sábado, 31 de mayo de 2014

¿QUÉ SABE HOY EL CIUDADANO DEL COMÚN DE POLÍTICA?


Guiado por mi ingenuidad, luego de comprobar que no he superado mi analfabetismo político, me dejé atrapar por el empeño que el Candidato Presidente superaría los 4 millones de votos; para serenamente enfrentar la segunda vuelta acompañado por todos los compatriotas que genuinamente desean la Paz.

Y en lo fundamental esperando que, el aforismo de la guerra, no estuviera por encima del anhelado bienestar civil e Institucional de la Patria. Ahora comprendo, lo equivocado que estaba.

Quedó entonces claro que la Unidad Nacional - incluido el partido conservador – regidos por la observancia y el temor a la doble militancia; decidieron medir, cada uno por su lado, la manifestación espontanea de sus fuerzas; al tiempo que atando cabos sueltos - para su conveniencia - el próximo 15 de junio.

Contrario a esa robusta y complaciente comodidad en la mayoría de los padres de la patria; lo que sí hizo, Uribe, - como buen estratega político y militar - fue colocar en movimiento su enorme maquinaria propagandística y de seducción; ya que demostró, con ese resultado de 3.8 millones de votos, que era el único candidato que se propuso llegar a la presidencia, en cuerpo ajeno, en primera vuelta.

Aprovechado o no por la izquierda - era el momento histórico donde predominaba un entorno tóxico matizado por los diversos escándalos y las celadas entre los partidos -  para salir a votar y demostrar su potencial electoral; tal parece se presume muchos no salieron de la zona de confort; y hoy solo se ocupan de hacer la oposición al interior de ese partido.

Los mencionados, vienen de tradicionales sectores recalcitrantes y dogmáticos que, hoy, insisten en el inútil voto en blanco – para ésta segunda vuelta - y seguramente se marginarán, para indirectamente terminar apoyando al señor de la guerra.

Del lado de la Alianza Verde se comprobó que llegó sin un verdadero liderazgo que los representara, pero firmes en su intención de prepararse para el postconflicto.

Más  allá de intentar comprender la psiquis – al momento de motivar o guiar - del elector primario que seguramente mucho tiene que ver la siquiatría, la sociología y la antropología de masas; quedó explicito que por el desprestigio de la actual clase política, el abstencionismo sirvió de señal para alejarse de un país polarizado que duda para donde va y seguramente cualquier camino, que no sea la genuina Paz, lo conducirá a ninguna parte diferente al horror del conflicto armado.

Es tiempo que se mire, sin apasionamiento, esta febril campaña por la presidencia ahora con solo dos opciones; en especial por parte de los jóvenes y otros ya no tan jóvenes cuyos padres, de los primeros, no vivieron la violencia de las decadas del 40 y  el 50.

Desde lo local comparto esta reflexión, con ustedes, por la manera entusiasta y el ímpetu conque participan, en especial los jóvenes, a través de las redes sociales.

Cada uno tomando partido y defendiendo sus propios intereses: algunos guiados por el afán de ser reconocidos como rebeldes con causa y que con orgullo vienen superando la exclusión y las necesidades; otros llenos de privilegios insisten en ser parte activa de la renovación de la actual y desprestigiada clase política; los otros simplemente buscan salvaguardar su, bien ganada, cuota burocrática. 

A riesgo de equivocarme, casi todos tienen como común denominador el escaso interés de aprender de donde vienen históricamente las instituciones democráticas, cual es su sentido y el tipo de relación que los vincula como grupo social que representan.

Que los lleva a no medir el riesgo a la que - las instituciones - se exponen derivado de una errónea decisión basada en una vana ilusión; la que al final esconde una siniestra intención…Recordemos “el que desconoce la historia, corre el riesgo de repetirla”.

Deben entonces de entender qué significa la “libertad política” sin caer en  la intolerancia y el fanatismo que siempre lleva a desconocer la esencia de los argumentos y la cotidianidad de los hechos donde todo un país reconoce que sus principales problemas son  la corrupción, el desempleo estructural, la educación, la salud, la inseguridad, la pobreza y la miseria, y las guerrillas al final.

Entonces el problema no es exterminar las guerrillas - tarea que podría durar otros 50 años – la solución es buscar la paz negociada, a través de la implementación de la justicia transicional, modelos de resolución de conflictos en países que también sufrieron la tragedia de la guerra irregular.

Todos los jóvenes  tienen el derecho de trazar su camino hacia la madurez política primero pasando por la academia más el fogueo en los centros de pensamiento estratégico; formación necesaria para llegar a ser verdaderos líderes que hagan historia y no que la historia los condene o los consuma por sus faltas, algunas tal vez sin merecerlas.

No olvidemos, volviendo al plano nacional, que hoy día los adultos y los jóvenes y en muchos casos niños son carne de cañón o carne de voto, en tanto ya no alcanzan la edad adulta para dejarse matar por venganza de otros o para dejarse engañar en su nombre; por esa sencilla razón ya nadie le interesa su formación política.

Muy fácil es ocuparse y seguir la corriente o dejarse atrapar, por ingenuidad o ignorancia, en el discurso político que casi siempre se basa en la división maniquea entre buenos y malos o entre ricos y pobres.

Esa es una sutil forma de manipular las multitudes dependiendo del estado mental y emocional de sus adeptos, donde el referente es el enemigo “las guerrillas” y no la corrupción… o el analfabetismo.

O cuando se dice… hasta aquí llegamos… con el programa de Seguridad Democrática ocultando la desaparición forzada o el desplazamiento de casi 5.7 millones de personas y la barbarie de sus acciones.

Finalmente recordemos que los antiguos griegos -algunos afirman de los que cultivaban la filosofía eran tipos listos pero raros - a quien no se metía en política le llamaron idiotés; una palabra que significaba persona aislada, sin nada que ofrecer a los demás, obsesionada por las pequeñeces de su casa o por la infidelidad de su familia, pero al fin y al cabo manipulada por todos.

Este es un respetuoso llamado no a los idiotas, sino a los que por fortuna, con razón o sin ella,  participan activamente en la política mis sinceras felicitaciones, y a la espera que hayan entendido lo que está en juego, a parte de la Institucionalidad, en las próximas elecciones. Amanecerá y veremos.

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