domingo, 16 de mayo de 2010

ANTANAS MOCKUS ¿UN SALTO AL ABISMO? O UN REGRESO AL ÁGORA

Hace unos días me hallaba en un concurrido centro comercial de la ciudad, aprovechando la promoción en la carne de res que ese día tenía el 20% de descuento; la diferencia o el “ahorro” me servía para completar y adquirir un desodorante, de los del mundial, solo lo uso en la mañana y a veces me dura un poco más de 10 días, un “casito” para la Confederación Colombiana de Consumidores, pero eso será tema de otra oportunidad; de lejos me llamó la atención un grupo de adolescentes y jóvenes de ambos sexos vestidos con camiseta verde y que caminaban prácticamente en fila, como cuando los profesores sacan en forma ordenada sus alumnos a jornadas deportivas; en un par de segundos cuando estaba ya cerca de ellos, me percaté que eran, simpatizantes del Partido Verde y por supuesto eran guiados y acompañados por personas adultas encabezando y portando pancartas alusivas al recién conformado movimiento político, personajes éstos nunca antes conocidos por el gozo de participar en jornadas electorales a lo largo de sus vidas, así fuera solo para depositar un voto en blanco; solo se advirtieron unos pocos que siempre han profesado el gusto por las actividades lúdicas y culturales, ataviados con mochilita y con un sutil atuendo que los ubica rápidamente en la romántica historia de la izquierda de los años 70 y 80.

Una vez ellos siguieron su camino, y yo el mío, me puse a reflexionar sobre la razón por la cual ese grupo de gente joven, sin mucho entusiasmo y casi que con pena, y que lo más seguro sientan miedo al momento de salir a votar, el próximo 30 de mayo, los vea intentando vender un nuevo icono político, que de seguro la mayoría de ellos desconoce. La pregunta era... ¿Qué los guía…que los motiva? a seguir a un desconocido, un extraño que hasta hace menos de un año, no tenia un partido político y mucho menos a él le pasara por su mente de calculista que estaría muy cerca de ser el próximo Presidente de la República de Colombia, en ese momento, no se me ocurrió el pensar en Antanas; sino que pretendí intentar descubrir que pasa por la mente de un joven, y lo primero que se me ocurrió fue eso juventud…. Aquella fascinante época guiada principalmente por las afanadas hormonas que solo buscan cambios; es el reinado de la naturaleza rebelde y gusto por conocer cosas nuevas, potenciales nuevos consumidores de bienes y servicios que en su mayoría son fáciles de motivar, y que hacen cualquier cosa por ser aceptados en una sociedad mutante y en su ansia de poder rápidamente se embarcan en empresas riesgosas y/o quijotescas.

Con éstas precisiones, volvamos al tema Mockus, y esperemos mostrar una cruda realidad que va más allá del mensaje fresco, renovador, que invoca al cambio de paradigmas frente a la administración y defensa de lo público, lucha contra la corrupción, que vende la idea de la “legalidad democrática”, de educar en una sana cultura ciudadana, transparencia en la administración de los recursos, discurso ya bien conocido, y que nadie puede negar que ha tenido un enorme impacto, sobre todo en aquellos que nunca han votado, y últimamente mal llamado voto de opinión.

Recordemos al otro Mockus, el de carne y hueso, el filósofo y matemático de 58 años, una edad donde casi todas las emociones empiezan a atemperasen y la razón prima más que el desconcierto; Antanas gano fama y notoriedad debido a sus “excentricidades”, en la academia se lo conoció como un loquito matemático además de sus cuestionadas decisiones y actuaciones como rector de la Universidad Nacional de Colombia, que entre otras se pueden mencionar: sacar los genitales y orinar enfrente de un grupo de estudiantes jóvenes de ambos sexos, dos años después se bajó los pantalones y mostro su blanco culo lituano a los estudiantes de la misma universidad, que le criticaban las medidas que estaba implementando; frente a esto y preso del remordimiento, pidió perdón, lloró y renunció a la universidad.

Los más duros críticos, le resaltan su genial inmadurez para afrontar situaciones criticas, es criticado por representar el papel de payaso adornado de grotescas extravagancias y ridiculeces como llevar una espada de plástico a la Casa de Nariño, casarse por lo civil en un circo lleno de fieras salvajes, declararse ateo, disfrazarse de súper héroe, imitando al chapulín colorado, o echarle un vaso de agua en la cara a un candidato presidencial, lo mismo podría hacer con Chávez, en alguna ocasión dijo que admiraba al gobernante venezolano y que combatiría a las Farc con girasoles, me imagino la carcajada de Alfonso Cano desde la fría selva, obviamente sus asesores ante semejante exabrupto le exigieron que se retractara y así lo hizo, En todo caso así se haga rodear de los mejores asesores que lo cuestionen y corrijan a destiempo, está en sus genes “cagarla” en cualquier momento tomando decisiones absurdas.

