La pregunta para formularnos,
hoy, no es ¿Quién se beneficia con su muerte? De hecho hay muchas respuestas, todas
dependen del efímero momento y la fingida conveniencia.
Ni ¿Qué tanto aprendimos o
aprendió la ciudad de ese repudiable hecho? Con igual número de respuestas según
el tipo de interlocutores y de sus intereses.
La última ¿Se hará justicia?
La divina es una sola - aún para los que en vida se hacen acompañar de aureola
- que con toda seguridad juzgará con angustia, temor o remordimiento cada uno
de los corazones.
La humana, sujeta también a
las emociones y los sentimientos, recorrerá otros caminos: confirmará los
hechos, estigmatizará y penalizara con firmeza, nobleza o encono esas acciones;
como arrepentimiento no habrá…Pedimos misericordia para los que más la
necesitan.
En todos los casos el foco de
atención nacional quedó sobre toda la clase política de la ciudad y durante
mucho tiempo. ¿Justos por pecadores?
Vayamos a una parte del
final…Los invito, si Dios lo permite,
para que exactamente dentro de cuatro años; nos preguntemos ¿Valió la pena que
lo hayan entregado en sacrificio? Sin perder de vista, y aclarando, que la muerte
violenta de un ser humano nunca…Nunca es justificable.
Hecho ese balance por lo
menos resolvamos si realmente ¿Se habrán sentado las bases de una ciudad mejor
para nuestros hijos y nietos… llena de oportunidades?
La intención de hoy no es escribir
sobre humanos camino de la beatitud y mucho menos en política o de los que
quedaron y participan activa o taimadamente en el tejido de esos poderes.
Hoy solo busco como gesto de
gratitud, para con su familia, llevar a la memoria escrita el recuerdo de una
mente brillante que no dejó opacar, ese brillo, por sus miedos, vanaglorias y
las ambiciones desmedidas.
Si recordar a un ser que tenía
muy claro que era el tiempo y estaba preparado para entregar lo mejor de sí; y
tal vez con la enorme ambición de refundar, con visión regional, a la ciudad de
Cartago en el norte del valle.
Dotado de una personalidad
encantadora y arrolladora, que decidió primero triunfar - lejos pero cerca en
su corazón de su ciudad natal - en su
vida personal y profesional con audacia y entereza.
Ya tomada esa decisión… Anhelaba
empezar a darle punto final a ese mito y esa leyenda que sus adversarios, en su
incapacidad de imitarlo, igualarlo o superarlo, le habían tejido alrededor suyo
y de su familia.
En otras palabras quería demostrar
que “El tigre no es como lo pintan”.
Y de paso intentar
devolverle, a la ciudad que lo vió nacer, esa grandeza pérdida en medio de una
vorágine de errores, decisiones importantes aplazadas y omisiones por más de 30 años.
Una ciudad en manos de incompetentes,
negligentes, trúhanes, mojigatos y pusilánimes. No todos…pero si la gran mayoría.
Hoy con el trasfondo de esas
tres preguntas solo con la esperanza que, usted atento y respetado lector, llegue
a esas respuestas. Porque créame, hoy no espere que le diga lo que usted desea
escuchar.
Para dar inicio, a este
sencillo homenaje en memoria del abogado José Ignacio Londoño Zabala (q.e.p.d)
que en pocos meses se había convertido en la esperanza de ver realizados los
sueños de miles de cartagüeños de nacimiento y por adopción.
Debemos reconocer el enorme coraje
y la valentía - por encima de su inmenso
dolor de madre - de la abogada y líder cívica Jesusita Zabala de Londoño, que
hoy sigue acompañando de cerca los sueños y las esperanzas de su hijo
desaparecido.
Resalto la actitud, de ella, como madre,
que la hace bien diferente al dolor de ese hermano que recibió las banderas de
Juan Camilo Londoño, valor que la hace gigante, durante esta campaña; ya que
como pocos conoce de cerca cómo se teje y conque filigrana la política y el
poder en nuestra ciudad y tal vez en el norte del valle.
Con mayor razón actúa, y cuando
tiene la oportunidad, llamando al perdón, en la búsqueda de la paz y la tranquilidad para la ciudad.
Sin perder de vista esa otra
mujer, la madre de sus tres hijos, dos de ellos adolescentes, ellas dos son tal
vez los seres que mejor conocieron de los sueños, la fe y las esperanzas que tenía
“Nacho” para con la ciudad que lo vió nacer y hoy lo recoge en sus entrañas.
Paz en su tumba atento y respetado amigo.
La pregunta para formularnos
hoy es... ¿Desea, en estas elecciones, lo mejor para su cuidad… Sí o No?
Si la respuesta es un rotundo
Si… Entonces no venda el voto…y si no tiene otra alternativa… no vote por el
comprador porque se convertirá en su amo y dictador.
Si la respuesta es un No…Entonces
escogió el camino equivocado y erróneamente ha entendido que no vale la pena
ser un señor; y que en sumas pequeñas ya no es largo el camino... y cualquiera puede ser un bandido. Amanecerá
y veremos.
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