Si logramos demostrar que la
marcha de protesta pacífica programada para el próximo 21 de noviembre es
antiuribista; ese cálculo político nos llevaría a concluir que la creciente
desazón, en el país, obedece a una creciente animadversión frente a la forma de
conducir el gobierno por parte del Presidente de la República el abogado y
escritor Iván Duque Márquez.
El problema no viene de
fuera; está si enquistado en el actual gobierno. Juzgue usted, atento y respetado
lector, la interpretación de los hechos políticos recientes.
Para dar comienzo, utilicemos
la sentencia de origen bíblico… “Por sus obras los conoceréis” hoy a propósito,
frase aportada, con sentido irónico por aquello de, existen múltiples pruebas,
los recurrentes fallos en la forma de gobernar.
En ninguna manera, lo hace, de modo
independiente, por parte de Duque Márquez; todo lo contrario, en su actuar refleja
ausencia de gobernabilidad; concepto bien diferente de la gobernanza.
¿Por qué no gobierna
autónomamente? O por lo menos eso es lo que parece. Las razones son muchas, gratitud
para con su mentor; el ciudadano del común no ve un gobierno autentico; a su
espalda se impone la sombra omnipresente y omnipotente - para muchos el
verdadero presidente - del abogado Álvaro Uribe Vélez. ¿Un tercer mandato? Tal
parece le cuesta madurar biche políticamente.
En la forma de ejercer Duque,
hasta ahora, no ha dado respuesta coherente a las reiteradas demandas sociales,
incapaz de generar una razonable estabilidad política, le está ganando el juego
maquiavélico de las bancadas, inclusive la de él.
Recordemos, la semana
pasada, el último zafarrancho en directo, desde el Congreso de la República,
entre el Uribismo y la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común.
Su gobierno presenta, además
de una inamovible agenda uribista, regulares indicadores económicos, una deuda
externa imparable, un hueco pensional enorme, crisis humanitaria en choco, cauca
y el catatumbo; crisis fiscal que se avecina - de ahí la reforma tributaria - aparte
de seguir insistiendo en ponerle palo a la rueda de la paz e intentar incendiar
la frontera.
Tampoco entiende que un
gobierno - por si solo - es incapaz de dar respuesta a todas las demandas
sociales y que le urge escuchar no solo a su bancada de gobierno y a parte del
sector privado; sino a los medios de comunicación - no leer encuestas - a los sindicatos, a los líderes universitarios,
gremiales y en especial a la oposición; que de seguir así en su obstinación, no
da su brazo a torcer (o no lo dejan); el mismo establecimiento podría darle la
espalda. Ojo con eso.
Se está tardando en realizar
cambios de fondo en el actual gabinete ministerial, casi todos reprobando el
año, dilapidando la oportunidad para mostrar, al continente, un gobierno de
participación nacional (No leer mermelada).
Para colmo de yerros, y a
las puertas de una movilización social, la opinión pública quedo atónita con el
reemplazo del Ministro de Defensa. ¿Novatada o imposición política? O la, para
algunos, ejemplarizante aplicación de la doctrina uribista.
Hoy sus asesores uribistas,
de primera línea, están aterrorizados con lo que sucede en el contexto regional
(tampoco han hecho la lectura correcta): la crisis Boliviana, país con el que
compartimos una cultura ancestral alrededor de la hoja de coca, demostró que su
pueblo no soporta intentos de absolutismos; de manera fraudulenta intentó
perpetuarse en el poder.
Evo Morales, tarde
comprendió que sin el apoyo de los militares y de la policía no se podía sostener.
“El poder corrompe pero el poder absoluto corrompe absolutamente” y rápidamente
salió corriendo, por la puerta de atrás, humillado por sus compatriotas e ignorado
por algunos gobernantes circunvecinos.
Lo que algunos expertos han
definido erróneamente como un golpe de estado, siendo incorrecto, porque el
primero que se pronunció masivamente fue el pueblo soberano; que no quería más
de lo mismo.
