Continuando con el artículo
anterior y como reza en el adagio popular…”me faltó un centavo para el peso” frase
que contiene la experiencia y la sabiduría de la mayoría con pocas oportunidades;
que a falta de $1.000.oo no les es posible resolver una necesidad en un solo día.
Hace unos años, se escuchaba
en el sector transportador de la ciudad la siguiente expresión: “La guerra del
centavo” que hacía referencia a la lucha entre las diferentes empresas de buses
y busetas que competían por recoger el mayor numero de pasajeros a lo largo de
una ruta y en el menor tiempo posible; la registradora daba cientos de giros
diarios; pero igual era el anuncio, el centavo, que el negocio iba a pasar por malos
momentos.
Con el paso de los años
desaparecieron dichos medios de transporte e hicieron su arribo los microbuses,
por muchos años fue el transporte cómodo y de moda de la clase media baja hacia
abajo, el usuario del servicio se sentía a gusto y consideraba que era justo
pagar la tarifa establecida por su uso.
Hoy día las cosas han
cambiado radicalmente, desapareció la guerra del centavo; pero apareció una
nueva fuerza en el mercado, que se originó de manera natural a través del libre
juego de la oferta y demanda de nuevos servicios; pero ante la incapacidad de
los ya establecidos agentes económicos para satisfacerlas; el fenómeno del
mototaxismo - ilegal y por reglamentar - (no olvidemos que en ciudades europeas como
Paris, los paseos en moto-taxi son un
gran atractivo).
Frente a esta situación, la
realidad es que si el gremio transportador de la ciudad, no le da un giro de 180 grados en ese
segmento, podría pensarse que ese negocio - los microbuses - estaría en camino de desaparecer, derivado
de la presión de las fuerzas naturales del mercado.
Si actualmente este tipo de
negocio, no es capaz de enfrentar problemas en la calidad, cantidad y precio;
entonces podríamos concluir inicialmente que no hay nada que hacer frente a una
competencia - el mototaxismo - que ofrece agilidad a bajo precio.
Si en la ecuación del
empresario del transporte organizado; no puede modificar, en el corto
plazo, las variables calidad, cantidad y
la agilidad del servicio, ¿entonces como enfrentar el problema?
Más aún si en el imaginario
la variable que más pesa es lo costoso del transporte ya sea en microbuses o
taxis, si el problema, finalmente, son las tarifas, entonces ¿por qué no bajarlas?
Tomar esa difícil decisión, requiere
de tener información a la mano que les permita identificar la tarifa mínima que
le de un punto de equilibrio al negocio en el corto y mediano plazo.
Si ese “punto de equilibrio”
les permite bajar la tarifa; entonces los haría más competitivos y seguro les
daría tiempo para hacer una reingeniería; y desplazar, hacia arriba, la curva
de productividad y rentabilidad de su negocio.
Lo que ha pasado hasta la
fecha es que el empresario no está seguro de si modernizando - en el caso que
quiera y pueda - va a resolver su problema de sostenibilidad en el mercado.
Lo que ha hecho es trasladar,
el problema al Municipio para que este acuda a soluciones jurídicas; y lo único que
ha logrado la actual administración municipal ya sea por improvisación o
desconocimiento en el manejo de estos temas, es crear un clima de rechazo a
cualquier medida que éste tome, peor si son desacertadas. Seguramente con
consecuencias negativas para el resto de su gestión administrativa.
La teoría económica
establece que en un mercado de competencia perfecta, en un sistema de precios y
asignación de recursos, si la curva de oferta del servicio, para nuestro caso,
aumenta, frente a una demanda estable, el nivel general de los precios en ese
mercado tiende a disminuir.
Recordemos que la forma como
opera el servicio de transporte público en la ciudad, es lo más cercano a un
mercado oligopolico, es decir de alguna manera controlan el precio del servicio
$3.500.oo pesos en este caso para los taxis; este precio lo fija, por decreto,
el gobernante de turno y tiene vigencia por un año.
Gran parte de la solución al
problema se da si desde lo económico – empresarios y gobierno municipal - se
fija, con estudios serios, una menor tarifa que sea competitiva y equilibre a
su favor la curva de demanda de este servicio.
No olvidemos el caso de los
taxis, aquellos que funcionan a gas, que son más rentables, de igual forma si
quieren competir, deben sacrificar utilidades, si desean sostenerse en el
mercado.
Tampoco olviden que hay
saturación de móviles en la ciudad y las leyes del mercado no se pueden evitar
con la misma facilidad que se hace con la normatividad y la jurisprudencia.
Resuelto el problema de
competitividad, seguramente afectaría el crecimiento del mototaxismo, fenómeno
que tal parece no esta organizado como debiera ser, no está reglamentado, sin
experiencia en el manejo empresarial y a lo mejor sin liderazgo. Amanecerá y
veremos.
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