Partamos de las estadísticas, según el Dane – entidad con escasa credibilidad – no para este dato, el caso, la República de Colombia cuenta con 1.204 municipios.
Siendo el
último, en ser decretado por Duque, Barrancominas (Departamento del Guainía);
de ese total, proyectados para el 2019, el municipio de Cartago en el Norte del
Valle ocupa el puesto 49 con una población total de 137.302 habitantes.
Lo anterior hace
que, la cuna del talento, se encuentre entre los 38 entes territoriales que
cuentan con más de 100 mil habitantes; el problema no es ese; sí lo es el
subregistro de las estadísticas en todos los sectores, creemos promovido desde
el Departamento Nacional de Planeación.
EL
CONTAGIO Y LOS FALLECIMIENTOS NO SE DETIENEN
Adjunto un dato
que nos va a servir, para más adelante, nuestro municipio ocupa el sexto lugar
a nivel departamental: después de Cali, Buenaventura, Palmira, Tuluá y Buga, con
4.694 contagios COVID-19, dato equivalente a la población rural de nuestro municipio.
En número de
fallecimientos, en la ciudad, tampoco es exacto; ya que, dependiendo del
prestigio profesional, social o de liderazgo político, esos pacientes en estado
delicado son trasladados para, en solitario, morir en otras ciudades; lo que no
suma a las estadísticas locales.
LA
IMPORTANCIA ESTRATÉGICA DE LA CIUDAD
Lo anterior
demuestra la importancia estratégica; por su ubicación, o tal vez por eso, que
no hemos podido sacar provecho en crecimiento y desarrollo; salvo unos pocos empresarios y/o dirigentes.
Situación que tal
parece no reconoce la Gobernación del Valle del Cauca, o quien haga sus veces, como
centro económico que recibe la influencia de gran parte de los municipios del
Norte del Valle.
La cifra
proyectada – según cálculos locales - para la ciudad supera los 150 mil
habitantes; pero el subregistro – leer Datos suministrados por el Dane - no se
queda allí, especialmente para el sector salud, asunto que nos ocupa hoy.
Si observamos,
para no ir muy lejos, los Planes de Desarrollo, PD, durante las últimas 4
administraciones, incluida la actual, la población certificada era de alrededor
de 137 mil habitantes; contraria a la realidad político administrativa de la ciudad;
por aquello del cálculo del Producto Interno Bruto, PIB.
Aunado a lo
anterior el municipio carece de un observatorio socioeconómico que mida el comportamiento
– leer tendencia - de los diferentes sectores productivos; lo que hace difícil
el diagnostico político, económico y social de la ciudad que permita determinar
su vocación productiva.
EL
SUBREGISTRO DE LA INFORMACIÓN SOCIECONÓMICA
Lo anterior
significa, que los funcionarios públicos que manejan la información localmente,
coadyuvaban, y lo siguen haciendo, para que no se conozca la realidad económica
y social de la ciudad; o volvemos a repetirlo, carecen de la información
actualizada.
De hecho, ese
observatorio socioeconómico entregaría información valiosa para la toma de decisiones,
desde la Secretaría de Planeación, en materia de crecimiento y desarrollo para el
beneficio de la comunidad en general.
Aparte de la
última aclaración… Surge entonces la pregunta ¿Qué obtienen con ello los
“dirigentes” de la ciudad?
Para no poner en
aprietos, al gobernante de turno, que en medio de esta pandemia se ha dedicado,
no debiendo ser así, a dar demasiadas explicaciones – lo anterior no significa
que sea indeciso o blando – en relación con el subregistro de la información
pertinente; tiene una sencilla explicación.
El Ministerio de
Hacienda y el Departamento Nacional de Planeación, a principios de siglo, para
detener la crisis fiscal y financiera que ya avizoraba, se inventó una primera y
gran bolsa de subsidios; reglamentadas, entre otras por la Ley 617 de 2000 y la
ley 819 de 2003 más las posteriores que las han modificado.
Para
resumir…Existen unos recursos, vía Sistema General de Participaciones, SGP,
para: educación, salud y agua potable entre otros; que son transferidos a los
municipios dependiendo del tamaño de la población y de la eficiencia fiscal–
leer recaudo impuesto predial e industria y comercio – y administrativa destinados
para gastos de funcionamiento e inversión; no leer nóminas paralelas.