Diferente a lo que sucede en
la hermana República de Venezuela, en la que el dictador Maduro, lo sostiene la
cúpula militar que, tal parece, actúa como Junta Militar de Gobierno, con la
orientación del político y militar Diosdado Cabello Rondón (El Montesinos
peruano). Cuya intención es darle vida al fracasado socialismo del siglo XXI.
Otro sofisma de distracción, que utiliza el régimen, intentando ocultar la
realidad venezolana.
Cuba y Venezuela conocen muy
bien la democracia colombiana; tienen muy claro que nunca podrán imponer un
nuevo modelo político, económico y social; lo que si pueden es intentar crear confusión
– infiltrados en las marchas - mediante maniobras que muestren caos para
concentrar oídos y ojos en la comunidad internacional; por aquello de combinar
todas las formas de lucha. Solo es propaganda pseudo revolucionaria.
La crisis de Chile, importante
corredor financiero estratégico, no se debe a la influencia castro-chavista, según
ellos en todo el continente, es sí una entelequia sofisticada ideada por el
Uribismo, cuya doctrina marcha apresurada en busca del totalitarismo.
¿Contradicción ideológica? Creemos que no.
Los estudiosos concluyen que
Chile es un país próspero, pero donde la desigualdad es evidente, los ricos cada
vez son más ricos y los pobres más pobres y, por experiencia propia, aborrecen
las dictaduras.
Tal parece todo este caldo
de cultivo social, en la región, se está cocinando a juego lento y viene siendo
observado con mucha atención e intención - Intereses geoestratégicos - por las
superpotencias de China y la Unión Soviética, los que no basan su estrategia en
la lucha de clases; sino en la lucha por los mercados desde producción, distribución
y consumo masivo de bienes y servicios a bajo costo.
Añeja confrontación en lo
que algunos se atreven a bautizar la nueva guerra fría, con USA - miden fuerzas
con base la capacidad de influencia (manipulación mediática), dando paso luego
a la económica y cultural, en los países asunto que nos ocupa hoy - y en el
largo plazo en todo continente suramericano.
Regresando al interés nacional;
viene a mi memoria el último programa, del pasado jueves, de la periodista y
politóloga María Jimena Dussan - Semana en Vivo – tema: los motivos de la protesta
pacífica del próximo 21 de noviembre; donde el riesgo que sea manipulada por
anarquistas es latente.
En ese ejercicio dialectico,
se observó claramente la polarización de un país, donde el Uribismo y los que coadyuvan
intentan demostrar que no es su culpa, ni la del gobierno y que no ha pasado ni
pasará nada, por su parte los sindicatos reclaman airadamente las conquistas laborales
incumplidas, las reformas encubiertas y la sistemática persecución y
eliminación de sus cuadros políticos y de los adversarios ideológicos por parte
del gobierno de turno.
En esa mesa y en medio de
esos cuatro ciclopes - con un solo ojo, solo atinan ver la izquierda o la
derecha - por supuesto está excluida la influyente moderadora, una ovejita - supuestamente
libre de prejuicios ideológicos - reclamando los conquistados derechos
universitarios. Señores el problema de fondo es el restringido presupuesto; no
hay cama para tanta gente.
Esto último me llevó a concluir
que si bien son válidas las razones expuestas; el inicialmente calmado
conversatorio, se convirtió - como en el Congreso - en un pequeño armagedón donde
nuevamente midieron sus miedos la izquierda y la derecha.
Olvidando rápidamente esas
castas, allí sentadas, que en las pasadas elecciones el pueblo colombiano se
manifestó alejándose de esas posiciones extremas, visualizando el camino del
centro - ideológico que propone imaginar un nuevo país donde la PAZ será la
soberana. Y en el que más perdió fue el Uribismo y porque no decirlo; sigue
avanzando la tesis del Santismo. Amanecerá y veremos.
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