sábado, 26 de diciembre de 2020

LAS ENSEÑANZAS DEL 2020 – SEGUNDA PARTE

Remitámonos al otro asunto, que nos ocupa hoy, como lo son las enseñanzas que nos debieron haber dejado como efectos directos y colaterales la pandemia del COVID-19; vistos desde el plano espiritual, vale aclarar diferente al enfoque religioso, en los colombianos.

EL CONFINAMIENTO

Empecemos aceptando, que a la inmensa mayoría les afectó, no solo la pérdida de alguno, o varios, de sus seres queridos; también lo fue, derivado del confinamiento, la pérdida del libre albedrio al momento que querer desplazarse hacia algún otro lugar.

Ya sea para trabajar, en la búsqueda de empleo o trabajo informal para el sustento diario, visitar parientes o amigos; o para viajar…Todos cumplían con el propósito de evadir la rutina diaria, que tanto tedio produce, de permanecer, casi todo el tiempo, en casa.

Esa casi que “prisión domiciliaria” puso a prueba la inteligencia emocional, tan necesaria, para comunicarnos armoniosamente con nuestros seres más queridos: cónyuge, hijos, hermanos, padres y familia; así como con la sociedad en general.

Los que querían, y podían, se refugiaron en las plataformas y redes sociales; el trabajo virtual ocupó un importante lugar desde lo económico; pero no favoreció a todos.

Los que no tenían ese privilegio, o lo perdieron, optaron por una rutina diaria que incluye: quehaceres domésticos, ejercicio físico, lectura, escritura, meditación entre otros; más, como siempre, los que se dedicaron a dormir.

No obstante, lo anterior: los miedos, angustias y las pasiones se desbordaron; lo que significó para muchos sufrir por la ansiedad y la depresión; aunque hay que reconocer, las redes sociales sirvieron de catarsis para atenuar esas crisis existenciales.

Lo que rápidamente generó el deterioro de la unidad familiar – expresado en violencia psicológica y física - eliminando de tajo la comunicación afectiva y efectiva entre los miembros. 

REINVENTÁNDONOS… MIRANDO HACIA EL INTERIOR

Sin ser proclives a filosofar, creemos, fue la gran oportunidad – los que se propusieron hacerlo – para realizar el ejercicio, algunos acudieron al yoga, otros optaron por no seguir mirando hacia afuera buscando chivos expiatorios o cómplices de esa nueva y angustiosa infelicidad.

Los que acertaron fueron todos aquellos que, por alguna razón, sintieron la necesidad, de intentar conocerse a sí mismo, buscando reinventarse y hacerse resilientes frente a los retos que les impuso la pandemia.

Lo fue el propósito, que apenas comienza, de empezar a conocerse mejor para comprender a los demás y a la realidad que le rodea.

Para de esta manera lograr valorar a las personas que le rodean en la cotidianidad; y de esta manera conservar el equilibrio emocional, tan necesario, en momentos difíciles.     

EL EGO… NUESTRO PEOR ENEMIGO

Para los que siguen intentado, no es fácil lograr la transformación, alcanzar la paz interior; aparte que requiere de mucho esfuerzo y tiempo, para lograrlo deben de procurarse un mayor espacio en la parte espiritual.

Volvemos a repetirlo, muy diferente al enfoque religioso, que dicho sea de paso también ayuda; pero no es, en esta ocasión, nuestro propósito el resaltarlo e intentar interpretarlo.

Proceso que tiene como prerrequisito empezar el negarse a dejarse guiar por la banal opinión de los demás; que en ocasiones solo busca hacerte más daño.

Ese paso significa intentar controlar ese despiadado y poderoso enemigo interno al que reconocemos como ego; que nos muestra lo que no somos y que afanosamente utilizamos para aparentar.

Revisemos lo que el maestro espiritual Osho, aclarando que él no ofrece soluciones, si unas herramientas para que las personas las encuentren por sí mismas.

“El ego es justo lo contrario de nuestro verdadero ser. No es ese sustrato de nuestra existencia en el que nos reconocemos, sino una falsa identidad que adoptamos en nuestro proceso de socialización precisamente para que, reflexionando sobre lo accesorio, no nos plateemos preguntas sobre lo verdadero”.

“Al ser un engaño, el ego rehúye lo sencillo, pues lo delata” … “es nuestra ambición la que dará la medida de nuestro ego, que es también la medida de nuestro fracaso”.

En todos los casos es largo y en ocasiones agobiante el camino en la búsqueda de la felicidad plena, ya que ésta no existe, solo son válidos unos instantes de felicidad y es lo que hay que aprender a disfrutar con intensidad.

Por aquello que llegan y rápidamente se van. Recuerda aquella sonada frase que la explica… “Éramos felices y no lo sabíamos”.

BUSCANDO LA SALUD MENTAL Y FISICA

Recordemos también a Deepak Chopra… “La conexión psicofisiológica nos introduce en el área fascinante de la coordinación entre mente y cuerpo, y nos lleva a reconocer una plenitud a nuestro alcance”.

Por esa sencilla razón es por lo que, cuando se pierde ese equilibrio, mente/cuerpo, con gran facilidad, nos enfermamos así sea desde un simple resfriado y hasta de una enfermedad catastrófica.

También nos dejó claro que “la salud, no solo es la ausencia de enfermedades”, es también la búsqueda de bienestar espiritual, es sentirse realizado y en armonía con el mundo, así sea en los más mínimos logros y detalles personales.

PODER SIN LÍMITES

En este punto, del análisis personal, es indispensable dejar, de lado, LA APTITUD: sinónimo de talento, competitividad, idoneidad y destreza; para concentrarnos en LA ACTITUD.

Para entenderlo citemos a Anthony Robbins cuando sentencia con la siguiente frase “La vida pagará cualquier precio que tú pidas”.

Lo anterior significa que el reto del desarrollo personal no está precisamente en aprovechar todas las oportunidades que te da la vida; sino en nuestra actitud centrada, sigilosa y serena, para clasificarlas y enfrentarlas.

Importante “Solemos pedirle a la vida un precio bajo, limitando nuestras ambiciones, siendo presas de la frustración o el miedo de ir más allá”.

Sin embargo, también debemos recordar “La leyenda de Ícaro” que se sintió dueño del mundo…Y quiso ir más alto todavía; acercándose demasiado al sol… el calor le derritió la cera de sus alas… cayo y murió.

¿QUE ES LA ALEGRIA?

Intentar transitar el camino de la felicidad, significa como la afirma Jorge Bucay…” Ser feliz no quiere decir necesariamente estar disfrutando, sino vivir la serenidad que me da saber que estoy en el camino correcto hacia algo placentero, disfrutable, hacia algo que tiene sentido para mí”.

Finalmente, si la felicidad es lo que todos, absolutamente todos, buscamos en la vida; entonces ¿Qué es la alegría? ¿Será aquello que surge espontáneamente en mi interior, como recompensa de algo bien hecho? Así el único observador y juez sea usted mismo.  Amanecerá y veremos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario