sábado, 2 de febrero de 2013

LOS DOCE PASOS DE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS – NOVENO PASO - REPARAMOS DIRECTAMENTE



”Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicada perjuicio para ellos o para nosotros”.

Imposible no atender la cita mensual para llevar el mensaje de Alcohólicos Anónimos; En el paso anterior elaboramos una lista de todas aquellas personas a las cuales les habíamos causado daño.

La intención era la sincera búsqueda de la tranquilidad espiritual personal además de la mejor manera de reconstruir relaciones rotas o deterioradas.

Cuando la realidad es otra (siguen los fracasos y las decepciones), tal vez por no incluir a todas las personas y si las incluimos no damos ese paso ya sea por miedo, olvido, orgullo, rencor o cualquier otra circunstancia; entonces obviamente algo deja de funcionar en nuestro interior.

Lo anterior podría llevarnos a concluir que a pesar de estar dentro del programa que busca recuperar al enfermo alcohólico, creemos que este ha fracasado porque no logramos obtener lo esperado. Entonces debe de quedar claro que más erróneo que llegar a esa conclusión.

No puede haber tiempo ni espacio para desanimarse, todo lo contrario es una prueba más que se va en la dirección correcta, solo es necesario replantear alguna estrategia y seguir adelante.

Frente a un aparente fracaso, lo más seguro es que no lo sea; éste hay que entenderlo como una prueba más a la que nos somete ese Ser Superior (como cada uno lo conciba) y no es otra cosa que señalarnos que en algo estamos fallando.

Regresando al programa, hay que recordarle al enfermo alcohólico, antiguo borrachín, que el camino por recorrer es largo y que la recuperación es lenta pero segura en la búsqueda de esa nueva vida; pero animo amig@ mí@, debes entender que solo has perdido una batalla, más no la guerra contra ese monstruo de mil cabezas, que se denomina Alcoholismo.

Entonces es el momento de hacer una pausa y preguntarnos ¿Qué es lo que verdaderamente está sucediendo en esa mente privilegiada, pero confusa del Alcohólico? ¿Por qué a pesar de tener periodos de mucha tranquilidad y sosiego… de repente estalla se confunde y confunde a los demás?

¿Porqué sigue pasando rápidamente de la alegría y euforia, a la tristeza o ira? ¿Porqué ante una amenaza siente miedo y ese miedo se convierte en odio y rencor?

Lo anterior significa que hay muchos “detonantes” sutilmente escondidos en la mente del enfermo y a los cuales está expuesto constantemente, la ansiedad principalmente.

Es común encontrar dos comportamientos opuestos cuando se trata de “reparar” y dependen de la naturaleza sicológica del victimario frente a su(s) victima(as).

La primera reacción después de agredir física y/o sicológicamente, es intentar reparar obsequiando cosas materiales como auto, viajes, joyas, entre otros; O frente al arrepentimiento, asumir una actitud excesivamente dócil al punto de humillarse ante las personas a las cuales hizo daño; pero, contrario a lo esperado, más temprano que tarde termina desplomándose su autoestima; por cuanto las “victimas” terminarán cobrándole con altos intereses todos sus excesos y arbitrariedades; esa baja autoestima o auto conmiseración lo llevará nuevamente a la bebida.

La clave es no intentar comprar respeto, cariño y mucho menos amor; pero mucho menos buscar lastima en terceras personas. Es decir como dice el popular refrán “...Ni mucho que queme al santo ni tan poco que no lo ilumine”.

El programa dice textualmente que se necesita… “Buen juicio, capacidad para escoger el momento oportuno, valor y prudencia – estas son las cualidades que necesitaremos al dar el Noveno Paso”.

Es importante resaltar… Primero hay que reflexionar cuidadosamente sobre cada caso, porque en la lista que hemos elaborado sobre las personas que hemos lastimado, también puede haber Alcohólicos (no declarados) con iguales o peores problemas de carácter que los nuestros. Y frente a esos casos, al dar ese paso… en lugar de resolver el problema lo que terminamos haciendo es agravarlo hasta el extremo de poder producirse un hecho circunstancial mas grave.

En todos los casos, este noble acto (intentar reparar la agresión verbal o física) lo debemos de realizar cuando juzguemos estar seguros de poder mantener una sobriedad permanente, a otros (los no alcohólicos) podemos acudir inmediatamente y con un sincero abrazo pedir perdón y lograr la reconciliación.

En otros casos es aconsejable dejar pasar un buen tiempo (inclusive años) antes de hacer reparaciones; y en el más extremo de los asuntos habrá personas a las cuales nunca será posible ponernos en contacto directo con ellas, por un daño colateral causado de manera irreparable.

En la mayoría de los casos y en las condiciones normales, lo más aconsejable es recomendar al enfermo alcohólico que después de una profunda reflexión y para dar ese paso, busque lugares y situaciones apropiadas como por ejemplo a la hora del almuerzo o en la cena y cuando se está en compañía de familiares o amigos, pedir la palabra y simplemente manifestar que ha reconocido que tiene problemas con el Alcohol y que para empezar a enfrentar su dificultad ha decidido ingresar a un programa de recuperación.

Tenga la plena seguridad que frente a esa valerosa decisión, encontrará diversas reacciones desde alegría, desconcierto, escepticismo y hasta la negación por parte de las personas que le rodean. Pero no se desamine ya ha dado ese primer paso.

Ha éste paso solo se llega cuando estamos dispuestos a confesar lo peor de nosotros mismos, si embargo es necesario tener mucha prudencia al momento de buscar nuestra tranquilidad, para que no le vayamos a crear infiernos a las demás personas involucradas.

Tampoco podemos dejarnos asfixiar por remordimientos excesivos ante quienes hemos perjudicado, pero también debemos de entender que las enmiendas deben de ser francas y generosas en sentimiento, a lo mejor con una mirada sincera, un beso y un fuerte abrazo será mucho el camino recorrido en el camino de obtener el perdón.

Lo más importante es tener muy claro que la reparación se logra cuando vencemos el miedo de enfrentar a aquellas personas a las que les causamos daño, como también a aquellas que nos lo hicieron, tal vez con el solo propósito de defenderse de nosotros.

Finalmente el espíritu del Noveno Paso no es otra cosa que la disposición para aceptar todas las consecuencias de nuestras acciones pasadas, y al mismo tiempo asumir la responsabilidad por el bienestar de los demás. Y lo único que no puede olvidar es humildemente pedir perdón. Amanecerá y veremos

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