lunes, 24 de mayo de 2010

EL CUARTO PODER… ¿ELIGE PRESIDENTE?

Los grandes monopolios de la información, prensa hablada y escrita, revistas, noticieros, la radio, las redes sociales, han jugado un papel trascendental en el actual debate presidencial al punto que modifican periódicamente y después de un sondeo o encuesta, las preferencias de los potenciales electores.

No cabe duda, que las encuestas han sido los grandes protagonistas en el acontecer diario, minuto a minuto, segundo tras segundo; es tan determinante su influencia que hasta en un noticiero de cobertura nacional colocaron un contador que mide los días, las horas, los minutos y los segundos, donde le recuerdan al potencial votante, el tiempo que le falta para salir y madrugar a votar.

Si bien es cierto, esa función es la esencia misma del trabajo periodístico, y para eso les pagan; no cabe duda del desbordamiento y la pérdida de objetividad de los mismos; por cuanto en su afán de adelantarse a los hechos, han caído en la especulación y sin querer queriéndolo, y principalmente a través de las encuestas en “caliente” con tarjetones y todo, están orientando erróneamente a la opinión publica, sobre cual debería ser el próximo Presidente de la República.

Una de las disciplinas que más atrae a los sociólogos, politólogos y políticos, aparte de los economistas y especialistas en mercadeo o marketing, son las estadísticas, que no es otra cosa que un método de recoger información, sobre un evento sujeto de estudio probabilístico y determinar la ocurrencia o no del mismo, pero bajo unos supuestos (ahí entra la mano invisible de Adam Smith), es decir, lo que les interesa, les gusta; para así predecir y por que no profetizar que ocurrirá, generalmente guiado por las “ideas” de unos pocos “gurús” y que puede determinar la decisión de toda una colectividad. El problema y para nuestro caso en particular, es que se debate el futuro de nuestro País, es decir ¿En manos de quien o quienes van a quedar las decisiones transcendentales que se requieren para avanzar en la modernidad de las Instituciones?

Los que hayan tenido la oportunidad, de hacer parte de encuestas, la tabulación de las mismas, el universo probable, la muestra representativa que se escoja, el sector de la población al que se llegue, ya sea por edad, estrato social, nivel educativo, y por que no hasta la personalidad del entrevistado; tienen la conciencia que es solo un ejercicio matemático y estadístico que esta sujeto a errores y manipulaciones y más ahora que se dispone de programas de miden el numero de visitas diarias que recibe un determinado portal ; de ahí que siempre los “dueños de las encuestas” se curan en salud y hablen de un “margen de error”. Detrás de todo esto y de una manera muy sutil los medios de comunicación lo primero que buscan es cuantos los están viendo, leyendo o escuchando en comparación con la competencia.

El problema radica, cuando el Cuarto Poder, confía y es cómplice o victima de su propio invento, cuando diseñando unas encuestas, intentan llegar al corazón del ciudadano del común, el cual es victima de la confusión fruto de demasiada información que es contradictoria,…. hoy es mejor Santos, y a los ocho días conviene más Mockus…., ocultando o desviando la atención de una realidad; ya que son ellos mismos los que están “orientando” una intención de voto, que depende principalmente de la “imagen corporativa” que los asesores le hayan creado a su candidato, es decir vamos a votar por el aparentemente malo o bueno, por el rico o el pobre, por el diablo o por el santo, por el cuerdo o por el loco…finalmente esa errónea manera de mostrar los candidatos afecta de manera directa unas variables sicológicas, socioculturales y de genero. Todas ellas matizadas por prejuicios ancestrales y que van íntimamente ligados a la decisión de último segundo al momento de votar por uno u otro candidato, sin importar que sea lo que verdaderamente le conviene al País.
Empecemos por el método de elaboración, refiriéndonos a la muestra representativa, como lo hemos venido observando la muestra está alrededor de los 1.200 encuestados, que por supuesto representa desde el punto de vista del método estadístico en entorno nacional; lo que no puede predecir es que ocurrirá en los municipios, ni por edades y mucho menos predecir, por ejemplo por quien van a votar los pobres, que son la mayoría.

Si bien es cierto existe una gran maquinaria para elegir Congreso, esa misma maquinaria automáticamente se desactiva para las jornada presidencial, dejando al ciudadano del común para que vote por sus preferencias, es decir queda a merced de la gran maquinaria publicitaria, donde los asesores de cada candidato y a través del método ensayo- error, donde el que mejor haga la tarea sube a su jefe a la presidencia, sin importar el programa de gobierno que tenga en su cabeza o lo cuerdo o loco que sea.

El problema hoy día, se complica más como consecuencia de los resultados contradictorios de las mismas encuestas, al pobre y a la clase media, no le gusta perder en las elecciones presidenciales, más si a esto le aunamos, que a través de la historia democrática de nuestro País, la mayoría de los gobernantes que se han elegido son de origen liberal.
Ahora al de a pie, que ve solo los noticieros, se encuentra indeciso por quien votar por que las encuestas indican que alguno de los dos podría ganar; pero he ahí un gran error, ésta votación podría estar guiada por las emociones y no por la razón, ya que el mismo juego de las campañas orientó su estrategia alrededor del marketing, dejando en un segundo plano los Programas de Gobierno de cada uno de los candidatos; no evaluó si el candidato se identifica con su programa, si saben para donde va y conoce los problemas estructurales del país en sectores es como salud, educación, infraestructura, seguridad, vivienda, empleo, entre otros.

Si alguien se le ocurriera realizar una encuesta para valorar si el pueblo, conoce el programa de gobierno de Santos, Mockus, Sanín, Petro, Lleras, y Pardo, nos sorprenderíamos al concluir que no, el peor error fue que la estrategia de los medios de comunicación, el cuarto poder, no se orientó a estimular debates programáticos; donde se hubiera medido el programa y el conocimiento del mismo por parte de todos los candidatos; seguramente nos hubiéramos sorprendido, al encontrar que los mejores programas de gobierno están en las manos de coleros.

Nuevamente, estamos a punto de elegir el próximo Presidente de la República, que guiará los destinos de nuestra nación, como ya no hay tiempo para conocer quien es quien; lo importante es que finalmente llegue al solio de Bolívar, el candidato con más experiencia en lo público, en lo nacional y en lo internacional.

El próximo 30 de Junio, tenemos dos alternativas claramente definidas, o votar por Santos o Votar por Mockus. De verdad ese día debemos de tener muy bien puestos los pies sobre la tierra; por que recuerde es su voto y no el que quiere los demás.

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