Definitivamente desde hace
varios años el tema del matrimonio y la adopción gay; han sido iniciativas en
manos de la comunidad LGTBI, que han generado polémica y novelones de toda
índole; lo que sí está claro es que la última, recientemente aprobada por la Corte
Constitucional (CC), le abre paso a la primera.
Realidad jurídica que como
es ya costumbre ha llevado a irreconciliables posiciones - en el gobierno y la
opinión pública - desde lo ético, moral y ahora procesal.
Como es ya costumbre el
procurador y la iglesia se oponen; y del otro lado, las reinas de belleza le
hacen un guiño y el ICBF acata la decisión de la corte. ¿Cuántos niños y niñas
menores de 17 años están sin adoptar? ¿Cuántos entre 12 y 17? ¿Qué pasa con los
mayores de 18 años que no son adoptados?
¿Qué piensa el ICBF? ¿Cuáles
son sus razones? ¿Quedarán manifiestos los riesgos en la niñez, infancia y
adolescencia? ¿O no hay riesgos? ¿Triunfo o derrota de los supuestos machos alfa que abandonan sus
hijos dejándolos expuestos a la posibilidad de vivir otro “modelo” de familia? ¿Víctimas
que no denuncian? ¿Ausencia de educación sexual en el hogar y en las aulas
escolares? O todas las anteriores.
Ese fallo de la CC, aún por
digerir y con todos sus pro y contra, lo debemos de observar como una primera ventana
que se abre frente a los enormes retos de una moderna sociedad que camina hacia
el postconflicto.
Actualmente gays, guerrillas y paramilitares tienen
asiento en el gobierno nacional y en el Congreso de la República; van de la
mano con la aprobación del consumo de la marihuana ¿Se esperaría el tema de la
legalización en el mediano plazo?
Temas estos de actualidad,
que no pueden ser ignorados, y simplemente son la expresión de una realidad en
una sociedad que exige una nueva nación moderna, incluyente y pluralista. Aclarando
que nada tiene que ver con la enorme brecha entre ricos y pobres. Nada.
En todos los casos estamos demostrando
una vez más que somos una sociedad enferma en extremo hipócrita y egoísta; entendiendo
la hipocresía como “Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los
que verdaderamente se tiene o se experimentan” Tomado del Diccionario Esencial
de la Lengua Española.
Adicionalmente los más ñoños,
puritanos y/o mojigatos en la mayoría de los casos solo expresan padecer de sicosis
colectiva, la sufren y la sobrellevan con casta dignidad.
Lo anterior significa que
frente a temas de actualidad, como los que hoy nos ocupan, prefieren guardar silencio cómplice, y no porque sean homofóbicos, machos alfa o maricas; simplemente
han concluido que en términos generales gana más no opinando… ¿Por razones de conciencia?
Aquí les explico, para
entrar en contexto, con un resumen…Consideran que si opinan en favor del
proceso de paz pueden correr el riesgo de ser etiquetados de santistas, guerrilleros o terroristas; ese es el
argumento de la oposición y de un sector del establecimiento.
Si objetan la extradición de
líderes del paramilitarismo, son potencialmente voceros del narcotráfico y/o auxiliadores
de las bandas criminales, y deben de ser vigilados estrechamente.
Si deciden hablar en favor
o en contra de matrimonio o adopción gay; queda una vez más comprobado que al
final de las cuentas son homofóbicos o locas. No se rian.
Siguen los casos, lo que se
denota es una opinión pública desinformada y por supuesto manipulada por muchas
razones: erróneamente educada e informada, aparte de permanentemente estar
alienada y castrada por telebobelas y
narconovelas - donde el modelo egoísta a seguir es la intriga, la calumnia y el
bochinche.
Es una sociedad en extremo
machista porque todo aquel que sea considerado, en algunas ocasiones sin
merecerlo, como un digno representante “macho alfa” inmediatamente es elevado a
los altares del ejemplo de poder y el orden y es ahí donde el grado de
corrupción moral adquiere sus verdaderas dimensiones.
Las cifras lo demuestran… Miles,
tal vez millones, de niñas y niños abandonados, incremento de la violencia
intrafamiliar física o psicológica, hogares disfuncionales, aumento del número
de divorcios o terminación de uniones de hecho.
Los que sobreviven, algunos,
lo hacen para guardar las apariencias… Solo apariencias, todo conforme a las
reglas de conveniencia con claro matiz de dependencia económica; insistiendo que
la tendencia no se relaciona con estrato social alguno.
Visto desde otra
perspectiva, el verdadero dilema que enfrenta el mojigato machista es que,
perplejo, entiende que el calor - en su lecho con su amada - no lo determina la
temperatura de las cobijas ni el auxilio del fármaco.
El problema de autoestima se
complica porque siempre está en juego defender su hombría - en público y más en
privado - y ante la imposibilidad de
proteger su bella dama, siendo ya imposible de hacerla acompañar de un eunuco,
tal parece entrarán en moda, sin la autorización de la CC, de nuevo, el uso
urgente y forzoso de los cinturones de castidad.
