Algunos analistas, se
atreven a pronosticar que el Presidente de la República, el Economista Juan
Manuel Santos Calderón, le dará una grata sorpresa a más de I.200.000
trabajadores asalariados que devengan el mínimo vigente de $589.500.oo pesos.
Cifra que sigue siendo la
base para la inmensa mayoría, un poco más del 50% de la población ocupada, que
gana menos del mínimo y las que no lo devengan como las amas de casa; valor éste
que presenta una variación porcentual del 4.2% frente al año inmediatamente
anterior.
Salario actual que en
términos reales - poco representó un “mayor” poder adquisitivo - ya que
luego de aplicarle todos los impuestos, tasas, contribuciones y descuentos; solo
gozó de un incremento real de aproximadamente $8.900.oo pesos, frente al también
decretado para año 2012.
Es decir no permite un mayor
consumo de bienes y servicios salvo, de hecho es lo que ocurre, que el
trabajador recurra al endeudamiento, tarjetas de crédito (gana el sistema
financiero, este año creció en el 4.9%) o el préstamo a cuenta gotas (gana el
usurero) y haciendo más pobre el ciudadano del común, que vive entre los estratos
1 y 3 principalmente.
Para complementar, los
tecnócratas de cualquiera Organismo del Estado llámense Ministerio, DANE, Banco
de la República o Planeación Nacional entre otros; afirman que al momento de
formular la ecuación, que les permite obtener un “mínimo vital personal” tienen
en la cuenta las principales variables que determinan la posibilidad de acceder
a la canasta familiar como lo son: Alimentación, transporte, vestuario,
educación, salud y vivienda; y que establece ese nivel de ingresos mensual (punto
de equilibrio para el consumidor) que permite satisfacer una demanda digna de
bienes y servicios, sin el riesgo de aumentar la informalidad al momento de,
estos, demandar empleo. Solo retorica gubernamental.
Aún más; los expertos
suponen que es valido el análisis, para la satisfacción de las necesidades
básicas a través del mínimo vital, si y solo si, dos miembros de una misma
familia, devengan ese ingreso. Según mi criterio esa hipótesis, está lejos del
actual modelo económico para generar empleo.
Lo que no esta muy claro es
si ese valor obtenido en un escritorio - mínimo vital -, corresponde al salario
mínimo que casi siempre es asignado por decreto; recordemos que el último
salario acordado en una mesa de negociaciones (Gobierno, Gremios y
Trabajadores) fue, por allá en el año 2011, del 5.8%; para luego caer al 4.2%
mencionado anteriormente; asunto que vamos a tratar.
Si observamos la serie
histórica, sobre el comportamiento del salario mínimo legal desde 1984 la mayor
variación fue para el año 1989 con un 27% de incremento; durante el gobierno del
Ingeniero civil Virgilio Barco Vargas
(Fallecido).
Más reciente en el año 2001 se
decretó un 10% durante el gobierno del Abogado Andrés Pastrana Arango. Fuente:
Banrep.gov.co; en medio de la peor crisis del tristemente celebre “Caguán”
donde practicante la guerrilla negociadora se burló - considerándose su mayor
error político e histórico - de ese
gobierno y del País en la intención de comenzar una verdadero Proceso de Paz,
que de haberse dado estaríamos viviendo los mejores momentos del posconflicto.
Casi 13 años después -
numero de suerte para algunos -, el País asalariado podría nuevamente estar muy
cerca de ese último guarismo en la variación porcentual del salario mínimo. Veamos
el porqué.
Desde el punto de vista
macroeconómico, los principales indicadores le favorecen al actual Jefe de
Estado, lo que le permitiría establecer un
buen incremento salarial por decreto; estos son los indicadores: Una
inflación del 1.9%, la economía creció (Producto Interno Bruto - PIB) en un 5.1% durante el tercer trimestre del
presente año y el promedio anual estaría cerca del 4.5% según el Departamento
Administrativo Nacional de Estadísticas
(DANE).
