sábado, 22 de mayo de 2021

LOS DOCE PASOS DE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS – NOVENO PASO

 

” Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para nosotros”.

PRIMERO LAS ESTADÍSTICAS

El DANE realizó durante el 2019, entre octubre y noviembre, una Encuesta Nacional sobre el Consumo de Sustancias Psicoactivas; a través de una muestra de casi 170 mil personas; en un rango de edad entre los 12 y 65 años.

Las cifras que arrojó el estudio son las siguientes: el 84% consumieron, durante ese mes, bebidas alcohólicas, el 33% tabaco, el 5% cigarrillos eléctricos, el 1.8% tranquilizantes no medicados, 8.3% marihuana, el 2.1% cocaína y el 1.6% sustancias inhalables.

Las edades promedio para el consumo son: Tranquilizantes 24.6 años, alcohol 17.8 años y tabaco 17.4 años.

Lo anterior deja claro el multimillonario negocio de las bebidas alcohólicas y al frente de ellas se encuentra el aguardiente, preferiblemente frío – si lo toma en solitario y al clima la posibilidad que sea un alcohólico es muy alta - seguido de la cerveza, vinos y en general bebidas fuertes.

Hoy parte de la reflexión tiene que ver, con el asunto que nos ocupa hoy, en el sentido de la incidencia de las bebidas alcohólicas en los menores de edad: asunto poco tratado por las autoridades competentes.

Grave situación a futuro que tal parece no preocupa, o tal vez por eso de la rentabilidad del negocio, a las autoridades por aquello que está comprobado que la iniciación, cada vez, se hace a más temprana edad.

Basta con recordar a un grupo de niños, menores de 10 años, alegremente consumiendo cerveza; post que se hizo viral en las redes sociales; convirtiéndose en un mensaje subliminal que hace ver, ese consumo, como algo normal y aceptado por la sociedad.

Lo es también y que hace unos años estuvo de moda que pretendía darle “estatus al consumidor” como es el uso creciente de cigarrillos electrónicos; uso que derivó en la palabra vapear – léase 1.2 millones de vapeadores en Colombia - con graves consecuencias en el sistema respiratorio, en general en la salud, de los adictos. 

La razón la inmensa mayoría de los cibernautas no analizan en contexto por aquello de la masiva información que les llega ya sea como: videos, fotos, publicidad y en el peor de los casos con el ejemplo que dan los padres de familia o acudientes.

Sin embargo, es oportuno recordar, para muchos el consumo de alcohol desencadena la curiosidad y luego el apetito por el consumo de otras sustancias más fuertes y casi que en el mismo orden, al listado de sustancias psicoactivas mencionado al inicio de este documento.

Cuando no es que saltan el consumo de licor y tabaco para quedarse, algunos para siempre, con la cocaína y/o sustancias inhalantes.

MÁS ALLÁ DE LA CONMISERACIÓN ES EL USO DEL BUEN JUICIO

 Recordemos primero que significa la palabra conmiseración y es cuando el alcohólico haciendo uso de su audacia; intenta manipular a la familia y amigos, muchas veces lográndolo.

Creando un sentimiento de pena o pesar y dolor; por la desgracia que enfrenta el ser visto como un borrachín frente a sus seres queridos o personas más cercanas.  

El denominador común, de todo enfermo alcohólico, que se manifiesta a través de signos y síntomas son variados y dependen de la personalidad de cada individuo.

Estos son algunos entre otros: falta de buen juicio, vulnerabilidad a las emociones fuertes; intento, casi siempre, de manipular psicológicamente a las personas que le rodean.

Lo anterior no significa que todo el que se halle cerca de él, familia nuclear, es toxico para su sobriedad; algunos son tan audaces que sacan provecho, sin aparentemente afectar su compostura, haciéndolos copartícipes y de hasta iniciarlos en la bebida.

Entonces ¿Qué es buen Juicio?... Juicio: “facultad por la que el hombre puede distinguir el bien del mal y lo verdadero de lo falso” … Otra podría ser… “Madurez y cordura”.

La vida en sociedad en todos los casos, parte de unos derechos y unos deberes, nos lleva a ser seres sociables por naturaleza; salvo algunas excepciones como los sociópatas e independiente que lo sean desde el enfoque social, económico o político.

Como seres sociables debemos obligatoriamente – léase felizmente - relacionarnos con las demás personas para satisfacer unas necesidades básicas como lo son: alimentación, abrigo, techo, educación y crecimiento personal entre otras.

Y en la búsqueda de otros niveles de satisfacción deben asociarse con otras personas para: trabajar, estudiar, divertirse, crear, orar, innovar y en general desarrollarse como individuo socialmente aceptable a través de unos principios y valores.

