la cabeza y logren
guiarlo con sus decisiones por el sendero de la prosperidad; porque… “El que no
sabe para donde va, cualquier camino lo conduce a ninguna parte”. Amanecerá y
veremos.
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