En este mismo orden, al
finalizar el año, el desempleo estaría alrededor del 8.4% - sigue siendo el más
alto en Latinoamérica - y con una tasa de cambio de $1.950.oo por dólar para el
2014; favoreciendo, este, el comercio exterior.
Uno podría arriesgarse a
estimar con base en la anterior información, que hemos puesto de contexto, que
el mejor escenario - si se buscara el crecimiento general de la economía – acontecería
con un incremento que estaría entre el 10% y el 15% asunto que para muchos
sería una locura, en especial para los que están del lado de los gremios, que
argumentan el incremento de la informalidad; y por supuesto sacrificarían
rentabilidad, la que recuperarían en el mediano y largo plazo al aumentar el
volumen de ventas de b y s en el mercado nacional.
Entendamos el porqué; no
podemos perder de vista que el actual modelo económico funciona a través de
políticas neoliberales; y rígidamente regulada, nuestra economía de mercado, por
las directrices del Banco de la República; aceptando que aún no conocemos muy
bien los efectos de la última reforma tributaria que tal parece está generando
empleo formal al 7.7% anual y el informal cayendo 2%. Fuente. larepublica.com.co.
En lo personal considero que
el modelo ha funcionado, pero necesita flexibilidad en algunas políticas fiscales,
que de continuar terminarían afectando el consumo de las familias, un solo ejemplo,
el caso que hoy nos ocupa.
Igual debemos reconocer, se ha
alcanzado una sana economía a través del control a la inflación, a costa de
mantener un nivel general de los precios bajo (deflación); que a la vez redujo,
durante las dos últimas décadas, por lo menos en 3 puntos el ritmo de
crecimiento de la actividad económica (PIB), que este año terminaría en el 4.5%
aunque es bueno, sigue siendo bajo comparado con la región.
Dicho en otras palabras, la
nuestra es una sana economía, que se ha destacado por tener los mejores
Ministros de Hacienda en época de crisis, y a riesgo de equivocarme: Roberto Junguito
Bonnet, Rudolf Hommes, Guillermo Perry y Juan Camilo Restrepo; sin perder de
vista recientemente a Juan Carlos Echeverry; y sin poder evaluar el actual, por
el tiempo y por estar en ejercicio de sus funciones.
Si bien es cierto todos
hicieron muy bien su trabajo - aparte de las limitaciones, como consecuencia
del conflicto armado que, en especial durante los últimos 15 años, desvió la
inversión productiva hacia la guerra; además que alejó la inversión extranjera -
poco arriesgaron, los diferentes ministros desde lo macroeconómico para mejorar
sustancialmente el crecimiento económico del País.
Recordemos que la economía
este año va a terminar con un crecimiento del 4.5% pudiendo estar en el 7% u 8%;
lo que se lograría con una política donde se estimule la demanda agregada,
mejorando el ingreso del trabajador y dándole más libertad, bajo control, a los precios.
El problema radica en el
argumento que exponen los gremios, y con el supuesto apoyo y asesoría del
banrepublica; cuando insisten erróneamente que incrementar más allá de la
inflación más dos puntos (3.9%), podría generar una inflación que afectaría el
costo de producción de sus empresas y/o aumentar la informalidad con consecuencias
negativas en la generación de empleo.
La otra cara de la moneda, y
aquí no menciono la posición de los trabajadores, que más por miedo o
compromisos adquiridos, no se atreven a proponer más del 6%, dejándole la
responsabilidad, por decreto, al Jefe de estado de fijar el salario mínimo para
el próximo año.
Finalmente, y si he interpretado
el raciocinio del Presidente de la República, que tal parece está del lado de
fortalecer la economía de mercado, estimulando la demanda agregada de bienes y
servicios, vía liquidez al sistema, seguramente decretaría una cifra cercana al
10% en el próximo salario mínimo legal vigente para el año 2014. Amanecerá y
veremos.
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