De nuevo, y como siempre sucede, finalizando el año se abre el debate, para muchos un diálogo entre sordos, sobre la determinación del salario mínimo mensual para la vigencia fiscal 2021.
EL
MÍNIMO…ES MENOS QUE LO MÍNIMO
La denominación
correcta es: salario mínimo mensual legal vigente, SMMLV; lo de mínimo, es
precisamente eso “mínimo” para la subsistencia digna de las familias; ya que no
cubre las necesidades básicas, de las casi 2/3 partes de la población
colombiana.
Lo
de legal es por aquello que ese techo, que casi siempre es fijado por decreto
presidencial, sirve como punto de referencia para que comerciantes y empresarios
informales, y algunos formales, paguen muy por debajo de ese valor; haciéndole
creer, con bonificaciones y otras arandelas, al ingenuo trabajador que le está
pagando el mínimo.
Con las
modernas tecnologías de la información y las comunicaciones, el ciudadano del
común, la mayoría, entiende – y lo acepta – que salario significa: consumo,
ahorro e inversión.
Dicho
en otras palabras… La clase trabajadora, no confundir con clase media, con ese
salario mensual, menos los descuentos aprobados por nomina, solo le alcanza
para pagar oportunamente: arrendamiento, servicios públicos y alimentación;
léase precios de la canasta familiar.
La gran
mayoría llevan, por necesidad, sus hijos a establecimientos educativos
oficiales; y es allí donde, se supone, el gobierno subsidia la alimentación, de
los hijos de la clase trabajadora, con el programa “Plan de Alimentación Escolar”
que muchas veces, cuando no hay escándalos de corrupción, se entrega con baja calidad
proteica. Casos abundan.
Continuando
con el ejercicio; al tiempo las multinacionales de las bebidas, en busca de una
“tajada” de ese “salario” promueven el consumo de bebidas alcohólicas que le
restan calidad de vida a la familia del trabajador, aumentando el riesgo de
accidentes y fallecimientos por el abuso.
LA
PUJA POR EL INCREMENTO SALARIAL
Para no
volvernos recurrentes con el tema del alcoholismo; saquemos de la ecuación la
variable bebida alcohólica; y regresemos al valor del SMMLV que actualmente es
de $877.703.oo más el auxilio de transporte de $102.854.oo; para llegar a un
mínimo de $980.557.oo
El
incremento del valor, con respecto al 2019, fue de $55.509.oo pesos, y equivale al
5.66% fijado por decreto presidencial; de hecho el ejecutivo indicó, en su
momento, en que era el mayor incremento logrado en tiempos recientes; asunto que
en la práctica no lo es.
Con ese valor
del salario mínimo, y resumiendo, el trabajador asalariado salvo se endeude vía
tarjetas de crédito, retiro de cesantías o préstamos cuenta gotas; su calidad
de vida estaría por debajo de los estándares fijados, para los paises
tercermundistas, por la Organización Mundial de la Salud, OMS, y la Organización
Internacional del Trabajo, OIT.
El
tema de actualidad, se centra en la mesa tripartita que negocia el salario
mínimo para el 2021 conformada por: gobierno, empresarios y sindicatos; las
propuestas, frente al año anterior, muestran que las diferencias, hoy, son
mayores; creemos, por aquello del sofisma de distracción, creado por la
pandemia del COVID-19.
Recordemos…En
el 2019 los sindicatos proponían un incremento del 12% y los gremios el 4.5%;
en la actualidad los sindicatos no se mueven del 14% y los gremios proponen el
2%.
A lo anterior
se le suma, que hace unos pocos días ingresó al juego y al debate la posición del
Ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla Barrera, manifestando que era
razonable – dada la realidad económica del país – la propuesta del 2% de los
gremios.
EL
MÍNIMO PARA LA MAYORÍA
Con su
posición, el Ministro, Barrerá con las aspiraciones del trabajador asalariado,
ya que según el Banco Emisor – Leer Banco de la República – “al menos” 10.7
millones de colombianos ganan el mínimo o menos.
Para
entender la gravedad del problema, regresando al inicio de éste escrito,
debemos de asociar también al concepto de salario; la variable productividad,
que viene asociada a la competitividad; esta última se refleja, si se hace bien la tarea, en bajos precios
al consumidor; y al concepto de consumir lo nuestro y no lo importado.
Pero antes de
entrar, de lleno, en el asunto que nos ocupa hoy – Fijación, por decreto, del
SMMLV; para completar el contexto, recordemos que según el Dane, antes de la
pandemia, eran aproximadamente 15.2 millones las personas en situación de
pobreza. ¿Cuál es la cifra real actual? ¿Treinta millones?
