domingo, 3 de abril de 2011

LA LIBERACIÓN…SEXTO PASO…SIN RESERVA BUSCAMOS EL CAMBIO

Lo que siempre llama la atención y sorprende a muchos “Alcohólicos y No Alcohólicos” es el porqué repentinamente un declarado borrachín, de la noche a la mañana, se levanta orgulloso y manifiesta con entusiasmo… he dejado de beber; pero incluso esa viva expresión es solo el comienzo.

Frente a esta nueva disposición de animo, no se dejan esperar diferentes reacciones de familiares, vecinos y amigos; los pocos que verdaderamente aún lo aman se les llena el corazón de alegría, lo rodean con amor y paciencia y siguen rogándole a ese ser superior que lo acompañe e ilumine en ese camino que empieza a transitar en la búsqueda de una nueva y maravillosa vida.

Algunos con escepticismo esperarán sin afán a que los hechos confirmen o nieguen la noticia; otros, generalmente los asociados en la copa de vino, apostarán dinero o especie (botellas de licor) sobre el lapso de tiempo en el que, el protagonista, volverá a beber…y finalmente hacen presencia los que obstinadamente y aprovechando la más mínima oportunidad, lo inducen al consumo de alcohol ya sea ofreciéndole o presionándolo para que reciba un trago…estos últimos definitivamente nunca serán sus amigos, la mejor decisión es alejarse definitivamente de ellos.

Aparte de lo que los demás esperen del enfermo alcohólico amigos, no tan amigos y enemigos; “…solo él ha llegado a estar enteramente dispuesto dejar que Dios lo liberarse de la manía de beber alcohol…”

La ultima frase entre comillas, tomada del libro Doce Pasos y Doce Tradiciones, Alcoholics anonymous, world services, Inc. 197 paginas, parecería tener un origen religioso y de hecho el programa está sustentando en un despertar espiritual, pero debo de aclarar que no existe una religión “oficial”, por el contrario deja al adepto y estudioso practicante la libertad de interpretarlo (Dios) como cada uno de nosotros lo conciba, todo lo contrario hacen presencia todas las religiones e inclusive su negación el ateísmo.

Mas allá de lo religioso, existen disciplinas como la sicología o la siquiatría que intentan tratar los desequilibrios emocionales del ser humano para lo cual sugieren, entre otras cosas, formarse una imagen mental de lo que le gustaría ser, la clave está en mantener y retener esa imagen por un tiempo suficiente y pronto será exactamente como desee ser.

Dicho en otras palabras uno es el resultado de sus pensamientos. De ahí que en todos los diplomados y seminarios de crecimiento y superación personal y desarrollo de equipos de trabajo altamente competitivos, siempre insisten en lo mismo. Créense metas. ¿Donde están las metas?... “…O el que no sabe para donde va, cualquier camino lo conduce a ninguna parte…”.

En una mente privilegiada y confusa como es la del alcohólico, buscar y encontrar el equilibrio no es nada fácil.

El día de hoy lo dedicaré y como ya es costumbre a continuar con el programa mensual en la lucha contra el alcoholismo, para entrar en materia, recordemos el mensaje del Sexto Paso. “Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de nuestros defectos”.

Para entrar en materia y en especial para aquellos que se inician en este tema, déjenme ilustrarles cuales son las principales virtudes del ser humano (la humildad, el recato, la templanza, la sencillez y generosidad, la caridad, la paciencia y la laboriosidad.

Estos generalmente son disfrazados y peligrosamente desbordados por el efecto del consumo excesivo del alcohol y terminan apoderándose de nuestra mente y cuerpo estos son: la soberbia, la lujuria, la gula, la avaricia, la envidia, la ira y la pereza; los que finalmente lo llevarán a un hospital, a la cárcel o a la tumba.

Evitando ingresar en ese oscuro mundo del alcoholismo, recordemos lo maravillosa de una vida sana, llena de cosas buenas como disfrutar el color y el olor de la naturaleza, el amor hacia nuestros semejantes, la alegría de vivir y de enfrentar los retos que nos muestra la vida, el gusto por el deporte, el descanso acompañado de un buen libro y una buena bebida y comida, la compañía de alegres e inteligentes amigos, una buena salud, paz, tranquilidad y bienestar.

Todo lo anterior se logra manteniendo el equilibrio entre lo que pensamos, hablamos y hacemos, pero cuando desbordamos los instintos por el abuso del licor las cosas siempre terminan mal.