Algunas veces actuando, los otros, de forma hipócrita o retrechera; intentan evitar o limitar el crecimiento integral del individuo que le permita convertirse en una persona productiva.

Aquí a lo único que nos estamos refiriendo es al estigma del bebedor y borracho empedernido; que no solo tiene que lidiar con su adicción; sino el ser señalado por el índice acusador de una sociedad pervertida e hipócrita.

Es ahí donde la mente confusa, del enfermo alcohólico, no logra encajar y dependiendo de su potestad o influencia en lugar de construir, destruye lo mejor de sí y de otros; obsesionado por su egoísmo y obedeciendo a sus miedos y temores, que se expresan como ira u ofuscación. 

ATENDIENDO AL BUEN JUICIO

Lo anterior determina que el buen juicio no haga presencia su vida; porque se aleja de la forma correcta cómo debe de valorar, reposadamente, lo que se encuentra en su entorno.

En especial a las personas más cercanas, por las que interior y sinceramente siente afecto, al que con esfuerzo e iniciativa intenta recuperarse del alcohol; que muchas veces fácilmente queda expuesto a la manipulación de terceros.

El propósito de cualquier programa de recuperación de adictos, en este caso del alcohol, es la constante y sincera búsqueda de la tranquilidad espiritual personal y colectiva.

Además, persigue de la mejor manera posible mediante pasos y tradiciones reconstruir relaciones rotas o deterioradas consigo mismo y con terceras personas como familia o amigos.

Cuando la realidad es otra por aquello que persisten los fracasos y las decepciones; tal vez por no incluir a todas las personas, que se vieron involucradas y afectadas; o si fueron incluidas no se dió ese paso, del pedir humildemente perdón que lleva a la reparación espiritual.

Lo que seguramente no se dio ya sea por miedo, orgullo, vanagloria, rencor o cualquier otra circunstancia; la consecuencia para el enfermo alcohólico es que algo muy valioso, como la paz y la tranquilidad, dejaron de actuar en su interior.

¿FALLA EL PROGRAMA O EL ENFERMO?

Lo anterior podría llevarnos a concluir que a pesar de estar dentro de un determinado programa, que busca recuperar al enfermo alcohólico, éste - el programa- se concluye, como muchas veces sucede, que ha fallado porque no logra obtener su cometido; entonces nada es más erróneo que llegar a esa apresurada conclusión.

La experiencia alrededor del mundo, con más de trescientos (300) millones de alcohólicos, es que NO puede haber tiempo, ni espacio para desanimarse.

Todo lo contrario, es una prueba más que, el enfermo, va en la dirección correcta de su recuperación; solo es necesario replantear alguna estrategia y seguir adelante.

LA ESTRATEGIA

Frente al aparente fracaso, y lo más seguro es que no lo sea, hay que verlo como una prueba más a la que nos somete ese Ser Superior, como cada uno lo conciba; y no es otra cosa que reiterarnos que en algo se está fallando o no se ha terminado por reconocer la enfermedad. Gana la negación, entonces hay que derrotarla.

Solo se derrota sí reconocemos esos defectos: pereza, envidia, ira y soberbia entre otros; para poderlos ver desde otra perspectiva, los aceptamos, no los ocultamos, los remediamos.

Para finalmente poner por delante las virtudes: Honestidad, templanza, valentía, cautela, fortaleza, responsabilidad y la gratitud entre otras.

De vuelta al programa también hay que recordarle al enfermo alcohólico, antiguo borrachín, que el camino por recorrer es largo y que la recuperación es lenta pero segura en la búsqueda de esa nueva vida.

Lo más importante es conservar el ánimo y la disposición al cambio de actitud; en el sentido y la creencia que solo se ha perdido una batalla más no la guerra contra ese monstruo, de mil cabezas, que se denomina Alcoholismo.

LA MENTE PRIVILEGIADA Y A LA VEZ CONFUSA DEL ALCOHÓLICO

Entonces es el momento de hacer una pausa y preguntarse ¿Qué es lo que verdaderamente esta sucediendo en la mente privilegiada pero confusa del Alcohólico? ¿Por qué a pesar de tener períodos de mucha tranquilidad y sosiego… de repente estalla, el miedo y la ira, se confunde y confunde a los demás?

¿Por qué sigue pasando rápidamente de la alegría y euforia, a la tristeza o a la ira? ¿Por qué ante una amenaza siente miedo y ese miedo se convierte en odio y rencor; así hayan transcurrido días o semanas entre lo uno y lo otro?

Lo anterior significa que hay muchos detonantes sutilmente escondidos en la mente del enfermo - léase envidia, ira y soberbia - y a los cuales se está expuesto constantemente.

