sábado, 1 de febrero de 2014

EL ESPERADO CONTROL POLÍTICO DURANTE EL 2014


Con el inicio del nuevo período de sesiones - 70 ordinarias más 12 extraordinarias, autorizadas y remuneradas - por parte del  Honorable Concejo Municipal (H.C.M.); por los retos que exige esta vigencia fiscal; taimadamente no les puede seguir sirviendo como excusa, - mal de muchos… consuelo de tontos- el enorme desprestigio que tiene la clase política a nivel nacional, representada en el Congreso de la República; para seguir, muchos y en la  mayoría de las veces, inmutables frente a la realidad política, económica y social por la que atraviesa la ciudad de Cartago en el Norte del Valle.

Para comprender; primero hay que empezar por desmitificar lo que muchos erróneamente interpretan localmente como “clase dirigente”.

Lo anterior; en cuanto que, la reacción, algún columnista o periodista comete la osadía de referirse a ella, inmediatamente el colectivo escanea equívocamente en su imaginario a alguna de las “tradicionales” familias políticas de la ciudad y/o región; intentando endosarles, para bien o para mal, herencias que a lo mejor, lejos o no, están de ser protagonistas; y vaya sorpresa, inclusive, algunas - sin verificar la fuente o los hechos - se dan directamente por aludidas. Cuando la realidad, hoy día, puede ser muy diferente.

Si bien es cierto en el siglo pasado, se beneficiaron con la enorme influencia en la ciudad familias como los Londoño, los Salazar, los Gómez, los Castro, entre muchas otras - de hecho esos dirigentes hicieron historia, porque estuvieron a la altura de lo que la historia les encargó -.

Si colocaron la vara, para medir, muy alta, eso ya es otro tema; hoy, lo que tienen que evitar - las nuevas generaciones -, es el permanecer inertes y viviendo de su perenne recuerdo; todo lo contrario el mejor homenaje que, todos, les podemos brindar es continuar y mejorar su obra.

Dicho en otras palabras, aparte de la gratitud y el respeto; lo que se merecen los Sanín y los Salamina, entre muchos otros - ofrezco disculpas, por el olvido o la ignorancia, al no mencionarlos a todos - es entregarle a la ciudad, operando al 100% el Aeropuerto Internacional de Carga.

Lo se que merece Londoño Uribe es entregarle a la ciudad  la Avenida de Santa Ana o convertir el Parque de la Isleta en un enorme complejo turístico, cultural y deportivo; por citar solo un par de ejemplos.

Hoy en pleno siglo XXI y de alguna manera enfrentando dramáticos cambios desde lo económico, político y social a nivel global; pero en especial, y como punto de referencia, el trance que se resuelve para bien de la Patria en el camino del Proceso de paz y frente al futuro manejo del Posconflcto.

Nuestra realidad local, nos espolea para exigirle a la futura clase dirigente - deben asumir ese reto -representada en las Juntas de Acción Comunal, Concejales, Alcalde, Diputados y Congresistas – si logramos sacar uno – el deber y la obligación de estar a la altura, emocional e intelectual,  que la ciudad exige, y en las decisiones, durante los próximos 6 años.

Pero como, el inicio, esos resultados solo los empezaremos ver, a lo sumo, dentro de dos años; se hace entonces necesario respetuosamente “requerirle” a los actuales concejales - sobre los que recae la responsabilidad como nueva clase dirigente – para que respondan, con base en sus competencias, a la esperanza y confianza depositada en ellos, hace ya más de dos años, y por más de 52.000 ciudadanos que votamos en las pasadas elecciones; porque a la fecha poco o nada se ha logrado.

Pero como esta Epifanía no va a ser leída por los Honorables Concejales, se la dirijo a usted atento y respetado lector, lo que me obliga a intentar “dibujar” lo que hay atrás del esperado Control Político como la principal función del H.C.M.

Que debe fungir como espacio representativo y de deliberación política, para convertirse a través del dialogo permanente, en el instrumento del ciudadano del común que garantice el óptimo desarrollo del Estado o la administración pública; llámese Hospital Departamental, Alcaldía Municipal, IPS, Empresas Municipales, Instituto de Transito y Transporte e Incavi.

De manera más normativa, el control político, tiene como objetivo exigir y garantizar el ejercicio del poder y la gestión municipal de una manera transparente; y reclamar la responsabilidad política de quienes en sus actos no se ajusta a las disposiciones establecidas por la ley, comúnmente conocido como moción de censura. Situación que, en lo local, siempre se termina de evitar.

Lo anterior nos lleva a que, en la teoría,  debería de haber un  riguroso control fiscal financiero, control disciplinario, control interno y control social; lo que para nuestro caso es, el deber ser, dar el primer paso para luego afinar.

Para comenzar, el deber de los Honorables Concejales es ir más allá de hacerle seguimiento, que tampoco se hace,  a los actos administrativos sancionados - acuerdos municipales – del pasado o por lo menos de la actual administración, ya que muchos de ellos se convierten en letra muerta o un simple saludo a la bandera.

La postura del H.C.M. no solo debe ser escuchar los largos y técnicos informes, de la totalidad de los Secretarios de Despacho y el informe final de gestión por parte del Alcalde Municipal; para luego ser archivados en una memoria USB.

Ya en este tercer año de funciones, es su deber, alentar y adelantar los principales debates de interés municipal, para así presionar a la Administración Municipal, los entes descentralizados, CVC, Plan Departamental de Aguas, Gobierno Departamental y Nacional; especialmente en temas cuyos recursos financieros ya fueron aprobadas como la carretera Anacaro-Sotará, Aeropuerto y Avenida de Santa Ana.

Igual adelantar urgentes debates sobre  el futuro del Terminal de Transportes, el Matadero Municipal, la Plaza de Ferias, la Vivienda de Interés Prioritario (VIP) y de Interés Social (VIS), la Escombrera Municipal, la recuperación ecológica de la Margen Izquierda del Rio de la Vieja, desde guayacanes hasta la Avenida del Rio con calle 7.

Sin dejar de lado los temas menudos, pero de gran impacto social, como: el plan integral de movilidad, el apoyo y control a los carretilleros, mantenimiento de centros educativos y escenarios deportivos y el manejo del mototaxismo entre otros.

En la medida en que las anunciadas iniciativas del Gobierno Municipal, no se realicen o  no cambien para mejorar, se hace preciso que la ciudad, en el corto y mediano plazo, requiera de un nuevo orden desde lo político y económico.

Finalmente no podemos dejar pasar por alto, y rechazar los recientes actos vandálicos en manos de desadaptados sociales, dirigido a una respetada y reconocida familia del comercio organizado y a la ciudad; de ahí la importancia de no promover - de buena fe - plantones, marchas o manifestaciones en la ciudad. “El palo no está para hacer cucharas“. Amanecerá y veremos.  

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