Lo anterior
significa que la dirigencia local, hace décadas, entendió que conservando la
población, certificada por el gobierno, y manteniendo un bajo recaudo – vía
evasión y elusión de impuestos – aparte de dejar por fuera del presupuesto más
de 10 mil millones de pesos.
Garantizaba el
flujo de esos recursos, cada vez mayor, vía SGP; destinando, en teoría, esos recursos
propios para el pago del funcionamiento y demás acreencias adquiridas por el ordenador
del gasto.
Es más, dicha
hipótesis es validada, cuando conviene, por algunos concejales que defienden esos intereses y la ven como una fuente segura de recursos; y no miran con
buenos ojos que el municipio mejore la categoría.
Ya que con la población
y la actividad económica, permitirían con una buena gestión fiscal incrementar
el recaudo vía recursos propios; para de nuevo regresar la segunda como hace 30 o más años.
PARTE
DE LA REALIDAD EN SALUD
Los
profesionales que viven en las entrañas y conocen como funciona la salud en la
ciudad, como la médica Ana María Soleibe, citemos un solo ejemplo; “…muchísimo
antes de la pandemia, Cartago con 150 mil habitantes, más aproximadamente 350
mil en el norte del valle; por increíble que parezca, solo contaba con 9 camas
UCI y funcionaban en el sector privado”.
Lo que antes era
el Hospital Departamental hoy adeuda, por concepto de nóminas a los empleados más
los contratos de prestación de servicio con el personal médico y hospitalario, por
más de 7 meses.
Con lista en
mano, sistemáticamente, no se le está renovando el contrato; quedando
pendiente la liquidación y el pago de las mesadas y prestaciones sociales atrasadas.
La crisis generalizada
de la salud local, que viene acumulada de años anteriores, ha afectado a las
Empresas Prestadoras de la Salud, Eps, hoy agravada por la pandemia del
COVID-19 poniendo en grave riesgo la salud de los Cartagüeños.
¿FUNCIONA
EL SGSSS EN LA CIUDAD?
Lo anterior
significa que el Sistema General de Seguridad Social en Salud, SGSSS, en la ciudad;
no se encuentra preparado y articulado desde el gobierno local o desde la Secretaria
de Salud Municipal para desarrollar planes de acción y atender contingencias
derivadas de la pandemia.
Cada entidad
prestadora de la salud pública o privada, funciona independiente y maneja sus
propias reglas, estadísticas y líneas de acción; tal parece no existe una programación integral
para la toma de pruebas necesarias para de ésta manera proceder hacer la respectiva trazabilidad a los
casos positivos; lo que dificulta evaluar la realidad del contagio.
De hecho los tratamientos,
intervenciones quirúrgicas, patologías o preexistencias en salud de los cartagüeños
como: diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, cáncer y en general
enfermedades catastróficas pasaron a un segundo plano de atención; para no mencionar
lo peor.
EL
ÚITIMO RECURSO DESPONIBLE – EL TOQUE DE QUEDA
Lo que ha
obligado a los responsables a nivel departamental y municipal a declarar toques
de queda parciales, y en algunos casos ceder en la rigurosidad de los mismos,
ante el rechazo de la comunidad la mayoría en delicada situación económica.
LAS
UNIDADES DE CUIDADOS INTENSIVOS
Hoy, un año después
del rigor de la pandemia; la ciudad espera que la Gobernadora de turno, o quien
haga sus veces, cumpla con las 20 camas UCI con las que se comprometió, desde principios
del año pasado, promesa que reiteró hace pocos días.
Surge la
pregunta… Partiendo del supuesto que las 20 Unidades de Cuidados Intensivos,
por fin, lleguen al municipio con todo el equipamiento científico y tecnológico necesario… Basados en una población estimada de 500 mil habitantes para el Norte
del Valle.
¿Dispone, la ciudad, del equipo médico profesional
y hospitalario especializado y de los medicamentos necesarios para atender una
población de alrededor de 25.000 habitantes que son susceptibles de enfermarse;
sin contar con los que estadísticamente fallecen y que corresponde al 2% de esta
última población?
