Antes de entrar
en detalle, sobre el asunto que nos ocupa, cuyo propósito es intentar resolver el
siguiente par de preguntas:
Relacionadas con
la profunda crisis que tiene al borde del colapso, no solo al HSJD sino la
salud a nivel nacional; hoy concretamente con esa misma o peor realidad evidenciada
a nivel local.
Cuyo posible causante,
elegido como chivo expiatorio, fue la pandemia del COVID-19 que lo único que
hizo fue destapar los errores de un modelo económico, social y político que no
funciona como debería ser.
Y es lo observado,
en contexto, durante los últimos 30 años o más; colmado de irregularidades en
el manejo de esos recursos que, hoy, presentan múltiples falencias como:
PRECARIEDAD
LABORAL, concentración del talento humano en las
ciudades capitales, deterioro de la salud pública y el ambiente, ausencia de rectoría
territorial, enormes deudas entre los actores del sistema – léase: hospitales,
EPS y IPS; despilfarro y multimillonarios negociados con las industrias farmacéuticas
entre otros.
Lo que en términos
generales es lo que pretende “legalizar” la actual propuesta a la Reforma a la
Salud… De ahí de las crecientes voces que se alzan en protestas que invitan a
un rotundo NO A LA REFORMA A LA SALUD.
Lo fue también el
arribo al país del, para esa época, novedoso modelo de medicina prepagada; copia,
tal parece, de un sistema de salud canadiense o norteamericano.
Cuyo eje central,
el financiamiento, buscaba desde ese entonces – léase ley 100 de 1993 - proteger
los intereses privados de unos pocos. Recordar caso de SaludCoop.
Lo visto hoy,
desde la ciudad de Cartago en el Norte del Valle, se ve reflejado en la inexistencia
de un articulado Sistema General de Seguridad Social en Salud SGSSS. Entonces
surge la primera pregunta ¿Da capacidad, en la ciudad, para tener dos
Instituciones como la IPS Municipal y Hospital San Juan de Dios?
¿Seguirá siendo
factible operativa y financieramente sostener una concesión con un privado que
no ha garantizado, a la fecha, la prestación eficiente, eficaz y efectiva de un
servicio de salud?
Con un mercado potencial
de 500 mil usuarios en el Norte del Valle. Preguntas que esperamos sean
resueltas, más adelante, por usted mismo.
Sin embargo, ésta
última pregunta, adquiere notable importancia por aquello del reciente pronunciamiento
de la directora del Partido de la U hasta el 2022. Dilian Francisca Toro Torres
cuando tajantemente se opone a la Reforma a la Salud.
La sorpresa es
por aquello, siendo de conocimiento público, del enorme protagonismo que ha tenido,
Toro, durante su larga trayectoria como dirigente política: inicialmente como concejal
y alcaldesa de Guacarí, luego Senadora y posteriormente como Gobernadora.
Sinembargo, fue definitivo
su paso por la Secretaría de Salud del Departamento del Valle del Cauca en el
año 1995.
Y de eso hace ya
un poco más de veinte seis (26) años; ese recorrido, sin lugar a dudas, le da
el suficiente conocimiento y la experiencia sobre la forma como se administran los
recursos de la salud pública.
EL
GANGAZO DE DUQUE
Antes de continuar
démosle entonces espacio, primero, a otro asunto… En la actualidad, la República
de Colombia, llama la atención de la comunidad internacional; protagonismo que
no pudieron lograr, durante este gobierno, los anteriores Ministros de
Relaciones Exteriores.
Tampoco el “gangazo”
del gobierno de Duque con el sol a sus espaladas, o por esa misma razón, por
aquello de la oferta de “compre una y lleve cuatro”. No leer “Mercaderes de
palacio”.
Que consistía en
buscar la aprobación, por parte del Congreso de la República de cuatro reformas
y antes que terminara su mandato; por aquello que no había, según Carrasquilla,
caja sino para seis (6) meses como lo eran: la Tributaria, de la Salud, la laboral
y la pensional.