Fue Alcalde de Bogotá, en dos oportunidades, en la primera, su gestión fue precaria, la que deja abandonada para lanzarse a la presidencia en el 98…cuando lo hizo ¿pensaba en Bogotá, en Colombia o en él mismo? O a lo mejor “calculando” hasta donde podría llegar; ante semejante error (renunciar a ala Alcaldía de Bogotá), pidió perdón y en un acto de contrición se bañó vestido en una pileta pública, una idiotez más. Ya en el ejercicio de su segunda administración no se gasto un peso y si bien es cierto fortaleció al arcas distritales, no invirtió en nada y por supuesto no resolvió problemas de fondo como la movilidad, o la inseguridad, gestión que realizaron de manera brillante, Peñalosa y Garzón respectivamente; es decir su último gobierno distrital también paso de agache, sin pena ni gloria y ahora se intenta hacer elegir Presidente.

El problema no es que la comunidad internacional vea al Candidato y posible Presidente de la República como un bufón que entretiene a reyes y gobernantes mundiales, y que frente a una posible crisis regional intente resolverla obsequiando tulipanes o palomas blancas en Unasur, ONU o la OEA; el problema radica en que está muy lejos de ser un Estadista para gobernar un país y sobre todo el nuestro; ya que le espera un Senado que en su mayoría iría a la oposición. Se requiere de un gobernante centrado y con los pies en la tierra; ya que la realidad es otra, un pueblo sin empleo sostenible, sin educación, sin salud, sin infraestructura, sin seguridad, etcétera. Es una nación que no la gobierna nadie a punta de simbolismos, por el contrario tristemente uno de los iconos que reconoce el ciudadano del común es el fusil, la metralla, y el dolor de madres y viudas a lo largo y ancho del País.

Para llegar a ser un verdadero Estadista se demanda de toda una vida dedicada al servicio de un país, haber sido educado para gobernar, tener la experiencia de lo público, mínimo senador de la república en varios periodos, haber manejado carteras ministeriales importantes y claves, que le permiten tener una amplia visión del acontecer nacional, para escoger la mejor manera de enfrentar los problemas; y si a eso le sumamos un discurso idealista que no es coherente y muestra de ser voluble emocionalmente, llora con facilidad y vive de intensas emociones, una cosa dice en la mañana y otra cosa afirma en la tarde, según mi criterio no está totalmente conectado con la realidad que lo rodea, parece ser que el éxito inesperado lo tienen alucinado; solo lo ha mantenido vigente una triada, Peñalosa, Garzón y Fajardo. Sacando estos tres últimos, no perdamos de vista que de sus asesores de primera línea el 40% son filósofos. ¿Entonces donde está el éxito del candidato?

Lo que ha catapultado a Antanas Mockus, no es su imagen de líder, su discurso suena parsimonioso, poco fluido (como sedado). La razón de su éxito, es primero la polarización política (el jueguito que la misma clase dirigente tradicional se inventó, ahora es la espada de Damocles que pende sobre sus cabezas); los partidos han pasado a un segundo plano, por debilitamiento de sus estructuras y de sus lideres (de la derecha, centro o de la izquierda) y por los hechos de corrupción y guerras intestinas al interior de los mismos. Segundo, su equipo logró llamar la atención de una izquierda encriptada desde hace más de dos décadas, resultado de la guerra sucia en su contra. Tercero, la folclórica novedad, los jóvenes que nunca han votado lo ven como el adalid en la lucha contra la corrupción y la ilegalidad rampante en el país. Cuarto, muchos le temen a una guerra con Venezuela y Ecuador si Santos llega al poder.

La pregunta del resumen, ¿Podrá Mockus, con el colapso de la salud, la retrasada infraestructura, la inequidad, el desempleo, la creciente inseguridad, entre muchos otros estigmas de esta sociedad; o sabrá lidiar con los vecinos de Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina y Brasil? O será que finalmente a todos les conviene que Antanas Mockus llegue al poder; ya que según mi criterio los programas de gobierno que mejor interpretan la realidad de Colombia, son en su orden: el de Germán Vargas Lleras, Rafael Pardo y Gustavo Petro.

El interrogante final, ¿será que todos los que manifiestan intención de voto, no por Mockus sino por la Triada de el Partido Verde, realmente saldrán a votar el próximo 30 de mayo? O será mucho Tilín Tilín y poco de paletas.

“…Oh… y ahora quién podrá defendernos…”……”Yo el Chapulín Colorado…”.

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