sábado, 29 de septiembre de 2012

LOS DOCE PASOS DE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS – QUINTO PASO



“Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos”

En este paso un par de propósitos debe observar la mente del enfermo alcohólico… la primera, mantener la sobriedad, y de la cual se desprende la tradicional despedida del alcohólico cuando concluye su compartir diario frente al grupo…”…compañeros felices 24 horas…”

Y no es otra cosa que  desear, esperar y pedirle con fe al ser superior; que dentro de esas próximas 24 horas, el borrachín, no piense y mucho menos ingiera una gota de licor.

Lo anterior, por cuando después de haber emprendido el camino de la recuperación, la obsesión de beber desaparece totalmente y solo nos acompaña el deseo de ayudar, aunque sea a una sola persona, a salir del infierno del alcohol.

El otro propósito es lograr la tranquilidad del espíritu; y es aquí donde  usted atento y respetado lector se preguntará… bueno y ¿qué es eso de tranquilidad del espíritu?

Déjenme escribirle que esa tranquilidad se ve reflejada en una mirada  profunda, en una voz pausada y calmada, en un caminar tardo pero seguro, en un sonreír sincero, en un escuchar atento, en un compartir honesto, y en una amistad sincera.

La otra cara de la moneda es el borrachín que no “mira”… solo “ve” el momento propicio para beber; no habla…siempre grita; no camina… corre afanosamente hacia el abismo; no sonríe… solo sufre internamente; no escucha…. se aísla y se convierte en un títere de las circunstancias; no comparte… solo se dedica a atropellar a los personas que le rodean; no tiene amigos… porque los que lo rodean solo desean lo peor para él y el aparente beneficio para ellos mismos.

El programa de los doce pasos enseña que no podemos vivir a solas y con nuestros miedos y problemas más apremiantes, la solución es compartirlos.

Máxime si en el anterior paso, hicimos sin miedo un inventario moral de nosotros mismos; no obstante lo anterior se hace necesario vencer el pánico de compartir con Dios y con otro enfermo alcohólico la naturaleza exacta de nuestros defectos.

Es cierto que usted, amigo borrachín, hizo una lista (inventario) personal, familiar y social donde incluye todos o parte de sus principales defectos de carácter (pecados capitales- soberbia, envidia, ira, pereza, avaricia, gula y lujuria) igual pudo incluir otros como reconocer el ser rencoroso, posesivo, celoso y malicioso entre muchos otros.

No obstante lo anterior, el problema radica en que todas aquellas cosas que realmente le molestan y le enojan, no escribe nada sobre ellas, se las guarda.

Ciertos recuerdos angustiosos y humillantes, no los comparte con usted mismo y mucho menos con otra persona; celosamente son archivados en secreto, nadie más los conoce y generalmente desea llevarlos a la tumba.

Nuevamente el programa insiste en que es necesario sincerarse consigo mismo y compartir esa carga emocional con otra persona de su confianza pudiendo ser un compañero alcohólico, un sacerdote, un pastor o un medico.

Lo anterior equivale a reconocer claramente lo que somos realmente, seguido de un gran esfuerzo de llegar a ser lo que podemos ser.

Si no tomamos esta decisión, lo que seguramente ocurrirá es que terminemos siendo lo que los demás desean sobre nosotros por capricho, oportunidad o venganza.

Lo fundamental es hacer unidad con Dios (como cada uno de nosotros lo conciba) y con el hombre, tan necesario para salir del aislamiento (así esté rodeado constantemente de mucha gente) al compartir abierta y sinceramente la terrible carga, remordimientos y sentimientos de culpabilidad que no dejan espacio al reposo y evita que llegue la tan anhelada sobriedad.

Nunca pierda de vista que Alcohólico es toda aquella persona que cada vez que se toma unos tragos y como resultado de los mismos al día siguiente de la francachela  familiares, vecinos o amigos le hacen comentarios jocosos o airados reclamos… y usted simplemente se defiende y reacciona manifestando que no recuerda nada de lo ocurrido.

Pero vamos un poco más allá de la problemática del consumo de alcohol y se presenta cuando su vida se parte en dos ya que, usted  atento y respetado borrachín, empieza a acompañar sus tragos con otro tipo de sustancias y termina haciéndole trampa a su vida personal, familiar y profesional; sin querer comprender que todos, especialmente sus verdaderos amigos, lo estamos viendo al borde del precipicio. Amanecerá y veremos.




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