sábado, 16 de febrero de 2013

QUE HAY DETRÁS DE LA ÚLTIMA PROTESTA DE LOS TAXISTAS


La primera lectura, que el desprevenido ciudadano del común le da a la protesta, es un sermón político expresado en el reclamo del gremio exigiendo contraprestación a unos servicios electoreros prestados; recordemos que la opción por el voto, según las encuestas, era para Villamil, Carrillo y Caliman; según mi criterio ese no es el argumento de fondo.

No cabe la menor duda que la problemática de siempre es la movilidad en el Municipio de Cartago en el Norte del Valle.

Tema neurálgico, dada su complejidad, que compromete no solo al Alcalde y al Personero Municipal, involucra también al Director del Instituto de Transito y Transporte, al Secretario de Gobierno, al Jefe del Departamento de Planeación Municipal, y para el tema de hoy compromete directamente al Gremio Transportador (propietarios de buses, busetas, microbuses y taxis) y a un sector de la economía informal: bicicleteros, tricicleros, carretilleros y especialmente a los mototaxistas.

La razón, el esperado incremento del mototaxismo en la ciudad y en Colombia en general, y no tiene otra explicación que la respuesta oportuna a la necesidad de un servicio a bajo costo para la población menos favorecida, que según las estadísticas diariamente moviliza cientos de personas, vuelvo y lo repito, a un precio inferior al de su principal competidor, el transporte público colectivo y de taxi.

La lectura del tema se hace desde el ángulo económico, otras interpretaciones callejeras ameritan un trabajo de tipo sociológico y antropológico temas que están fuera de mi comprensión y a la espera que alguien con el conocimiento tenga la iniciativa de demostrarlos,  el resto solo dejan de ser especulaciones y chismes en parques y plazas públicas.

Fruto de la observancia de los hechos, surge entonces una primera conclusión frente al crecimiento de ese popular medio de transporte y de cara a las quejas de los gremios que reiteradamente afirman que el monopolio del negocio que prosperó por décadas va camino del colapso, en especial el transporte colectivo.

Frente a la desesperada queja de los taxistas (de hecho son los que llevan la peor parte), se puede concluir que en el corto plazo el empresario no pierde, por cuanto sigue recibiendo la misma entrega diaria (entre $30.000.oo y $40.000.oo) igual queda claro que en el largo plazo, deberá adaptarse a las nuevas reglas del mercado tal como ocurre en otras regiones del país.

Una primera opción del empresario de taxis, podría ser disminuir el valor de la entrega al final de la jornada (viene de jornal) que le hace el taxista, sacrificando parte de su rentabilidad; mejorando marginalmente el ingreso del trabajador a destajo y ganando tiempo para adaptarse al cambio, evitando la posible quiebra.

Otra opción sería disminuir  temporalmente la oferta del servicio (auto implantación del pico y placa) recordemos que se estima hay una sobreoferta del mismo, un poco más de 643 taxis, que equivale a 249 personas por taxi, sin restar las familias que tienen moto para su uso personal  (35.000 motos aproximadamente) y los carros particulares.

Para el caso del transporte colectivo, el más afectado, la estrategia debe ser mejorar la calidad (frecuencia, tiempo, ampliación de rutas y comodidad entre otras) del servicio e intentar competir con la misma tarifa $1.000.oo

Es una realidad que deben enfrentar, igual aparentemente no hay capital para modernizar el actual parque automotor, es claro que no reinvierten en un negocio que desde hace años solo se sostiene; aunado el poco crecimiento en la demanda de ese servicio (la que viene siendo absorbida por el moto taxi) sin contar con la progresiva disminución del ingreso per cápita en la ciudad.

Dicho en otras palabras, supongamos un presupuesto con unos Ingresos Corrientes de Libre Destinación  (I.C.L.D) por valor de $27.000  millones, dividido por 160.000 habitantes entonces estaríamos hablando de un gasto per cápita anual de $168.750.oo pesos; lo cual significa poca inversión del Estado, con la esperada disminución en la demanda de bienes y servicios; cae la inversión, cae el ahorro y el consumo de las familias.

