sábado, 16 de diciembre de 2023

EL SALARIO MÍNIMO (2024) COMO INDICADOR DE POBREZA MONETARIA Y MULTIDIMENSIONAL – SEGUNDA PARTE

 

De nuevo, como siempre sucede, finalizando el año se abre el debate, para muchos un dialogo entre sordos, sobre la determinación del salario mínimo mensual legal vigente (SMMLV) para la vigencia fiscal 2024. 

HACE TRECE (13) AÑOS, EL SALARIO MÍNIMO COMO INDICADOR DE POBREZA

Si nos moviéramos a través de un portal que controla el espacio/tiempo; y lográramos retroceder trece (13) años entonces nos encontraríamos con el siguiente escenario y las más crudas revelaciones en relación a lo que sucede hoy.

Donde ahí siguen presentes y fortaleciéndose los principales protagonistas que, de alguna manera o muchas, han saqueado este país.

Al punto de concluir que poco ha mejorado en relación al crecimiento y desarrollo de la industria; o mejor de la productividad del país. ¿De verdad nos consideramos un país en desarrollo?

Entonces vale preguntarnos ¿Quién o quiénes son los responsables?

Hasta el día de ayer, 15 de diciembre de 2010, se extendió la puja histórica entre el gobierno nacional, la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF) y las centrales obreras que no llegaron, por enésima vez, a la mesa de negociaciones con una sola propuesta.

Ya que la CUT propone el 12%, la CTC el 9.5% y la CGT el 7.76%, situación ésta que les restó poder de negociación, entonces impera el viejo truco de divide y reinarás en una aparente alianza de algunos sectores del sindicalismo con el mismo gobierno, donde éste ultimo plantea el 2.7% de incremento salarial.

Regresando al presente, 2023, hoy terminando (comenzando) semana, la situación pareciera diferente, pero en contexto es exactamente la misma.

Terminó la discusión, sin acuerdos, sobre el ajuste del (SMMLV) para un poco menos de 2.5 millones de trabajadores y un indeterminado, en millones, número de trabajadores informales que ganan cinco (5) dólares* diarios o menos. (*) Banco Mundial (2020). 

Donde los sindicatos - léase: centrales obreras - propusieron el 18%, mientras que el sector empresarial de manera calculada y astuta no entregaron una cifra para alimentar el debate… ¿Existirá algún acuerdo en secreto entre el gobierno y los conglomerados económicos?  Por aquello de hagámonos pasito Gustavo…   

Abramos un paréntesis...Entonces más allá de acuerdos y negociaciones, basados nosotros en lo escrito al respecto,  nos atrevemos a proponer un porcentaje de incremento para fijar el nuevo (SMMLV).

Que con toda seguridad causará sorpresa, por aquello que no cabe en los cálculos de los expertos en la materia, y por lo insólito de la propuesta. Sin embargo, eso creemos, estimularía la demanda de bienes y servicios, entonces el incremento debería ser del 21.3%. 

Pareciera ridículo dicho porcentaje pero se esperaría corrigiera algunas de las variables más criticas que afectan la capacidad de compra del asalariado y de paso estimularía, en el mediano plazo, todas otras las variables que hacen parte de la demanda agregada de bienes y servicios en una economía en desarrollo. 

Donde el único problema, más allá del continuo incremento de las tasas de interés, sería la baja productividad de la industria. 

Lo que redundaría en menor rentabilidad para el industrial en el corto plazo. Recordemos que el otro problema es de inversión productiva (baja capacidad de planta utilizada, derivado del proteccionismo del estado) y de fuga de capitales nacionales. ¿Baja inversión? Cerramos paréntesis.

Después de esa fecha se espera que el Estado tercie la disputa bizantina y mediante la expedición del decreto Presidencial que fijará, se espera el 30 de diciembre, el nuevo salario mínimo para los trabajadores colombianos.

El que posiblemente se ubicaría entre el 12% (incremento propuesto hace trece (13) años) y el 18%. En ambos casos por parte de las centrales obreras.