Por ello es muy importante que acuda a las programadas reuniones de grupo; allí donde cada hace su catarsis para descargar todas esas malas energías… Acompañado de una lectura ya sea sobre alguno de los programas o la de su predilección.

EL NOVENO PASO

El Noveno paso indica… Y antes de darlo, es muy importante “aclarar” lo que significa reparar; y es lo que haremos significando lo que NO se debe de hacer.

Es común encontrar dos comportamientos opuestos cuando se trata de “reparar” que dependen de la naturaleza psicológica del victimario frente a la víctima.

La primera reacción después de agredir física y/o psicológicamente, es y frente al arrepentimiento, asumir una actitud excesivamente dócil al punto de humillarse ante la persona a la cual se le hizo daño.

Sinembargo, contrario a lo esperado, y más temprano que tarde termina desplomándose la autoestima del victimario; por cuanto las “víctimas” terminarán cobrándole con altos intereses todos sus excesos y arbitrariedades; esa baja autoestima o auto conmiseración lo llevará nuevamente a la bebida. Es un arma de doble filo.

La clave es no intentar comprar, en sus múltiples acepciones, respeto, cariño y mucho menos amor; o intentar buscar lástima de terceras personas. Es decir, como dice el popular refrán “...Ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre”.

EL BUEN JUICIO

El programa dice textualmente que se necesita… “Buen juicio, capacidad para escoger el momento oportuno, valor y prudencia – estas son las cualidades que necesitaremos al dar el Noveno Paso”.

Es importante resaltar que primero hay que reflexionar cuidadosamente sobre cada caso, porque en la lista que hemos elaborado sobre las personas que hemos lastimado, también puede haber Alcohólicos (no declarados) con iguales o peores problemas de carácter que los nuestros.

Y frente a esos casos, al dar ese paso… En lugar de resolver el problema lo que terminamos haciendo es agravarlo hasta el extremo de poder producirse una tragedia. Entre antiguos borrachines.

EL NOBLE ACTO DE REPARAR

En todos los casos, este noble acto lo debemos de realizar cuando juzguemos estar seguros de poder mantener una sobriedad permanente, a otros podemos acudir inmediatamente y con un sincero abrazo pedir perdón y lograr la reconciliación.

En otros casos es aconsejable dejar pasar un buen tiempo (inclusive años) antes de hacer reparaciones; y en el más extremo de los asuntos habrá personas a las cuales nunca será posible ponernos en contacto directo con ellas, porque el daño causado terminó siendo irreparable.

En la mayoría de los casos y en las condiciones normales, lo más aconsejable es recomendar al enfermo alcohólico que después de una profunda reflexión y para dar ese paso, busque lugares y situaciones apropiados.

Como por ejemplo a la hora del almuerzo o en la cena y cuando se está en compañía de familiares o amigos, pedir la palabra y simplemente manifestar que ha reconocido que tiene problemas con el Alcohol y que para empezar a enfrentar su dificultad ha decidido ingresar a un programa de recuperación.

Tenga la plena seguridad que, frente a esa valerosa decisión, encontrará diversas reacciones desde alegría, desconcierto, escepticismo y hasta la negación por parte de algunas de las personas que le rodean. Pero no se desanime ya ha dado ese primer paso.

Para dar ese primer paso y al que solo se llega cuando estamos dispuestos a confesar lo peor de nosotros mismos, sin embargo es necesario tener mucha prudencia al momento de buscar nuestra tranquilidad, para que no le vayamos a crear infiernos a las demás personas involucradas.

Tampoco podemos dejarnos asfixiar por remordimientos excesivos ante quienes hemos perjudicado, pero también debemos de entender que las enmiendas deben de ser francas y generosas, a lo mejor con una mirada sincera, un beso y un fuerte abrazo será mucho el camino recorrido en el camino de obtener el perdón.

Lo más importante es tener muy claro que la reparación se logra cuando vencemos el miedo de enfrentar a aquellas personas a las que les causamos daño, como también a aquellas que nos lo hicieron.

Finalmente, el espíritu del Noveno Paso no es otra cosa que la disposición para aceptar todas las consecuencias de nuestras acciones pasadas, y al mismo tiempo asumir la responsabilidad por el bienestar de los demás. Lo único que no se puede olvidar es pedir perdón.

Cada segundo, cada minuto y cada hora del día son momentos propicios para autoevaluarnos reconociendo nuestros errores y de nuestros aciertos y si luego del balance logramos estar tranquilos; es mucho ya el camino recorrido para seguir sacando ventajas, para si mismos, de lo que nos sucede a diario. Amanecerá y veremos.

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