Donde todo el
juego de las apuestas, parecía, estaba bien montado olfateando la mermelada;
hasta que uno de los cerebros de la operación tuvo la torpeza, quedando como un
zapato, de confesar que una docena de huevos valía $1.800.oo pesos. La sacó del
estadio.
Esa sola declaración
fue la gota que derramó la copa de la angustia, insatisfacción, rabia y desesperación de todo un país – segundo país más desigual en América Latina 2020 - por la
falta de oportunidades, el desempleo de jóvenes, adultos jóvenes y mayores que
se manifestaron en oposición a la tributaria.
Cuyo único
camino haciendo uso del libre albedrío fue tomar la valerosa decisión de
protestar y movilizarse pacíficamente. Configurándose de esta manera un paro,
hoy, prácticamente vigente en todo el territorio nacional.
EL
BALANCE EN VÍCTIMAS DEL PARO NACIONAL
Los resultados
no se dejaron esperar, por la gravedad de los mismos, los que se hicieron incuestionables
en los medios periodísticos y a través de las redes sociales; que violentaron
los protocolos internacionales sobre el respeto por los derechos humanos.
Quedando
documentado en múltiples investigaciones, pruebas y pronunciamientos; siendo el
más reciente la declaración del Director de Human Rights Watch, José Miguel
Vivanco, en el sentido que durante los primeros diez (10) días del multimencionado
paro nacional.
En Colombia habían
contabilizado según sus fuentes: 36 muertes violentas, 400 heridos y 140 desaparecidos;
datos que incluye a funcionarios públicos y ciudadanos el común.
Aclarando Vivanco
que, sobre el último dato, se presume muchos en su mayoría jóvenes se encuentran
detenidos, para el interrogatorio, por parte de los Organismos de Seguridad del
Estado; y se espera gradualmente vayan siendo liberados; lo que disminuiría esa
dramática cifra antes mencionada.
Lo que según, algunos estudiosos, nos lleva a recordar la dictadura del General Augusto Pinochet, en chile;
la cubana, de Castro; la nicaragüense, de Ortega, y más recientemente la venezolana
de Maduro.
DEMOCRACIA
– AUTOCRACIA – FASCISMO
En ese orden de ideas
analistas del conflicto social indican que con el supuesto de defender la soberanía
nacional en toda Latinoamérica se está presentando el surgimiento de líderes
populistas, que se creen sus propias mentiras, incursionando y convocando a la opinión
pública mediante unas refinadas políticas públicas.
Cuya empresa es
la sistemática transformación, no de la estructura social, sino de la concentración
del poder en esos paises; poniendo en riesgo el modelo democrático que ha
imperado y como lo conocemos hasta la fecha.
Ganando un claro
espacio para el asentamiento de gobiernos autocráticos como es el caso del presidente
del Salvador, Nayib Bukele, cuyas medidas apuntan hacia una dictadura fascista;
asunto, y ejemplo, que se está convirtiendo en una amenaza para la democracia latinoamericana.
Otros claros ejemplos:
Nicolás Maduro en Venezuela, Jair Bolsonaro en Brasil y Daniel Ortega en
Nicaragua.
Por aquello que al
tiempo avanzan propuestas similares como la de Keiko Fujimori, en el Perú, y un
líder radical de izquierda en Colombia; por aquello de su comprobada cercanía,
ya que lo admite, con el proyecto bolivariano de Hugo Chávez Frías; que fríamente,
antes de morir, le entregó las banderas del Nuevo Socialismo del siglo XXI al actual dictador Maduro.
Modelos económicos
que tuvieron en el pasado – del que no se escapa Colombia – un denominador común,
y como caldo de cultivo, una creciente desigualdad en la distribución del
ingreso, la renta y el patrimonio en la región.
Con el agravante
que hoy la situación política, económica y social de esos paises es dramáticamente
peor que cuando funcionaban como democracias.
Experiencias, en
otras latitudes, que dieron cabida a una nueva versión en un mayor nivel de discurso
populista; triunfo obtenido con una refinada mezcla de mentiras y engaños que originó
el ascenso a la vida pública de un potencial dictadorzuelo como lo pretendió ser
Donald Trump.