Si nos atenemos a la propuesta de las centrales obreras del 18%, en promedio el empobrecido trabajador recibiría $45.600.oo diarios; es decir mal contados once (11.4) dólares durante el próximo año 2024; frente a los cinco (5) dólares, o menos; que según el banco mundial (2020) devenga el trabajador asalariado colombiano.

Para el análisis solo nos resta calcular que si a ese 18% le aplicamos el proyectado 9.3% de inflación al cierre del 2023, lo anterior equivaldría a un incremento real del (SMMLV) de solo 8.7%. Porcentaje que será absorbido por el nuevo Índice de Precios al Consumidor (IPC) del 2024.

Sin incluir en la ecuación, para el 2024 el incremento mensual de la gasolina; como resultado de la prácticamente eliminación del Fondo de Estabilización del Petróleo y los Combustibles. Hazaña fraguada por Iván Duque Márquez… 

Entonces surge la siguiente pregunta ¿Y ese incremento del 18% para que sirve?

Otro paréntesis... Por favor en este punto releer… Los dos (2) últimos capítulos del Libro - Breve Historia de la Igualdad – de Thomas Piketty (2021) editorial Ariel: Salir del Neocolonialismo (pg.243) y Hacia un Socialismo Democrático, ecológico y con mestizaje social (pag.271). Cerramos paréntesis.

Regresando al 2010…El asunto no termina ni empieza ahí, pues desde hace ya unas semanas, el todo poderoso Banco de la República, que no da puntada sin dedal empezó a difundir noticas alentadoras, por aquello del impacto sicológico en el sentido que, a buenas noticias, se hacen buenos tiempos.

El Banco espera que la economía crezca un 4.5% el próximo año 2011, siendo un dato tranquilizador, pero solo para unos pocos y para el análisis macroeconómico que gira alrededor de las posibles implicaciones que tendrá el nuevo salario mínimo que rondaría los $530.000.oo desvalorizados pesos (2011) en la economía nacional.

Pero insuficiente para el desarrollo sostenible del país; que, a nuestro modo de entender las cosas, lo único que hace es disminuir aún más la calidad de vida del ciudadano del común a expensas del enriquecimiento de tan solo unos pocos, los dueños del Capital.

Para los que lo creen intuir, no esperen, empezando semana, un discurso antiimperialista al mejor estilo marxista-leninista que tenía gran impacto por allá en la década de los 60, por cuanto hoy día los mismos burócratas del antiguo sistema comunista manifiestan que esos postulados no resuelven ni resolverán los problemas del proletariado y que adecuadamente hoy denominados ciudadano del común.

Ese esperado crecimiento económico puede obtenerse dependiendo de la ocurrencia de varios eventos, el primero que siga en el congelador la aprobación del TLC con USA; segundo la esperanza del restablecimiento en un 100% del comercio bilateral con Correa y Chávez.

Siendo éstos unos vecinos en los cuales no se puede confiar totalmente, por aquello de las cicatrices sociales que aún les dan roncha y del manejo económico que procuran en sus países.

Que se opone al libre comercio y que insiste en la estatización de sus economías incluyendo por supuesto al sistema financiero, expresión máxima en la búsqueda del totalitarismo de estado.

Aunado a lo anterior y partiendo del hecho que se va a vender parte de Ecopetrol, y que la gran inversión extranjera se dirigirá al sector energético y de minas (Explotación de recursos naturales no renovables).

Podríamos creerle al Banco Emisor que las cosas irán “bien” para la economía en el 2011; ¿Entonces realmente a quien le ira bien?... será a los inversionistas extranjeros, a los industriales o empresarios nacionales… o al trabajador que devenga el salario mínimo y ni mencionemos al que gana menos del mínimo y sin prestaciones sociales.

Lo señalamos por cuanto una de las principales advertencias, en este proceso de negociación del nuevo (SMMLV) no solo ahora sino desde hace más de tres décadas, que hacen los gremios productivos es que un incremento por encima del 3% desestimularía la generación de nuevos empleos productivos y por supuesto bajaría la productividad (argumento del 2010).

