“Sin miedo hicimos un minucioso inventario
moral de nosotros mismos…”.
Consideramos
que el principal acto de valor, con los seres más queridos, es realizar ese
primer acto de fe; como lo es, el reconocernos, reencontrarnos consigo mismos… Es
decir, reconciliarnos, con nuestra esencia.
El conflicto interno surge cuando, pretendiendo
ser aceptados por el rebaño, nos mostramos: soberbios, cuando en realidad somos
humildes; simpáticos y aduladores, cuando en realidad nos carcome por dentro la
envidia… O diligentes, cuando en realidad somos pesados y perezosos.
MIRANDO LA PAJA EN EL OJO AJENO…
Las
comparaciones abundan… Entonces le dejo a su curiosidad, atento y respetado lector,
para que continúe con el ejercicio de conocerse así mismo para así conocer
mejor a las personas que le rodean.
Lo
anterior fácilmente se puede verificar en las redes sociales, y tiene que ver
con aquellas personas con las que interactúas virtualmente, e independiente de
si hayas, poco o nunca, interactuado en modo directo y personal con ellas.
De tal manera que las redes sociales se
convirtieron, en más que el diván del siquiatra que atentamente nos escucha; en
el recipiente virtual donde depositamos nuestros anhelos; o en el bote de
basura donde tiramos nuestras frustraciones y ansiedades. Donde inevitablemente, absolutamente todos,
estamos ahí reflejados.
De
hecho, abriendo un pequeño paréntesis, muchas personas entran en modo pánico, frustración
o rencor; si lo que comparten no se ve recompensado por un “me gusta” o caen
gravemente enfermos porque se les niega – o se les demora - una simple invitación de amistad. ¿No es eso
soberbia? O ¿Un ego desbordado? La mayoría de las veces sin merecerlo.
De ahí que los ególatras sufran y se
comportan instables emocionalmente; al tiempo que dependen de los demás… Aunque algunos, de ellos, se convierten en expertos manipuladores y controladores.
Seguros
estamos que, habrá pasado sorpresas, esos momentos de verdad; que le han
llevado a recordar aquel silogismo… “Más vale malo conocido que bueno por conocer”.
Sin embargo si deseas mantener el control, saliendo
de tu zona de confort y sin pretender llegar más rápido que los otros; debes
practicar con amigos y adversarios: la tolerancia, paciencia y la constancia; y
en casos extremos la longanimidad.
EL REENCUENTRO CONSIGO MISMO
Para
comenzar, cada uno, y hasta donde le sea posible elaborará su propio perfil; es
muy probable que al intentar hacerlo, reconozca que usted poco se conoce.
Además de correr el riesgo de estar firmemente
convencido, e independiente de la edad, religiosidad, sexo, género, raza,
escolaridad y condición socioeconómica; que lejos está de ser un alcohólico.
Grave error.
Que
para usted no aplica este mensaje, entonces es aquí donde debe empezar a
considerar que posiblemente pueda necesitar ayuda, pues LA NEGACIÓN Y OBSTINACIÓN son los primeros síntomas.
Nunca olvide, alcohólico no es solo aquella
persona que cada ocho días trastabilla con la botella en la mano, agrede física
o psicológicamente a los demás, se orina o defeca en la ropa y al otro día no
se acuerda de nada.
Siendo
este el primer error, la negación, que se comete en el auto análisis, tan
necesario para avanzar en el camino de la concientización sobre el problema y
la posterior recuperación del enfermo, ya que nunca es tarde para iniciar el
cambio.
Empezando
con solo generalidades… Se puede señalar que el principal síntoma que presentan
todos los enfermos alcohólicos puros - se aclara por cuanto existen enfermos
con múltiples adicciones como: el juego, la drogadicción, el tabaquismo, el
engaño, la lujuria y la mentira entre otros - ES QUE LE TIENEN UN MIEDO VAGO A TODO Y A NADA.
Principalmente
son personas acorraladas por diferentes tipos de miedos pues en ellos permanecen:
los celos, la ira, la venganza, la envidia, el rencor y la frustración entre
muchos otros sufrimientos.
Todos
estos comportamientos, mal encaminados, llevan irremediablemente a la angustia
y la depresión, detonante principal de la mayoría de las tragedias que vive el
ser humano.
Estado
emocional, éste, común que se presenta como tipo de consulta en los
consultorios de sicólogos y siquiatras, donde la mayoría receta medicamentos
cuya base es la dopamina.
LA ACEPTACIÓN, LA FE Y LA ENTREGA
La
puesta en práctica de los doce pasos, los tres primeros son: la aceptación, la
fe y la entrega, son la clave en el proceso de recuperación del enfermo
alcohólico.
Pero no cabe la menor duda que llegar,
realizar y practicar honestamente el cuarto paso es fundamental para el éxito de
este programa “individual” de recuperación.
Porque,
de seguir en el agujero negro, ya no hay otra salida real salvo: el hospital,
la cárcel o el cementerio; ya que ésta delicada enfermedad siempre lo lleva a
alguno de esos tres espacios.
Hoy y antes que eso ocurra; es importante aceptar
que fuimos derrotados por la botella y que sufrimos las consecuencias funestas
que se derivaban del abuso del licor.
Que
entre otras pueden ser la pérdida de oportunidades laborales y profesionales,
abandono del hogar, pérdida de la familia, de socios o de los pocos sinceros amigos.
Felicitaciones
para todos aquellos que dieron los primeros tres pasos; aunque lo único que
esto significa es que solo han decidido dejar de tomar; léase tapar la botella.
Y
si bien es cierto, pudo haber resultado
una fácil decisión, es aquí donde reside el primer peligro, pues siempre queda abierta
la posibilidad de una grave recaída.
Por
ejemplo la ocurrencia de algún suceso ya sea positivo o negativo: como el
nacimiento, o la muerte, de un ser querido; situación ésta que se evita
cultivando la humildad y aceptando el apoyo incondicional de un ser superior e
independiente de la forma como lo concibas. Amanecerá y veremos.
Coletilla:
Espere en un par de horas. La segunda parte.
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