Y es cuando llegan y se quedan los famosos y anteriormente mencionados defectos de carácter fallas de nuestra personalidad, posiblemente originadas en nuestra niñez, infancia o adolescencia y que ya en el Cuarto Paso las habíamos identificado y procedimos a elaborar una lista de nuestra preferencia.

Ya en el Quinto Paso confesamos la naturaleza exacta de esos defectos y aceptamos como se habían apoderado de nuestra vida; entonces decidimos emprender el cambio.

Pero como no es nada fácil cambiar hábitos y costumbres empecemos por reconocer algunas cosas triviales para así poder enfrentarlos.

La mayoría de nuestros comportamientos los realizamos por instinto, por ejemplo cuando nos desplazamos desde nuestra casa a la oficina casi siempre utilizamos la misma ruta, buscamos el mismo puesto en la mesa a la hora de alimentarnos, cuando asistimos a capacitaciones en recintos siempre ocupamos el mismo puesto sin que nadie no lo exija, cuando sentimos miedo buscamos refugio y compañía, es decir somos seres racionales guiados por el instinto.

El sexto paso nos recuerda que habiendo vencido el obsesivo deseo de beber para celebrar nada, no era suficiente el haber tapado la botella, es decir no haber vuelto a consumir una solo gota de alcohol durante un determinado tiempo, había que entonces ir más allá.

Y ese ir mas allá consistía en renunciar a muchas cosas o a todo, la decisión era hacer algo para no seguir estancados cuando nos decíamos a nosotros mismos “No, todavía no puedo renunciar a esto”.

La realidad es que toda persona sicológicamente normal desea liberarse de sus defectos más notorios y destructivos, como por ejemplo… nadie quiere ser tan orgulloso como para que los demás y a espaldas lo ridiculicen por ser tan fanfarrón, ya que en lo profundo de su ser y a solas, al comprobar los hechos en su contra, dichos seres aparentemente blindados de una coraza revestida de orgullo y soberbia… sufren y lloran, reproduciendo el circulo de temor y angustia; muchos de ellos recurren a otras adiciones para distraerse por un breve lapso de tiempo pero el problema sigue vivo y creciendo.

Esa es la razón por la cual muchos no logran alcanzar el éxito personal y profesional pues sus defectos de carácter le impiden llegar a desempeñar un verdadero liderazgo ya sea familiar o socialmente.

Nadie quiere que su ira le impulse a matar, ni que su lujuria le incite a violar, ni que su gula le arruine su salud y lo lleve prematuramente a la tumba, nadie quiere verse atormentado por el sufrimiento crónico de la envidia, ni paralizado por la pereza.

Lo primero que tenemos que reconocer es que algunos de nuestros defectos nos deleitan inmensamente, por eso acudimos a hipócritas aduladores que siempre nos dicen lo que queremos escuchar, pocos aceptan las criticas, para ellos todo esta bien hecho y nunca están en contra nuestra, solo actúan por complacencia.

Peor aún, algunos de una manera perversa nos alimentan el ego para que nos sintamos superiores o muy superiores a las demás personas, los hacen sentir lindos y bellos, utilizan el chismorreo y la calumnia porque rápidamente comprenden que tiene sus satisfacciones para con nosotros.

Nos colocan la venda esperando que tarde o temprano caigamos y fracasemos para así ellos poder ocupar nuestro lugar.

Conociendo esa cruda realidad se hace necesario que estemos totalmente convencidos de estar verdaderamente dispuestos para que sean eliminados todos esos defectos, que lo único que traerán será reproducir círculos viciosos donde los rencores, iras y las envidas nos seguirán atormentando por el resto de nuestras vidas y donde la única salida es la puerta que conduce a la borrachera, a través del consumo obsesivo de más licor y de otros complementos o sustitutos.

Entonces nuevamente es necesario elaborar una lista mas completa de nuestros principales defectos y de aquellas cosas que peligrosamente más nos deleitan, y con mente abierta enfrentar aquellos que aun no estamos dispuestos a abandonar por las satisfacciones que nos aporten y por lo aparentemente sencillos que sean.

No olvidemos que en el lenguaje del alcohólico siempre existen las excusas, ya que es la mejor y más fácil manera de engañarnos a nosotros mismos, la mejor acción es enfrentarnos a algunos de nuestros peores defectos de carácter y proceder a trabajar duro para eliminarlos.

Finalmente frente a un ataque inesperado de ira, dese una pausa, acuda y rece la oración de su preferencia y espere unos segundos… que Dios obrará milagros.





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