¿Será eso cierto, o solo es una patraña más para proteger el lucrativo negocio de sus amos, los dueños de los conglomerados financieros y económicos?

El anterior enfoque más nos parece un discurso monetarista, porque si miramos las estadísticas sobre el crecimiento en el empleo productivo (Aquel que incluye prestaciones sociales y todos los requisitos de ley) durante lo corrido del 2010 nos encontramos que ha habido un claro crecimiento negativo (-) en esta variable que es critica en cualquier análisis macroeconómico.

Por el contrario, ha aumentado en promedio el desempleo el cual alcanza la cifra de casi 3.000.000 de personas (recuerden que el análisis es del 2010).

Y en mayor proporción el subempleo y en general la economía informal (que equivale al 46% (actualmente en más del 52%) del total del empleo global).

Que es aquella población que sobrevive del régimen subsidiado en salud y de la caridad – léase: transferencias monetarias - del Estado.

Frente a esta realidad resulta mejor negocio para los empresarios mantener esa fuerza laboral en la informalidad o clandestinidad, por aquello de no tener que pagar parafiscales y demás impuestos.

Continuando con el Banco Central, Junta Directiva asesorados por funcionarios subalternos que viven esclavos por el cumplimiento de la meta inflacionaria y que con orgullo manifiestan que ésta se encuentra por debajo del 2.5% como meta fijada (en ese 2010) y no alcanzada desde hace más de cincuenta (50) años.

Frente a esta aparente gran noticia, siempre nos hemos preguntado ¿Qué variables utilizan para calcularla? O ¿Será un discurso engañoso y populista?

Porque en nuestras cuentas domesticas que resultan de calcular lo que se gasta en solo alimentación (una parte de los bienes de la canasta familiar) en el 2010 frente al 2009, se concluye que esos gastos se incrementaron en un 15%, y tienen un valor mensual que oscila entre los $150.000.oo y $200.000.oo para 4 personas, sin tener en la cuenta los artículos para el aseo personal que representan casi que el 60% del costo del valor total de la canasta familiar. vale preguntarnos ¿Para qué sirve entonces el salario mínimo?

De igual manera el anterior cálculo no tiente en la cuenta, a aquellas unidades familiares que por esnobismo y comodidad usan de manera compulsiva y desarrollan mayores consumos innecesarios a través de las tarjetas debito y el crédito (sumar cuota de manejo) que tienen un interés de hasta el 26% anual. Hoy (2023) con un interés de usura del 43.13%.

La siguiente pregunta es: ¿En el cálculo de la inflación se tiene en cuenta todas estas variables? Y de ser cierto ¿Cómo llegan a una cifra inflacionaria del IPC acumulada anual del 2.37%? proyectada para el 2011. Léase Índice de Precios al Consumidor. ¿Con cuál magia lo hacen?

Recordemos que en la actualidad (2023) la cifra proyectada de la inflación ronda el 9.5% o más. Y el esperado crecimiento del PIB es de menos de un punto. 

SI a esto le sumamos que en promedio las ventas del empresario cayeron en un 7% en lo corrido del año (2010), que no es otra cosa que la pérdida del poder adquisitivo de la moneda y por supuesto de la calidad de vida del trabajador promedio, entonces ¿Dónde está anclado nuestro actual modelo económico? Esta pregunta fue formulada en el 2010.

La gran primera conclusión es que el actual salario mínimo se “gasta” principalmente en carne, huevos, granos, frutas, verduras, existiendo una gran mayoría que utiliza la compra diaria a través del crédito semanal en la tienda; tampoco perdamos de vista que la inflación de la tienda generalmente está cuatro (4) puntos por encima de la data oficial.

Lo que queda del salario (2010) una pequeña parte se destina a la educación para los hijos y el resto en el pago de servicios públicos domiciliarios. Al final La cultura, el deporte y la recreación quedan por fuera.