Volviendo al asunto que hoy
nos ocupa, mañana será otro día; y pese a que han ganado grandes espacios de
expresión y organización, o tal vez por ello; volvieron más ácidas y toxicas las polémicas discusiones de los siglos pasados; ya no a puerta cerrada y casi
que en secreto donde eran estigmatizados, rechazados y hasta eliminados por el
hecho de estar en la otra orilla en materia de gustos y preferencias por el
mismo sexo. “Hombres con hombres y mujeres con mujeres”.
La polémica de actualidad se
circunscribe, y con razón, por el impacto de esa decisión - niños criados por parejas gay - sobre una sociedad que gira y girará alrededor de la familia, como
núcleo central de la sociedad; donde, de alguna manera, nos hacemos inmortales
compartiendo los genes con nuestros hijos.
En este orden de ideas y cómo
van los acontecimientos: adopciones, matrimonios y divorcios, nos llevará a
concluir, es el enorme lio jurídico y social que de esos actos consumados se
desprenden hacia el futuro, llegarán las demandas por nulidad y contrademandas.
¿Qué sucederá? con esos
hijos adoptados o sin adoptar, cuando se les reconozca esos derechos adquiridos
y que resultaren ($) menores, iguales o mayores a los derechos de sus “parejas”
del mismo sexo. Como siempre el problema de fondo será económico.
La historia señala - salvo
los casos de testamento o escrituración directa - para nadie es un secreto que
en el pasado muchos de ellos y ellas, parejas gay, le dedicaron toda una vida
de entrega, sumisión y sacrificio a su par, para al final, por muerte o
separación - no recibir nada a cambio.
Solo queda, en el peor de
los casos, el escarnio público dada su nueva situación de vulnerabilidad
económica y social por parte de la expareja, siempre hay una que pierde y otra
que gana económica y emocionalmente.
En todos los casos las
nuevas leyes que los rijan deben evitar convertir esas uniones o adopciones en
un simple contrato de arrendamiento y/o compra-venta; de los que al final,
esperan, la ley les permita exigir algún tipo de indemnización o contraprestación,
si alguno incumple la promesa de amor eterno; o el adoptado ya en estado de
madurez física y psicológica, analizados los pro y los contra de su situación,
decide abandonar, con o sin cicatrices, ese hogar al que ya no desea
pertenecer. ¿Quedarán secuelas?
Expresémoslo de otra manera;
cuando se termina un contrato de hecho (más de dos años), uno civil (salvo que
existan las capitulaciones); el o la querellante exige ante la ley una
indemnización económica para poder dejar en paz al victimario; aduciendo faltas
leves (incompatibilidad de carácter o sobreprotección), graves (violencia psicológica
o física entre otras) y gravísimas (fallecimiento).
Continuará entonces el gran
debate, de nunca terminar, sobre las implicaciones posteriores como adopción de
hijos y matrimonio en todas aquellas situaciones que van en contravía de las
normas o costumbres sociales, temas de igual o mayor importancia para afrontar
a futuro y siempre pensando en una sociedad que evoluciona a pasos agigantados.
La solución más simple a
presentarse, y por aquello de que “hasta que la riqueza o pobreza los separe” y
más por novedad, seguro se vendrá una avalancha de matrimonios y adopciones.
A lo mejor continuarán las
mismas parejas en unión libre (lo que más les convenga); en el caso que se
“casen” con todos los requisitos que exigirá la nueva ley para parejas del
mismo sexo – hombre con hombre, mujer con mujer - seguramente en unos años o
meses vendrán las primeras separaciones o desatando adopciones cuando, estos últimos,
lleguen a la mayoría de edad (por comodidad económica o violencia física o
psicológica intrafamiliar) y conforme lo ordena la ley y la costumbre ya sea
por faltas leves, graves o gravísimas. Lo que se ata también es desatado. ¿Volverán
esos niños a Bienestar Familiar? ¿O se quedarán con el padre dominante?
Porque está muy claro que esta tribu, como las otras e independiente del genero, continuamente recluta nuevos adeptos y defiende sus territorios colonizados.
Para finalizar, si en su
intimidad, lo inicia y lo hace gozar el roce de la piel y el perfume íntimo de
la mujer amada, no se afane en lo público, menos en lo privado por nada; Si es
feliz no la abandone…Cuídela.
Lo contrario no dude, si es
su caso, en separarse; porque está comprobado, el no hacerlo, es perder más de media
vida, buscando libertad, a cambio de nada y solo por cumplir con las
apariencias.
En todos los casos, tenga
muy presente que el hombre deja su familia, se une a una mujer y se convierten
en una sola carne (los hijos). Son ellos el potencial de la nueva nación, sepa
educarlos y lo más importante dedíqueles tiempo como principal prueba de amor.
Si considera que se merece una nueva oportunidad para
volver a comenzar, responda por las obligaciones adquiridas - no los abandone o
se los deje quitar - haga respetar sus
derechos; nunca es tarde para volver a comenzar. Amanecerá y veremos.
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