“Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos”
Recordemos,
antes de entrar en materia, cuales son los defectos de carácter, la extensa
literatura nos señala los siguientes: lujuria, gula, avaricia, pereza, ira,
envidia y soberbia.
MIRANDO LA PAJA EN EL OJO AJENO
La
mente perturbada del alcohólico lo conduce, casi que constantemente, a recuerdos
angustiosos y ocasionalmente humillantes
- despertarse tirado en la calle o en un parque sin algunas prendas personales
– que prefiere no compartir con nadie. Aunque casi todos, en especial la
familia, conozcan esa triste verdad.
Tal vez la tarea más dificultosa, de todo
ser humano, es aceptar la realidad sobre los miedos que debe de enfrentar; comportamientos
y defectos que hay que corregir; ya que habitualmente perversa y
apresuradamente, basados en ellos, juzgamos a nuestros semejantes.
Siendo
la otra cara de la moneda, el vemos reflejados en lo que realmente somos, desde
el subconsciente, así lo neguemos; y apasionadamente buscamos en los demás.
Entonces
la fórmula mágica es “Admitir ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la
naturaleza exacta de nuestros miedos y defectos”. Aquí cabe la escucha de un familiar,
guía espiritual, psicólogo o psiquiatra.
Admitir
ante Dios, cualquiera sea la idea que tengas de él, es un paso importante a
manera de reflexión intima que te conecta con el universo; buscando la
tranquilidad que siempre espera, para que la descubras, en tu interior.
Para
ilustrar mejor el propósito, citemos un crudo ejemplo cuando, en medio de un
estado de miedo o ira, le dices a otra persona…Mar&%#, gon#$%&, lacra o
pedante… ¿Realmente a quién te estás refiriendo?
Dicho en otras palabras cuando sin ninguna
razón aparente, le tomas animadversión a alguien; ¿No será? que al juzgar la
forma como se comporta, esa persona, encuentras que es el fiel reflejo de ti mismo; pero lo niegas.
¿O será que, simplemente, te esfuerzas por aparentar
lo que no eres?
LA TRAGEDIA DE APARENTAR
De hecho causa risa, no sorpresa, que en
pleno siglo XXI figuras públicas se comporten como rufianes, adornados con
armas y joyas, rememorando la triste década de los 90´s. ¿Qué miedos, vacíos o fracasos expresan con
ese cursi comportamiento?
MANTENER LA SOBRIEDAD
Entrando
en materia…Este paso, al observar la mente del enfermo alcohólico, tiene un
solo propósito como lo es conservar la sobriedad, para empezar, por solo 24
horas. Cada vez, un día más.
De
hecho mantener sobrio o limpio, durante 45 años, no significa que hayamos
vencido una o varias adicciones; lo importante es reconocer, y dar testimonio, sobre
esa lucha interna diaria, que libras, por mantener a raya esa enfermedad.
Y
no es otra cosa que desear, esperar y pedirle
con fe a ese ser superior; que dentro de esas próximas 24 horas, el borrachín o
adicto, no piense y mucho menos ingiera una sustancia sicoactiva.
Lo
anterior, por cuando después de haber emprendido el camino de la recuperación,
aceptando la existencia del problema y reconociendo sus miedos y defectos, se
ha dado un gran paso al frente.
VENCIENDO EL EGOISMO… AYUDAR A OTROS
Está
comprobado que la obsesión de “consumir” empieza a desaparecer y como compensación;
surge el deseo de ayudar, aunque sea a una sola persona, a salir del infierno
de la adicción.
El
siguiente propósito es lograr la tranquilidad del espíritu; y es aquí donde, usted atento y respetado lector, se
preguntará… bueno y ¿qué es eso de tranquilidad del espíritu?
Déjenme
escribirle que esa tranquilidad se ve reflejada en una mirada profunda, en una voz pausada y serena, en un
caminar tardo pero seguro, en un sonreír sincero, un escuchar atento, un
compartir honesto, y en brindar una amistad sincera.
LA OTRA CARA DE LA MONEDA
La
otra cara de la moneda es el borrachín que no “mira”… solo “ve” el momento
propicio para beber; no habla…siempre grita; no camina… corre afanosamente
hacia el abismo.
No sonríe… solo sufre internamente; no escucha…. se aísla y se convierte en un títere de las circunstancias; no comparte… solo se dedica a atropellar a los personas que le rodean.
No tiene amigos… porque los que lo rodean solo desean
lo peor para él; buscando el beneficio, continuar bebiendo, para ellos mismos.
El
tratamiento consiste en comprender que no podemos vivir a solas; con nuestros
miedos y problemas más apremiantes, la solución está en hablar…En compartirlos, en desahogarse
haciendo su catarsis.
REGRESAR AL INVENTARIO MORAL
Máxime
si en el anterior paso, hicimos sin miedo un inventario moral de nosotros
mismos; no obstante lo anterior se hace necesario vencer el pánico de compartir
con Dios, familiar o consejero espiritual, o con otro adicto la naturaleza
exacta de esos problemas y defectos.
Es cierto que usted, amigo borrachín, hizo
una lista (inventario) personal, familiar y social donde incluye todos o parte
de sus principales defectos de carácter: soberbia, envidia, ira, pereza,
avaricia, gula y lujuria; igual pudo incluir otros como reconocer el ser rencoroso,
manipulador, controlador, celoso y malicioso entre muchos otros.
Si
no tomas esta decisión, lo que seguramente ocurrirá es que termines siendo
lo que los demás desean sobre ti, borracho perdido, por capricho, o por venganza. ¿Para con quién?
SOLTAR EL PASADO
Lo
fundamental es hacer unidad con Dios, como cada uno lo conciba, y el semejante, tan necesario para salir del
aislamiento; así físicamente te encuentres rodeado de mucha gente.
Es
compartir abierta y sinceramente la terrible carga, remordimientos y sentimientos
de culpabilidad que no dejan espacio al reposo y evita que llegue la tan
anhelada sobriedad.
Nunca pierda de vista que Alcohólico es
toda aquella persona que cada vez que se toma unos tragos y como resultado de
los mismos al día siguiente de la francachela: familiares, vecinos o amigos le
hacen comentarios jocosos o airados reclamos.
Y usted simplemente se defiende y reacciona
manifestando que no recuerda nada de lo ocurrido la noche o la tarde anterior.
Pero vamos un poco más allá de la problemática del consumo de alcohol y es lo que se presenta cuando empieza a acompañar sus tragos con otro tipo de sustancias y termina haciéndole trampa a su vida personal, familiar y profesional.
Negándose comprender que todos, especialmente familiares y amigos, lo están
viendo, algunos con complacencia, al borde del abismo. Amanecerá y veremos.
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