Frente a este dilema de determinar la tasa de crecimiento para el nuevo salario mínimo, existen dos posiciones totalmente extremas; la primera y es el cálculo técnico de la Anif (Asociación Nacional de Instituciones Financieras) que habla de un 1.5% y el de la CUT que propone el 12%.  

Es de subrayar que para ese año la propuesta del 12% si interpretaba la realidad económica y social del país, frente a las expectativas del trabajador asalariado.

Y como si lo anterior fuera poco, si le aunamos la temporada invernal que se va hasta el mes de febrero, entonces nos tocó recibir el nuevo año con alza en los combustibles, en el transporte, en los bienes de la canasta familiar, derivado de la especulación como consecuencia de la perdida de cosechas y la imposibilidad de nuevas siembras y para rematar se inicia nuevamente la temporada escolar, donde estudios han demostrado que el tendero la espera con ansiedad pues ahí se ven incrementadas nuevamente sus ventas.

Contrario a lo que piensan los gurús y los tecnócratas que dan sabios consejos sobre el manejo macroeconómico de la economía, la solución no es controlar la inflación restringiendo el circulante en el mercado.

Entonces si se quiere estimular la demanda de bienes y servicios que es finalmente la que potencia el consumo, el ahorro y la inversión, entonces es necesario cambiar el enfoque que solo favorece al industrial y al empresario.

Y sobre el cual gira el manejo monetarista donde es imposible que el ciudadano del común obtenga créditos blandos para la creación y el fomento a las Mipymes que le darían otra dinámica al gasto y a la inversión que permitiría cerrar el círculo económico estimulando toda una demanda agregada a nivel familiar y comercial.

Lo anterior solo se logra hoy (2023) incrementado el salario en un porcentaje equivalente que corrija los anteriores desfases que terminan con la pérdida del poder adquisitivo de la moneda en este país de las chuzadas y seguimientos ilegales. Y que sería del 21.3%.

EL MÍNIMO…ES MENOS QUE LO MÍNIMO

La denominación correcta es: salario mínimo mensual legal vigente (SMMLV), lo de mínimo, es precisamente eso “mínimo” para la subsistencia no tan digna de las familias.

Ya que no cubre las necesidades básicas del 52% de la población colombiana que se encuentra en situación de pobreza monetaria y multidimensional. El resto es solo retorica por parte de los conglomerados financieros y económicos; que le rinden culto a la riqueza. ¿Por qué no incrementar en un (1) punto en el impuesto al patrimonio y/o a la riqueza?  

Lo de legal es por aquello que ese techo, que casi siempre es fijado por decreto presidencial, sirve de punto de referencia para que comerciantes y empresarios informales, y algunos formales, paguen muy por debajo de ese valor; haciéndole creer, con bonificaciones y otras arandelas, al ingenuo trabajador que le está pagando el mínimo.  

A pesar de las modernas tecnologías de la información y las comunicaciones, el ciudadano del común, la mayoría, poco entiende – irónico por aquello que lo acepta – que salario digno significa: mayor consumo, ahorro e inversión.

Dicho en otras palabras… Contrario a lo proyectado por los gurús que teorizan sobre la económica del consumo que generalmente pagados por el Establecimiento desconocen o miran hacia otro lado.

La realidad de la clase trabajadora, no confundir con clase media, es que con el salario mínimo mensual $1.300.606.oo menos los descuentos aprobados por nomina, solo le alcanza para pagar oportunamente: arrendamiento, servicios públicos y alimentación; léase precios de la canasta familiar que en el mediano plazo llevan a la desnutrición. Como sucede en la actualidad para ese 52% de la población en situación de pobreza y vulnerabilidad.

La gran mayoría llevan, por necesidad, sus hijos a los establecimientos educativos oficiales; y es allí donde, se supone, el gobierno subsidia la alimentación, de los hijos de la clase trabajadora, con el programa “Plan de Alimentación Escolar” (PAE) que muchas veces, cuando no hay escándalos de corrupción, se entrega con baja calidad proteica. Casos abundan.