Si bien es
cierto Iván Duque Márquez no encaja propiamente en esa concepción política pero
la legitimó en su momento – léase campaña presidencial en USA - de alguna
manera esos son los postulados de su partido de gobierno.
En todos los casos
el problema colombiano no se resuelve como lo pretenden algunos actores,
ubicados en la otra orilla extrema, sacando del poder a Duque; porque el
problema no es el presidente.
El verdadero
problema anida en los intereses oscuros que mueven como títeres, a través de la
mermelada; o los que representan los intereses de los conglomerados económicos y
financieros.
De ahí la
importancia de votar bien, o votar en blanco, para renovar y/o hacer más pequeño
el parlamento colombiano que es el que, durante los últimos 200 años, ha coadyuvado
a la actual crisis fiscal, financiera, de salud, pensional y laboral; porque
son ellos los que finalmente aprueban todo tipo de reformas y en favor de unos
pocos.
¿COLAPSÓ
EL SERVICIO DE LA SALUD EN LA CIUDAD?
Entrando en
detalle… No es excusa la que esgrimió el Director General del HSJD, Carlos
Alberto Morena, frente a los motivos de la protesta por parte del personal
médico, el pasado 20 de abril, cuando se anunció el paro parcial de actividades;
donde solo se atienden urgencias.
Por aquello, según
Morera, de la disminución tal parece hace ocho (8) meses en los flujos de
caja derivado de la intervención, por quiebra, de uno de los operadores de
salud denominado: Asociación Mutual Barrios Unidos de Quibdó.
Cuando la
realidad de lo que sucede en el hospital aparte de la aparente mala gestión del
gerente que de hecho despacha virtualmente desde Cali.
Es el deterioro, en ese centro asistencial, de la salud pública y el ambiente laboral, la marcada ausencia de una rectoría
local, enormes deudas entre los actores del sistema – léase: entre las EPS
y el Hospital; más la incorrecta asignación de los recursos en inversión de capital;
dejando sin prioridad la cancelación oportuna de sueldos, salarios y
prestaciones sociales de los asalariados.
Creemos lo que
llevó al paro fue, por justa causa, la falta de soporte técnico y tecnológico,
medicamentos, equipos de protección para médicos y personal relacionado con la
salud, los abusos e intimidaciones por despidos sin justa causa al personal de
la salud por parte de una gerencia que intimida a sus subordinados.
Donde todo lo
anterior, siendo totalmente válido, lo podemos resumir en lo que los estudiosos
de la actual y profunda crisis de la salud en el HSJD han denominado como
PRECARIEDAD LABORAL.
LO
ACORDADO EN ESA ACTA 001
- Protección de
los derechos laborales de los trabajadores sin ningún tipo de represalias por
parte de los directivos de la institución.
- No aceptaremos
la terminación injustificada de los contratos de ninguno de los miembros que
participa en la protesta pacífica.
- No aceptaremos
la no renovación de los contratos laborales a la terminación de los contratos a
término fijo.
- No aceptaremos
ninguna medida de acoso laboral por parte de las directivas a ningún miembro de
los trabajadores que están participando en la propuesta pacífica.
Lo anterior deja
claro un nocivo ambiente laboral en el Hospital San Juan de Dios en la ciudad
de Cartago en el Norte del Valle; lo que de por si es muy grave para la prestación
del servicio de salud pública en la ciudad y a los pacientes que lo requieran provenientes
del Norte del Valle.
A renglón
seguido se establece un acuerdo de pago de los salarios y demás obligaciones de
la siguiente manera:
- Pago inmediato
del salario de marzo del presente año junto con el pago de la seguridad social
del mismo mes y la continuación con el pago oportuno (Primeros 10 días del mes)
de los futuros meses laborados.
- Que se presente
un estado de cuenta de lo adeudado a cada trabajador y el plan de pagos de los
dineros previos al mes de marzo del 2021 el cual será estudiado por nosotros.
Lo anterior deja
evidente un desordenado manejo administrativo que deja muchas dudas frente al
normal funcionamiento de una entidad responsable de gran parte de la salud
pública en la ciudad y en la región.
