Asido a mi posición como
columnista; cuando tengo la oportunidad, con acento, lo aclaro para no dejarme
encasillar como periodista; lo hago por
el respeto que profeso por esa exigente y noble profesión que es menester
dejarla bajo la tutela de l@s que por preparación, convicción o necesidad de superación
la ejercen con altura.
Me guía el deber de opinar
sobre la programada movilización, el viernes (hoy), de los motociclistas, en contra de la propuesta institucional; intentando
aproximarme a una realidad que tiene muchas aristas; aparentes verdades que
cambian día tras día según las intenciones e intereses de cada uno de los
protagonistas.
Observando las reacciones de
la comunidad en los diferentes medios de comunicación local; la primera conclusión
que podemos obtener, es la ausencia de un Plan Integral de Movilidad cuyos
responsables son el Alcalde Municipal, el Secretario de Gobierno y el Director
de Transito y Transportes.
Transitar en Cartago se ha
vuelto insoportable, hay recorridos donde un vehículo que se tomaba 10 segundos, hoy se demora 40;
y eso es ya una anarquía; sumemos los casi
150.000 habitantes, el mal estado de las principales vías, un poco más de 650
taxis de servicio público, más de 50.000 motos; sin contar, vehículos particulares
locales y en transito por la ciudad, tractocamiones, camiones, furgones, camionetas,
buses, busetas, motocarros, carretillas, carretas, triciclos y bicicletas transitando
sin control en espacios y en tiempos de espera, este último en el sector céntrico
de la ciudad.
La segunda conclusión; es tal
parece el enorme poder del gremio transportador - dueños del oligopolio de ese
servicio municipal - que exige, en contraprestación a unos favores políticos, al
Alcalde Municipal a través del Director de Transito o quien haga sus veces la
entrega de permisos y/o cupos a las empresas de transporte público para operar
rutas, dichas empresas “afilian” buses, busetas, microbuses y taxis propiedad
que pequeños inversionistas o fami-empresas, estos afiliados pagan una especie
de impuesto por movilización mensual, para así retroalimentar el ciclo
productivo del negocio - afiliado y operador - si el negocio individual disminuye,
entonces bajan las transferencias, así de sencillo.
La tercera conclusión, es la
propuesta que desde hace unos años se ha venido escuchando sobre la posibilidad
que en el Municipio de Cartago en el Norte del Valle se reglamente el uso del
taxímetro.
Evitando caer en ligerezas y
malas interpretaciones e independiente de quien(es) se pueda(n) beneficiar de
su aplicabilidad pudiendo ser el político o el empresario, o los dos anteriores…
pero en ningún caso el ciudadano del común, por ello la conclusión a tan
espinoso tema se la dejo a usted atento y respetado lector.
La cuarta conclusión, se
intenta contrarrestar un delicado problema de orden público actual y haciendo
crisis a futuro; recordemos que hace unos años, dicho ejercicio, el
empadronamiento por parte de la fuerza publica, se ha realizado en varios municipios
de la costa Caribe; región donde se originó el fenómeno, del mototaxismo, y que
tiene registrada su acta de nacimiento por allá en el año 1980 en el
Departamento de Cordoba más exactamente en el olvidado municipio de Cotorra.
En lo local, se insinúa por
parte de las autoridades civiles y militares, que tras la fachada del
mototaxismo se podrían amparar organizaciones dedicadas a toda clase de actos
criminales.
Frente a esta posición, para
algunos cómoda, el ciudadano del común tiene en especial dos interpretaciones, que
los buenos son una inmensa mayoría; dándole, de hecho, razón a las autoridades.
Y la otra versión, es que la
temida y cruel justica opera, desde los primeros desplazamientos forzados hace
ya más de 50 años, de manera diferente;
a través de ejércitos privados que montan los operativos ya sea a pie, en
bicicleta, moto o carro o todas las anteriores y que actúan, aprovechando el
factor sorpresa, cuando les viene en gana; razón suficiente para explicar, según
algunos observadores, que no necesitan - las supuestas bandas criminales - organizarse a través
de cooperativas de mototaxistas para operar ya que siempre lo han hecho desde
la clandestinidad.
La quinta conclusión, el fenómeno
local y nacional del mototaxismo se convirtió en una amenaza, ante la baja
oferta de empleo y la poca capacidad de compra en los estratos 0, 1, 2 y 3, para el
transporte tradicional – en especial los taxis - por la oferta creciente de un
servicio sustituto y a bajísimo costo; sin contar que muchas personas prefieren
desplazarse a pie en largos trayectos.
Independiente del efecto mediático y real que
genere la movilización; lo más importante es que se formen los espacios democráticos para adelantar el dialogo y la concertación,
no perdamos de vista que en la ciudad impera la economía informal como única alternativa
para que cientos de personas respondan precariamente por su familia. Amanecerá
y veremos.
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