Continuando con el ejercicio; al tiempo las multinacionales de las bebidas, en busca de una “tajada” de ese “salario” promueven el consumo de bebidas alcohólicas que le restan calidad de vida a la familia del trabajador, aumentando el riesgo de accidentes y fallecimientos por el abuso.

Para no volvernos recurrentes con el tema del alcoholismo; saquemos de la ecuación la variable bebida alcohólica; y regresemos al valor del (SMMLV) que actualmente es de $1.160.000.oo (básico) más subsidio al transporte de $140.606.oo 

El incremento del valor, con respecto al 2022 fue del 16% fijado por decreto presidencial; de hecho, el ejecutivo de ese entonces - cuyo nombre no quisiéramos recordar -  indicó, en su momento, que era el mayor incremento logrado en tiempo recientes; asunto que en la práctica no lo es. 

Con ese valor del salario mínimo no mejora su calidad de vida, solo subsiste... Resumiendo, el trabajador asalariado, el malpensarte, recurre al endeudamiento vía tarjetas de crédito aceptando un interés de usura fijado por la Superfinanciera del 43.13%. ¿Cuál entonces es el valor de la cartera morosa por este concepto al cierre de 2023?

Buscando liquidez el trabajador también se obliga al retiro de cesantías o préstamos cuenta gotas; en relación a todo lo anterior su calidad de vida estaría por debajo de los estándares fijados, para los paises tercermundistas, por la Organización Mundial de la Salud (OMS) la Organización Internacional del Trabajo (OIT ) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Regresando al tema de actualidad que se centró en una mesa de negociación, entre sordos, como hace trece (13) años; asunto que se repite durante los ultimas cincuenta (50) anualidades.

Donde insistimos las centrales obreras proponen el 18% porcentaje que estaría por debajo del incremento real que recupere el poder adquisitivo del trabajador asalariado y eso lo sabe el sector empresarial de este país. Insistimos debiendo ser, el incremento, del 21.3%.

E independiente que por cultura ancestral algunos trabajadores en especial los informales dediquen ese incremento par consumir más cerveza o bebidas alcohólicas u otras sustancias psicoactivas.

Mientras que los empresarios, por estrategia, no entregaron una cifra que hubiera permitido una propuesta clara en esa mesa de negociación y en la que realmente la utilizaron como mesa de negación.

Recordemos…En el 2019 los sindicatos proponían un incremento del 12% y los gremios el 4.5%; para el 2020 los sindicatos no se movieron del 14% y los gremios proponen el 2%. ¿Será que estos últimos le rinden culto al dios de la pobreza, para que los haga más ricos y poderosos?

Ya para el 2023 las centrales obreras, tal parece, propusieron inicialmente el 20% incluyendo la regulación de los precios de la canasta familiar, el tema del transporte, los interese bancarios y el costo de la electricidad. Finalmente fue el 18%

EL MÍNIMO PARA LA MAYORÍA

Si nos atenemos a lo que hace un par de años manifestó el Banco Emisor – Leer Banco de la República – “al menos” 10.7 millones de colombianos ganan el mínimo o menos. Es decir 8.2 millones hacen parte de la economía informal.

Para entender la gravedad del problema, regresando al inicio de este escrito, debemos de asociar también al concepto de salario, y tal parece como elemento distractor por parte de los gremios que se basan en los datos acomodados del DANE, y son las variables productividad total y productividad laboral. 

Lo que también hay que reconocer es la baja productividad de la industria en el país. El dilema o mejor el problema es que centran la atención en la productividad laboral. ¿Otro sofisma de distracción?

Que vendría asociados a la competitividad, esta última que de ser cierto se reflejaría – de eso tan bue no dan tanto - en bajos precios al consumidor; y al concepto de consumir lo nuestro y no lo importado. ¿Es el nuestro un país competitivo?  

