domingo, 26 de junio de 2011

PÉSIMO EL DISCURSO DE LA MAYORÍA DE LOS CANDIDATOS

El éxito de un conferencista está en la capacidad medida en tiempo sea en segundos, minutos u horas necesarios para sorprender, cautivar y convencer una determinada audiencia.

Para ello y basado en el conocimiento y la experiencia el verdadero líder necesita solo de unos cuantos segundos para “calibrar” el tipo de auditorio al que se enfrenta, una cosa es dirigirse a un grupo de madres cabeza de familia, adultos mayores, desempleados en edad productiva, comerciantes o empresarios y otra cosa es dirigirse a sus más inmediatos colaboradores hablando sobre el mismo tema.

De esta manera y casi que inconscientemente, el buen orador define que tema o temas tratará, buscando evitar la confusión o la monotonía para así llevar un mensaje claro y oportuno y lograr posicionarse en el imaginario colectivo; en su intención de convertirse en un punto de referencia que logre multiplicar el mensaje y por supuesto el número de adeptos de una manera rápida y al menor costo posible.

Algunos de los candidatos al Concejo, Asamblea y Alcaldía de la ciudad de Cartago en el Norte del Valle, pareciera que están de relleno (Cañando) y solo aparecen ocasionalmente en fotos o videos acompañando a su “formula”… pero solo eso… asumen la mayoría de las veces una actitud de mudos, ciegos y sordos; y cuando intervienen da pena ajena el escucharlos.

Finalmente para todos los candidatos comienza la eterna recta final en su aspiración de ocupar un cargo público, no olvidar la frase lapidaria… “El pueblo elige los dirigentes que se merece”.

Ese costoso y agitado período político, me estoy refiriendo a los últimos tres meses, deberá de ser muy bien planeado por parte de los asesores programáticos y de imagen que acompañan a los diferentes candidatos, los que se obligarán a utilizar las herramientas del marketing y la publicidad las que serán definitivas para “vender” el perfil de todos aquellos(as) que quieren ser ungidos o reelegidos como políticos y futuros dirigentes de una colectividad huérfana de verdaderos lideres.

Hoy por supuesto no hablaré de pasacalles, afiches y volantes (este ultimo “barato” medio de comunicación que con el tiempo se convirtió en el bárbaro pasquín, “Hecho a mano en Cartago” y tristemente reconocido a nivel nacional e internacional, siendo ésta la forma más incompetente de hacer política) que casi todos morbosamente leen, y al otro día muy pocos recuerdan su lúgubre contenido.

La utilización de esos medios impresos de comunicación sique siendo la forma más inútil de gastar los recursos financieros de una campaña política, ya que el ciudadano del común se acostumbró a diariamente recibir “papelitos” donde lo invitan a endeudarse, a tomar clases en institutos, cursos de superación personal, etcétera; papeles que se convierten inmediatamente en basura y que muchos reciben e inmediatamente arrojan a la calle en un acto de idiotez ciudadana.

El tema de hoy, comenzando semana, se centra en la habilidad que debe de desarrollar el candidato y que no es otra cosa que a través de su discurso motivar, “renovar la fe” de los militantes o nuevos adeptos de una causa social y política.

El objetivo principal es divulgar el mensaje doctrinal de una campaña, que no es otra cosa que dar a conocer el Programa de Gobierno que el candidato va a ejecutar a través de un Plan de Desarrollo y que se espera sea la formula para que el cambio con equidad llegue por fin al desconfiado elector primario.

El discurso debe de estar acompañado de una lista de propuestas concretas y fáciles de entender que convenzan a los votantes de votar por equis (X) candidato; y de una manera sutil y respetuosa disuadir votar por el adversario (Y) apoyado solo en las debilidades de su propuesta.

En este sentido el candidato a la Alcaldía no solo deberá de hacerse acompañar de su formula para el concejo o asamblea y si es el caso a la gobernación; se obligará igualmente de rodearse de su equipo de trabajo que le ayudará a resolver las diferentes inquietudes de los participantes a la reunión, destacando con su ejemplo el trabajo en equipo.

Otro aspecto fundamental es que al elector primario hay que dedicarle tiempo y hacerlo participe con su opinión en la solución a los problemas de su barrio o comuna y en lo posible acompañarlos y estrechar las manos de cada uno de ellos.

Se espera que cada movilización arrastre mínimo 100 personas entre curiosos, insatisfechos, desilusionados y simpatizantes anónimos, lo cual se lograra a través de un elaborado, coherente, corto y preciso discurso.

En la actual campaña ocurre todo lo contrario, utilizando el viejo estilo de hacer campaña en la cual se establece una división maniquea entre los buenos y los malos, no, eso esta mandado a recoger, además porque el educado voto de opinión va a tener mucho peso e importancia.

El discurso político debe de ser una charla orientadora sobre las principales propuestas que tiene el candidato sobre los diferentes aspectos que determinan una buena calidad de la vida para los habitantes del sector.

El candidato debe, como guía, dar instrucciones, persuadir, requerir y preguntar sobre la solución a los problemas y responder indirectamente a los mismos, dando la impresión que la audiencia es la que dio la solución al problema en cuestión.

El discurso se deberá apoyar por ejemplo en el género, en la edad o en la ocupación, siempre señalando los aspectos más neurálgicos de esa particular comunidad en la que interviene con el fin de obtener votos.

Entonces es tiempo de realizar el ejercicio mental y que nos empecemos a alejar de los discursos improvisados y monótonos donde siempre se repite lo mismo.

Los candidatos deberán demostrar que tienen pleno conocimiento de todas las variables socioeconómicas necesarias para lograr el crecimiento y desarrollo de la ciudad.

Entonces es hora que los aspirantes al primer cargo del municipio demuestren en sus intervenciones que la ciudad les cabe en la cabeza y que saben para donde van… Amanecerá y veremos.

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