El problema sigue
siendo estructural, como hace 16 años o más, por aquello que en la misma acta
queda constancia que “el hospital no recibe ingresos estatales desde un buen tiempo
atrás”.
Es tan grave la situación
que en la misma acta queda consignado que “es imposible que se haga el pago de
manera inmediata, pero se asegura que el pago de los salarios de los médicos se
realizará lo más pronto posible”.
A riesgo de equivocarnos,
y sin poder verificar si a la fecha se ha realizado algún tipo de “abono” a los
salarios de los médicos y trabajadores de la salud, es comprobar la lenta agonía
del HSJD que tiene en apuros económicos a todos los que allí trabajan.
Las cifras
preliminares indican que el HSJD acumula una deuda por valor de 80 mil millones
y desde hace varios años atrás. La pregunta es ¿La mencionada deuda se ha
venido acumulando durante los últimos 16 años?
Entonces es el momento
de intentar responder las preguntas iniciales que se formularon al inicio de
este escrito.
¿Seguirá siendo factible jurídica y financieramente
mantener una concesión con un privado que no ha garantizado la prestación eficiente,
eficaz y efectiva de un servicio de salud; con un mercado potencial de 500 mil
usuarios en el Norte del Valle?
Dadas las actuales
circunstancias está claro que el modelo de negocio que se buscaba realizar
mediante la concesión con ese privado fracasó por aquello que, tal parece, el déficit
fiscal inicial por valor de 40 mil millones al momento de liquidar el Hospital
Sagrado Corazón de Jesús ha venido aumentado.
Por aquello que
a la fecha prácticamente esa cifra, si hemos observado los datos correctamente,
se ha duplicado lo que significa que no solo el municipio perdió ese valioso
activo sino que los problemas en la prestación de los servicios básicos de salud
han empeorado.
Lo que también hay
que resaltar, es que si la actual Reforma a la Salud, no hubiera tenido los
enormes obstáculos que hoy presenta para su aprobación; y que pretendía
fortalecer las EPS y de paso privatizar la salud.
Uno de los grandes
beneficiados hubiera sido, eso creemos, el hoy colapsado Hospital San Juan de
Dios; lo anterior significa que los que pretendían beneficiarse de esa reforma,
hoy en entre dicho, no les queda otro camino que oponerse a ella.
Frente a la
pregunta del millón… ¿Da capacidad, en la ciudad, para tener dos
Instituciones como la IPS Municipal y Hospital San Juan de Dios?
La historia
confirma los hechos sucedidos hace 16 años, hoy empeorado con la crisis en el
sector salud, en el sentido que esas dos instituciones, cada una por su lado, no
tienen el suficiente músculo financiero y operativo para prestar un servicio de
atención primaria en salud y mucho menos de alta complejidad.
Donde parte de
esa enorme deuda, sino la totalidad, la debe de asumir el Departamento del Valle del Cauca como debió
de contabilizarse y cancelarse desde el principio de la intervención. Eso es lo que
creemos con la información que disponemos.
Finalmente, y desconociendo
el recorrido jurídico, para deshacer lo mal hecho y la improvisación que le siguió;
para empezar a resolver la grave situación financiera que enfrenta el HJSD
sigue vigente la solución propuesta, de ese entonces, por el Secretario de Salud
Departamental.
“La propuesta es
técnicamente factible, la venimos proponiendo desde el año pasado, no es un
tema de liquidación ni de cerrar el hospital, ni la I.P.S. sino conjugarla en
una sola entidad más fuerte y transformada”.
Será posible que
el antiguo Hospital Sagrado Corazón de Jesús, vuelva a ser patrimonio de las Cartagüeños;
ya que quedó comprobado que en manos de privados fue todo un desacierto para la
salud pública de la ciudad afectando los demás operadores de salud.
Surge entonces
la última pregunta ¿Quién o quiénes se beneficiaron, durante estos 16 años, con
ese modelo de gestión de la salud en la ciudad? Amanecerá y veremos.
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