Antes de continuar con  el asunto que de verdad nos ocupa hoy; como lo es la fijación, por decreto, del (SMMLV); y para completar contexto recordemos que, según el Dane, y antes de la pandemia era aproximadamente 15.2 millones las personas en situación de pobreza. ¿Cuál es la cifra real actual? ¿Treinta millones?

Incorporemos la tasa promedio de desempleo, a octubre 2020, era del 14.7%; para el 2022 del 11.3% y para el 2023 de 9.3% lo anterior podría significar, desconociendo los porcentajes en ciudades intermedias que por lo menos es de 37.5%, que la pobreza en el país aumentó dramáticamente; perdiéndose el esfuerzo de más de veinte (20) años en la lucha contra la desigualdad social y la falta de oportunidades.

LA OTRA POSIBLE VALORACIÓN

Para complementar, los tecnócratas de cualquier organismo del estado llámense Ministerio de Hacienda, DANE, Banco de la República o Planeación Nacional entre otros; deberían estar incluyendo al momento de formular una nueva ecuación que les permitiera calcular, como en el pasado, un “mínimo vital personal”.

En este punto con seguridad tendrán en la cuenta las principales variables que determinan la posibilidad de acceder a una canasta familiar digna como lo son: Alimentación, transporte, vestuario, educación, salud, vivienda y servicios públicos domiciliarios. Quedarían necesariamente por fuera el deporte, la recreación y la cultura.

Que establezca ese nivel de ingresos mensual (punto de equilibrio para el consumidor) que permita satisfacer una demanda digna de bienes y servicios, sin el riesgo de aumentar la informalidad al momento de, estos, demandar empleo o de vivir del crédito. ¿Sería solo retorica gubernamental?

Aún más; los expertos suponen que es válido el análisis, para la satisfacción de las necesidades básicas a través del mínimo vital, si y solo si, dos miembros de una misma familia, devengan ese ingreso. Según nuestro criterio esa hipótesis, estaría lejos del actual modelo económico para generar empleo. ¿O será todo lo contrario?

Lo que no está muy claro es si ese valor obtenido en un escritorio - mínimo vital - corresponde al salario mínimo que casi siempre es asignado por decreto; recordemos que el próximo salario no fue acordado en una mesa de negociaciones. Sino que será fijado a través de un decreto presidencial. Tremendo desafío enfrenta Petro Urrego.

PAGA EL QUE MÁS TENGA

Lo anterior significa que para salir de la encrucijada – léase: pobreza monetaria - el sacrificio no debe de seguir recayendo en la clase pobre y vulnerable, media, emprendedora y trabajadora; el sacrificio, en rentabilidad, lo deben de asumir los conglomerados económicos que controlan los gremios en el país.

El diagnostico que nos muestran las estadísticas, para empezar a enfrentar la crisis socioeconómica que se avecina tiene varias lecturas; que podría ser la misma del Banco de la Republica.

El argumento del Establecimiento  sigue buscando privilegiar la posición de los gremios de ahí que no haya presentado propuesta alguna, según nosotros, al tiempo que le tira la papa caliente a Petro Urrego para de esta manera seguir construyéndole, las élites, la tormenta perfecta en su contra.

Insiste el establecimiento sobre enorme esfuerzo de los empresarios para sostener el empleo ¿Dónde van a parar los 50 billones de pesos en exenciones de impuestos que quedan por fuera del Presupuesto Nacional?

Con seguridad no van a mejorar el empleo productivo; si a los paraísos fiscales o en otorgamiento de créditos a paises pobres de la región.

Ya que el desempleo formal, como ya lo señalamos, aumentó. ¿Dónde fueron a parar esos recursos? ¿Cuál es el papel del Banco de la República y la banca comercial frente a la liquidez del mercado?

Lo anterior podría significar, como consecuencia del estancamiento en la productividad, cuyo efecto, como lo es el desempleo pasivo o los que no buscan empleo y quedan por fuera de las estadísticas, se sintió más en el sector informal; mejorando artificialmente las estadísticas sobre la recuperación del empleo formal.

EL PESO COLOMBIANO CADA VEZ VALE MENOS

Otro argumento, poco creíble, que siempre ha esgrimido el Estableciendo a través del Banco de la República, para justificar un bajo incremento salarial, es el control de la inflación y la protección del empleo productivo. Siendo este un cuento viejo y mal contado.

Hoy tenemos, según el Dane, un índice de precios al consumidor (IPC), a octubre 2023, de 10.48%; ¿Será cierto ese indicador? Al tiempo que la devaluación del peso a octubre 2023 se estime es del 15.06 %... es decir el peso cada vez vale menos.

Entonces de nuevo vale preguntarnos... ¿En que va quedar el incremento del nuevo salario mínimo, si es cierto que será del 12%? ¿Se contraerá de nuevo la demanda de bienes y servicios, avanzando a un ciclo de recesión económico; hoy visto como estanflación?

Frente a este escenario macroeconómico, el ministro de hacienda podría proponer el incremento del (SMMLV) entre el 12% y el 18% apoyando, con este ultimo, a las centrales obreras, quedaría entonces confirmado el interés de proteger la clase media, emprendedora y trabajadora del país. Incremento que insistimos no es el suficiente, ni siguiera el 18%. De hecho insistimos en el 21.3%.

La pregunta que surge, en un escenario hipotético, ¿Cuál sería la propuesta del gobierno central? Que deberá pasar por el cedazo del ministro.

Y si a lo anterior le sumamos una deuda del sector gobierno y del sector corporativo que en Latinoamérica supera el 58% del PIB. Tomado de la CEPAL; y que en Colombia equivale, solo la deuda pública US$190.537 MILLONES, que corresponde a un poco más del 55% del PIB.

Lo anterior, significa que la ecuación que debe manejar, eso creemos, desde Minhacienda, para corregir el enorme desequilibrio fiscal del país y de balanza de pagos tendrá que ver con la ¿Austeridad del gasto público y atención a la regla fiscal? 

Lo que debe de quedar claro es que las actuales políticas de corte monetarista y neoliberal deben cambiarse so pena de seguir protegiendo los intereses de los conglomerados financieros y económicos; es decir a los más ricos entre los ricos, se asegura que son cuatro (4) banqueros y un industrial.

Si el incremento del (SMMLV) es inferior al 16% se perpetuará la baja capacidad de compra del trabajador formal e informal, la que se hará más evidente cuando se le dé aplicabilidad  al catastro multipropósito y de las esperadas reformas: laboral y pensional, estas ultimas que seguirán siendo cruelmente atacadas, en su esencia, por el Establecimiento corrupto.

¿DE ESO TAN BUENO SI DARÁN TANTO?

Seguidamente, este componente salarial, podría tener incidencia en los discursos gobiernistas de cara a las elecciones para Congreso de la República; ¿Polarizando aún más al país?

Donde claramente se dará la discusión alrededor del choque ideológico ente los que se oponen al capitalismo salvaje; frente a una posible propuesta de un capitalismo con responsabilidad social y medioambiental. ¿Será que de eso tan bueno darán tanto?

Salvo que tenga el presidente de los colombianos la suficiente fuerza política, para fijar por decreto el nuevo el (SMMLV) que se espera sea digno para los 10.7 millones que devengan un salario o menos… Ahí le dejamos ese trompo en la uña.

Lo que el ciudadano del común, tiene muy claro y siempre espera, es que el nuevo salario mínimo mejore la capacidad de compra del trabajador asalariado  y como resultado mejore el consumo, el ahorro y la inversión de las familias.

Ya sea para destinarlo, como inversión, en su bienestar como por ejemplo: futura adquisición de vivienda o para la educación superior de sus hijos; y de esta manera empezar a romper el círculo vicioso de la pobreza, en sus múltiples manifestaciones, que tanto azota a la patria. Amanecerá y veremos.  

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