domingo, 1 de abril de 2012

ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS

Con un ejemplar en la mano (prestado claro está) en el prologo de la primera edición del libro impreso en 1939, reza en el siguiente párrafo: “…Es importante que nosotros permanezcamos anónimos porque en el presente somos muy pocos para atender el gran numero de solicitantes que pueden resultar de esta publicación…” y efectivamente así sucedió.

Esa fue entonces la primera intención del anonimato… hoy día el argumento es un poco diferente y eso se entiende, durante la iniciación en el programa de A.A.

Antes de entrar en materia, es importante destacar que no soy especialista en el tema del alcoholismo, solo intento compartir con usted atento y respetado lector el sufrimiento que experimentan las victimas y sus familias que han padecido el flagelo de esta enfermedad que, créanme, dura para toda la vida.

Por increíble que parezca, los fundadores de A.A, fueron dos prestigiosos profesionales el primero medico y el segundo un corredor de bolsa.

Entonces ¿que tenían en común?... la respuesta es sencilla para ese tiempo y aún más ahora… eran exitosos, con fama y dinero; pero sufrían.

La primera conclusión: Ese primer llamado fue atendido por hombres de negocios y profesionales en todas las áreas del conocimiento…¿Que buscaban en ese entonces?

La historia nos confirma que gran parte de ellos, deseaban recuperar a sus familias (esposa, hijos, padres, hermanos, tíos, nietos, entre otros), los demás necesitaban sobriedad para salir de la bancarrota financiera y moral a que los había llevado el exagerado consumo del licor. (Hoy día no solo el alcohol ataca…).

Este mensaje va para todos aquellos, sin distingo de edad, ocupación, sexo, raza, religión o condición social, que diariamente estén trabajando duro en el crecimiento personal y profesional de ellos y de sus familias y que entienden que si bien es cierto el peligro de beber siempre esta presente, desean honestamente en cambio para sus vidas.

Lo anterior significa que parte del programa (Los doce pasos) marcará el derrotero y camino hacia una libertad y una felicidad nueva; eso se logra si nos esmeramos y somos juiciosos y atendemos el llamado de A.A. que nos permite estar alejados de la ansiedad de consumir alcohol diariamente, cada ocho días, quince, cada mes. Dos veces o una sola vez al año.

Porque esta muy claro que si usted toma una sola vez al año y derivado de esos tragos, sufre lagunas mentales, agrede verbal o físicamente a alguien, se puso de ruana la reunión, hablo más de lo necesario, entre otros… tenga la plena seguridad que representa un grave problema para usted y su familia.

Lo anterior tampoco significa, que estar dentro del programa garantice total inmunidad y nos convirtamos en santos varones o santas damas por nuestras acciones, todo lo contrario la lucha contra la adicción no es fácil, habrá tiempos en los que nos alejamos totalmente de el, y tiempos en los que volvemos a reincidir, lo importante es que siempre reconozcamos (El primer paso: “… Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que muestras vidas se habían vuelto ingobernables…”) y que siempre es posible y necesario volver a empezar.

Lo que está claro, es que cada día en cualquier parte del mundo, alguien empieza la recuperación, así sea solo uno, y ocurre cuando un alcohólico habla con otro, compartiendo su experiencia, fortaleza y esperanza.

Para que nos vayamos entendiendo, solo un alcohólico salva otro alcohólico, aquí no hay excusas de ayudas costosas de sicólogos, siquiatras, tratamientos en clínicas de recuperación mediante terapias y medicamentos, la salvación está en la férrea voluntad de no volver a tomar y aceptando que el licor nos hace mal.

Lo anterior , por cuanto es usual que familias acomodadas y no tan acomodadas pretendan solucionar el problema aislando o escondiendo (por pena ajena) al familiar enfermo evitando la curiosidad de la sociedad, siendo éste un grave error.

Esta percepción se da porque el ciudadano del común considera que el alcohólico es un vicioso, degenerado, inmoral y mantenido trasgresor.

Pero frente a este problema de salud publica y en especial la organización Mundial de Salud a conceptuado que el alcoholismo es una enfermedad que afecta el cuerpo (cirrosis, hipertensión, ceguera, disfunciones sexuales, pancreatitis, diabetes, entre otras), la mente y el espíritu.

Es tal la magnitud del riesgo y el problema que se genera, que el mismo Estado colombiano, grava con impuestos la producción (el negocio) de licor a las licoreras y transfiere esos recursos a los municipios mediante una “fuente de financiación” para el sector salud denominada Etesa. En lo que podría denominar la doble moral del Estado al punto que grupos económicos son Los que financian las campañas políticas a lo largo y ancho del país.

Los principales síntomas, y como en cualquier enfermedad son: 1. Beber para sentir seguridad frente algunas circunstancias; 2. Emborracharse cuando menos se planea; 3.Cambiar la conducta habitual; 3. Beber en el trabajo, universidad, colegio o solo; 4. Tener lagunas mentales; 5. El principal síntoma es la “negación” al problema.

Entonces esta muy claro que para ser o no ser Alcohólico no importa la calidad, cantidad o frecuencia del consumo de alcohol.

Algunos se preocuparán al respecto y pensarán si todos los fines de semana me tomo unos tragos con unos amigos o amigas, entonces eso significa que le estoy enviando un mensaje a mis familiares, amigos o conocidos de que…. ¿soy un alcohólico?

Estudiosos en el tema afirman que si bien es cierto, el problema de salud pública esta allí, eso no significa que los aproximadamente 132.000 habitantes de la Ciudad de Cartago en el Norte del Valle sean alcohólicos, lo que si es cierto es que existen tres clases de bebedores: El bebedor social. Se toma máximo 3 tragos en una reunión y nada pasa; El bebedor problema. Con tres tragos que se tome, termina borracho y ocasionando molestias; El bebedor fuerte: se toma 30 tragos y aparentemente resiste hasta que se termina la fiesta.

Solo cuatro caminos le esperan al bebedor problema, una clínica u hospital, la cárcel, el cementerio o la recuperación a través de A.A.

Para ser miembro anónimo o no de A.A. solo se necesita un solo requisito, el honesto deseo de dejar de beber.

Ser miembro de Alcohólicos Anónimos no significa que se deban pagar matriculas, cuotas de mantenimiento ni honorarios; esa entidad sin animo de lucro funciona con las contribuciones voluntarias, denominada la séptima tradición, y que no es otra cosa que un aporte personal y voluntario que el miembro deposita en cada reunión y al termino de esta y que sirve para los gastos generales como arrendamiento y cafetería.

Otro aspecto importante a destacar es que A.A. no esta afiliada a ninguna secta, religión, partió político, organización o institución alguna; lo anterior no significa que excluya enfermos alcohólicos que se identifiquen en algunas de las anteriores descripciones.

Para finalizar existe un plan de recuperación que consiste en diferentes pasos dependiendo de la gravedad del enfermo: Plan 24 Horas, doce pasos, doce tradiciones y los doce conceptos.

Si reconoce, usted atento y respetado lector, que tiene un problema con la bebida comuníquese con la siguiente línea fija: 212-9200 en la ciudad de Cartago en el Norte del Valle, Amanecerá y veremos.

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