Como resultado del libre juego de la oferta y la demanda, lentamente se fortalece la opción mototaxista,  generando empleo en el corto plazo pudiendo proyectar 100 nuevos empleos en los próximos 3 años, y como efecto colateral debemos reconocer que va a aumentar de manera significativa la contaminación ambiental en el largo plazo, por aquello de la emisión de gases tóxicos.

Desde lo político esos 100 nuevos empleos multiplicados por 3 (promedio personas de un núcleo familiar) significarían 300 nuevos votos; que se convertirían en el banderazo para intentar elegir candidato al Concejo 2016-2020 por ese gremio.

La principal fortaleza del mototaxismo obedece a que es una propuesta ágil, cómoda y a bajo costo; sin estimar en la variable seguridad (riesgo en la integridad física), la que es asumida por el usuario; estadísticamente se han dado casos en los cuales luego de presentarse un accidente, el mototaxista huye y deja abandonada la victima.

Negocio que resultó ser muy lucrativo, ya que existen microempresarios que alquilan las motos entre $15.000.oo y $20.000.oo diarios, y seguramente el arrendatario deberá entregar la moto tanqueada al finalizar el día.

En todos los casos es un nuevo negocio que debe de ser organizado y regulado, decisión que deberá ser tramitada en el Congreso de la República, con la iniciativa del Presidente, el economista Juan Manuel Santos Calderón; pues está muy claro que el mototaxismo moviliza en el país millones de personas cada día.

Volviendo a lo local, no cabe la menor duda que el principal afectado con esta situación es el taxista, porque después de una larga jornada de más de 10 horas, en promedio le quedan, para el sustento de su familia, alrededor de $3.000.oo

Como ya lo intuye usted atento y respetado lector, ante toda esta situación, subyace un problema estructural de desempleo y falta de oportunidades; además de un modelo de transporte colectivo público y de taxis de baja calidad y costoso respectivamente.

Segunda conclusión queda claro que, la nueva propuesta de transporte, compite directamente y en mayor proporción con el servicio colectivo que está dirigido principalmente a los estratos 0,1y2; y con el servicio de taxi que atiende el resto de la demanda.

Ante la nueva competencia los taxistas, a espaldas del dueño del taxi, han ido adaptándose ofreciendo un servicio colectivo a $1.000.oo cupo, carrera a $2.000.oo y algunos tienen contrato de transporte mensual (estudiantes y profesionales entre otros).

Algunos analistas afirman que el servicio de taxi es relativamente costoso en la ciudad, por aquello de los desplazamientos por ejemplo: Guayacanes-Plaza de Bolívar (bancos); o Torre la Vega – Parque de Guadalupe (centros médicos) carreras de menos de 10 minutos (sin trancones).

Tal parece que en el afán de presionar salidas, el gremio organizado del trasporte de taxis, nuevamente pretende tocar el tema del uso de taxímetros para la ciudad. ¿Será ésta la verdadera intención del último reclamo de los taxistas?

Propuesta aparentemente soportada en estudios técnicos donde se concluye la viabilidad y la rentabilidad en el uso del taxímetro para el gremio de los taxistas en Cartago, algunos manifiestan que es solo un negocio para unos pocos y otros consideran que en la práctica favorecería al mototaxismo.

Aparte del costo del taxímetro, el primer interrogante sería ¿Cuál sería el valor del banderazo? Supongamos que sea de $1.000.oo lo que técnicamente reduciría la carrera normal a ese valor; tal vez así puedan empezar a competir con el valor que cobra la nueva competencia.

Finalicemos con el siguiente análisis complementario… Si en definitiva entendieron que el principal problema es el costo de la carrera… ¿porque no bajar el valor de la misma…….digamos a $2.000.oo? Amanecerá y veremos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario