Pasa un relativo y corto período de tiempo para que nuevamente
los titulares de los principales diarios y las redes sociales alcancen el clímax, mediático, a causa de esta
enfermedad denominada Alcoholismo - Hace más de 30 años la Organización Mundial
de la Salud (OMS) la clasificó con tal - y como consecuencia el abuso del
alcohol (licor) y de otras sustancias (la trampa y el truquito).
Grave problema de salud
pública que involucra a toda la población, sin distingo de edad, raza, sexo,
escolaridad, condición social, creencias religiosas o políticas.
Es más, estudios han
demostrado que la población es cada vez más vulnerable e incluye a menores con un promedio de edad alrededor de los 9 años y adolescentes que quedan
marcados – algunos de por vida - como
potenciales consumidores y adictos. ¿Crisis en la niñez, infancia y
adolescencia?
El tema es de tal magnitud que
en la mayoría de las casos los pacientes presentan como mínimo doble adicción,
mostrándola simple, como alcohol y
tabaco consumo que ha llegado a ser tan refinado que - en algunos casos - se
realiza a través de los genitales femeninos.
Existe otra población que
presenta múltiples adicciones que incluyen además: sustancias sicoactivas -
marihuana, cocaína, bazuco y anfetaminas entre otros – antidepresivos y
cocteles de barbitúricos por mencionar algunos.
El paciente avanza en la
enfermedad saltando a otro tipo de
alteraciones del metabolismo como trastornos alimenticios, de la personalidad
como la ira, envidia, soberbia, avaricia y pereza y en materia sexual como
la lujuria; exponiendo al borrachín a
enfermedades de transmisión sexual como la sífilis, herpes genital, gonorrea y
VIH entre otras.
Los primeros síntomas, que
se presentan después de haber ingerido licor, que posiblemente indiquen que se
padece esa grave enfermedad son: lagunas mentales - el paciente no recuerda
episodios por él protagonizados durante la borrachera anterior - agresión
verbal o física-sin ningún motivo- a conocidos o desconocidos, se convierte en
el centro de atención - por lo grotesco
- de la reunión, habla más de lo necesario y se queda dormido con facilidad
como principales alteraciones de la conducta.
Otros comportamientos que
marcan la diferencia son: le molesta los consejos para que deje de beber, deserción
escolar, bebe en solitario en las mañanas, su actitud le ha generado problemas
en su hogar, busca tragos extra en reuniones sociales, falta al trabajo o al estudio a causa de la enfermedad.
Si usted reconoce 3 o más de los anteriores síntomas,
créame, que el consumo de alcohol le representa un grave problema para usted, su
familia y la sociedad.
Frente a esta cruda realidad
y cuando se encuentran encendidas todas las alarmas, en especial cuando el enfermo se apropia,
para vender, de artículos del hogar en su afán de comprarse una caneca o
botella de licor, su familia recurre al
consejo de sacerdotes, psicólogos, siquiatras, curanderos, rezanderos,
espiritistas, centros “especializados” de recuperación que incluye charlas,
terapias y medicamentos.
En todos los casos si el
borrachín no ha reconocido que tiene un problema con la bebida, ninguna ayuda
de las anteriormente mencionadas tendrá éxito, entonces esa platica se perdió.
Otros graves efectos
colaterales del abuso del alcohol y certificados por la OMS son: ceguera,
cirrosis, hipertensión, disfunción sexual, pancreatitis, diabetes, trastornos del sistema
digestivo y circulatorio.
Como estoy seguro que usted
se siente excluido de estos signos y síntomas, le facilitaré el diagnóstico y
las acciones a tomar para por lo menos controlar el consumo de alcohol.
Según los expertos en el
tema, existen tres (3) tipos de bebedores: 1. Bebedor social, se toma máximo
tres tragos en una reunión social. 2. Bebedor problema, con tres (3) tragos que
ingiera termina borracho y ocasionando problemas. 3. El bebedor fuerte, se toma
30 tragos y aparentemente resiste hasta que termina la fiesta.
En todos los casos, cuatro
caminos le esperan al borrachín: La clínica u Hospital, el cementerio, la
cárcel o la ayuda especializada a través de grupos denominados Alcohólicos
Anónimos (AA). Amanecerá y veremos.
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