LO
QUE DESTAPÓ LA PANDEMIA
Le aclaro para
que no se me distraiga, y siga leyendo, de los 25 mil casos proyectados; al día de
ayer, ya hay 4.694 contagios por
COVID-19 y un número indeterminado de fallecimientos.
En este orden de ideas… lo que hizo la pandemia fue, gritarle en la cara, hacer que el gobernante de turno, presionado por el rebrote, los toques de queda y el estancamiento de la economía.
Por fin reconociera oficialmente que la ciudad cuenta con más de
150 mil habitantes; omitiendo, no sabemos por qué, el número de contagiados y
fallecidos en esa declaración de hace unos pocos días.
Se atrevió a dar
esa cifra por muchas razones, entre otras, desde el inicio de su mandato sintió
la presión del gremio transportador, que viene haciendo reiterados reclamos y
exigencias, en crisis según sus voceros por más de 10 años.
Al tiempo que
existen 300 familias que dependen del, ya no tan nuevo, sector informal que hace
uso del derecho al trabajo; denominado Mototaxismo. ¡Ahí le vuelvo a poner ese
trompo en la uña señor alcalde!
Lo que derramó
la amarga bebida, fue la enorme presión – por los anuncios de incrementar los toques
de queda a partir de las 8:PM hasta las 5:00 AM del siguiente día - por parte
de los comerciantes del sector nocturno: discotecas, tabernas, bares, cantinas,
moteles y representantes de las exclusivas damas de compañía entre otros
entretenimientos.
De estas
últimas, esperábamos el regocijo por parte del burgomaestre que pudo haber
sacado provecho, de ese airado reclamo, en materia de contraprestaciones; pero
su recato y buena conducta se lo impidió. Es mejor dar buen ejemplo señor alcalde.
LA
REALIDAD DE LAS CIUDADES INTEMEDIAS
Lo anterior
sirve de contexto para que, usted atento y respetado lector, concluya que estos
municipios intermedios sus habitantes, con un desempleo que en Cartago supera
el 34.7%, viven de la informalidad y los más privilegiados de las remesas que
provienen del exterior.
Regresando al
intento de caracterización parcial del municipio, los recientes acontecimientos
como las amenazas de plantones y marchas que violan el distanciamiento social y
pone en riesgo la salud de los manifestantes.
Lo anterior podría
significar que gran parte de la economía de la ciudad gira alrededor del sector
comercial nocturno.
Sector que, tal
parece, hay que
prestarle atención y acompañamiento para su control y vigilancia; al tiempo de colocarlo a tributar
como lo establece el Estatuto de Rentas Municipal.
Ya que dicha
actividad tiene un impacto directo en la prestación de servicios
complementarios como: de taxis, mototaxis, restaurantes, comidas rápidas,
expendio de licores y moteles; y en general a toda aquella economía que gira
alrededor de la noche preñada de rumba, francachela y comilona.
En medio de estos
desafíos que enfrenta el alcalde, Víctor Alfonso Álvarez Mejia, son los
favorables indicadores de orden público en la ciudad que, por fortuna, estadísticamente han
disminuido.
Finalmente, el
control de la pandemia no solo debe descansar, casi como orden perentoria, en
el toque de queda y reforzado con los patrullajes que realiza, casi que
diariamente, el Ejercito Nacional y la Policía Nacional con el acompañamiento
de los Guardas de Tránsito y funcionarios de la casa de justicia y comisaria de
familia entre otros.
El llamado, por
lo urgente e importante, es que entre todos debemos combatir la pandemia; para
ello consideramos que la mejor estrategia para lograrlo es mediante el
autocontrol.
Que no es otra
cosa que el cultivo del respeto, del amor propio y para con la familia y amigos;
lo anterior significa que es indispensable el uso de tapabocas, lavado
frecuente de manos y el riguroso distanciamiento social.
Para concluir es
mejor estar, por voluntad propia, confinado en su casa y no en una Unidad de
Cuidados Intensivos; donde en el peor de casos su vida depende de un cara y
sello que decida el jefe, de la UCI, de turno. Amanecerá y veremos.
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