Incorporemos
la tasa promedio de desempleo, a octubre 2020, era del 14.7%; lo anterior
podría significar, desconociendo los porcentajes en ciudades intermedias de por
lo menos el 37.5%, que la pobreza en el país aumentó dramáticamente;
perdiéndose el esfuerzo de más de 20 años en la lucha contra la pobreza.
PONE
EL QUE MÁS TENGA
Primera conclusión,
lo anterior significa que para salir de la encrucijada, el sacrificio no debe
de seguir recayendo sobre la clase pobre, media, emprendedora y trabajadora; el
sacrificio, en menor rentabilidad, lo deben de hacer los conglomerados económicos que
controlan los gremios en el país.
El diagnostico
que nos muestran las estadísticas, para empezar a enfrentar la crisis
socioeconómica que se avecina tiene varias lecturas; focalicemos la “visión”
del Ministro de Hacienda.
El argumento,
de Carrasquilla Barrera, para privilegiar la posición de los gremios sobre el
incremento de solo el 2% obedece, según nosotros, a que su enorme ego se vio
agredido por las constantes críticas.
Y según él, al “enorme” esfuerzo de los empresarios para
sostener el empleo; olvidando, el ministro, los subsidios a las nóminas por
parte del mismo gobierno, cuyo resultado no fue el esperado.
Ya que el
desempleo formal, como ya lo señalamos, aumentó. ¿Dónde fueron a parar esos
recursos? ¿Cuál es el papel de la banca comercial frente a la liquidez del
mercado?
Lo anterior podría
significar, como consecuencia de la pandemia, el efecto, del desempleo, se
sintió más en el sector informal; atenuando las estadísticas del formal.
EL
PESO COLOMBIANO CADA VEZ VALE MENOS
Otro argumento,
poco creíble, que siempre ha
esgrimido el gobierno, para justificar un bajo incremento salarial, es el
control de la inflación y la protección del empleo productivo. Cuento viejo y
mal contado.
Hoy tenemos,
según el Dane, una inflación, a octubre 2020, de 1.38%; ¿Será cierto ese
indicador? Al tiempo que la devaluación del peso a septiembre 2020 era del
17.6%... es decir el peso cada vez vale menos.
Si
frente a este escenario macroeconómico, el Ministro propone el incremento 2%
apoyando a los gremios, queda entonces confirmado su desprecio por la clase
media, emprendedora y trabajadora del país; y a las que él no pertenece.
La pregunta
que surge, en un escenario hipotético, ¿Cuál sería la propuesta de Salomón
Kalmanovitz, si estuviera al frente de la Cartera de Hacienda?
Y si a lo
anterior le sumamos una deuda del sector gobierno y del sector corporativo que
en Latinoamérica supera el 58% del PIB. Tomado de la CEPAL; y que en Colombia
equivale, solo la deuda pública, a un poco más del 52% del PIB.
Lo
anterior, significa que la ecuación que maneja, Minhacienda, para corregir el
enorme desequilibrio fiscal del país y de balanza de pagos; claramente protege
los intereses de los conglomerados económicos; es decir a los más ricos entre
los ricos, dos banqueros y un industrial.
La baja capacidad
de compra del trabajador formal e informal, se hará más evidente cuando pongan
en consideración, el próximo año, del Honorable Congreso de la República; la aprobación,
a pupitrazo limpio, de las reformas: Tributaria, laboral y pensional.
Dichas
reformas le apuntan a ampliar la base tributaria a todos los productos de la
canasta familiar, implementar la modalidad del trabajo por horas y el
incremento de la edad de pensión a partir de los 65 años para ambos sexos, o géneros,
entre otras novedades.
¿DE
ESO TAN BUENO SI DARÁN TANTO?
Finalmente
este componente salarial, tendrá incidencia en los discursos populistas de cara
a las elecciones para Presidencia de la República; polarizando aún más al país.
Donde
claramente se dará la discusión alrededor del choque ideológico ente los que se
oponen al capitalismo salvaje; frente a una posible propuesta de un capitalismo
con responsabilidad social y medioambiental. ¿Será que de eso tan bueno darán
tanto?
Salvo que
lleguen a un acuerdo entre los empresarios y sindicatos, de nuevo el SMMLV que
se espera sea DIGNO; será fijado por el presidente Iván Duque Márquez. De nuevo…
Ahí le dejamos ese trompo en la uña.
Lo que el
ciudadano del común, tiene muy claro y espera, es que el nuevo salario mínimo mejore:
el consumo y el ahorro de las familias.
Ya sea, para
destinarlo, como inversión, en su bienestar, como: adquisición de vivienda o
para la educación superior de sus hijos; para de ésta manera empezar a romper
el círculo vicioso, de la pobreza en sus múltiples manifestaciones, que azota a
la patria. Amanecerá y veremos.
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