domingo, 2 de enero de 2011

LAS QUIMERAS DEL 2010

Frente a las encrucijadas que se nos presentan, y si es que se quiere avanzar, siempre hay tres escenarios que nos sirven de puntos de referencia para la toma de decisiones, estos son: el pasado, el presente y el futuro. El no anclarse en ninguno de ellos es parte de la clave y el éxito que cada uno puede llegar a obtener.

El dilema se complica o se resuelve cuando echamos un vistazo y enfrentamos esos tres momentos, apoyados en dos proposiciones la normativa y la positiva. La primera solamente conceptúa a través del deber ser, se es ángel o se es demonio, es un juicio de valoración subjetivo, solo eso; la segunda va directamente a lo que es, era o será, es un juicio sobre una acción circunstancial que dará positivo o negativo y eso solo el tiempo lo determina; ninguno de los dos mide ni la pequeñez ni la grandeza del protagonista o protagonistas; son solo hechos que acontecen a través de una larga historia fecunda de aciertos y fracasos.

Entendámoslo con un ejemplo: es noticia polémica el alza decretada por el gobierno sobre el salario mínimo del 3.4% quedando éste en $532.510.oo más el subsidio de transporte de $63.591.oo y que tiene dos lecturas, la decepción por parte de los sindicatos que afirman que ese nuevo salario ratifica “la pobreza de los colombianos” y la del gobierno que afirma que la decisión se tomó manteniendo “una responsabilidad fiscal”, el mensaje que da el gobierno significa que, no se pensó en el ciudadano del común, se preocupó por el País; finalmente cada una de ellas tiene sus simpatizantes y detractores.

Como ya es un hecho cumplido además de ser una realidad política y económica, no nos podemos rasgar las vestiduras; todo lo contrario debemos de seguir con los pies bien puestos en el presente y prepararnos para el futuro que cada día nos ofrece retos y oportunidades para aprovechar.

Volviendo al acontecer doméstico y como cada uno de nosotros (eso espero) ya realizó su balance personal y determinó que hizo o dejo de hacer para bien propio, de su familia y de la comunidad, de lo que seguramente este año algo cosechara de lo que sembró en el 2010; pero entonces todavía hay que balancear algunos hechos que se salen de nuestras manos e intenciones.

Como el pasado ya es historia y no la podemos alterar a la sazón entreguemos ese juicio de responsabilidad a ella para que a través del tiempo, que todo lo decanta, determine si las actuaciones pasadas fueron acertadas o no.

De nuevo es hora que con mucha inspiración, energía y entusiasmo le madruguemos al 2011 pues tal parece que estará colmado de muchas sorpresas especialmente en lo local.

La experiencia, excelente consejera, ha demostrado que la clave está en vivir intensamente el presente ya que ese día a día si lo podemos modificar, si es nuestro propósito, en nuestra forma de pensar y actuar, no podemos ni debemos seguir actuando de manera obstinada en la búsqueda de quimeras que otros nos la hacen ver como realidades y donde solo hay fantasías.

En el otro extremo está el conformismo, dicho error radica en creer que lo que ayer fue una buena intención u obra hoy no se puede mejorar, frente ha estas dos actitudes, lo peor es seguir insistiendo en lo que no se puede realizar. El seguir actuando de esta manera solo indica que la idea posiblemente provenga de una mente ilusa o terca pues no podemos perder de vista que el cambio es una constante.

La realidad de una ciudad como Cartago en el Norte del Valle, no se puede manipular en la búsqueda de intereses mediáticos y meramente individualistas que buscan obtener réditos económicos, políticos o sociales.

Las propuestas sobre Cartago y la región Norte-Vallecaucana deben de valorarse como lo que realmente son con sus fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades.

Estos proyectos deben de ser fríamente estudiados, analizados, calculados y concertados con todas las fuerzas vivas del municipio, la región y la nación. Donde lo ideal sería que el interés general prime sobre el interés particular, pero en derecho y economía todo es susceptible de revisión y cambio.

Al actual periodo de gobierno solo le resta un año, las variables tiempo y recursos económicos son insuficientes para materializar los principales proyectos en beneficio de la ciudad… entonces la primera sugerencia es que ni siquiera vayan a insinuar temas de tanta importancia para del desarrollo regional de Cartago, como la compra de tierras para el paso del tren de occidente, la terminación y construcción de la avenida del rio, la carretera Sotará Anacaro y la avenida Flor de Damas tan necesarias ha futuro para organizar y agilizar la conectividad y movilidad regional norte-vallecaucana e insertarla al resto del país.

A lo que si no se le debe de botar más corriente es a la integración aeroportuaria Santa Ana-Matecaña, ya que este último tarde que temprano deberá ser cerrado, pero ya tienen el reemplazo con el Aeródromo de Palestina, ahí ya han invertido mucha plata, recordemos que los Pereiranos nunca han visto con buenos ojos y subestiman el liderazgo de los cartagüeños.

Igual tratamiento hay que darle al Terminal de Transportes Terrestre de Pasajeros, primero porque muchos de los socios ya tienen su propio terminal y tal parece que es una fuerza política importante en los próximos comicios electorales.

Tampoco le voten más corriente, al macro proyecto del Aeropuerto Internacional de Carga de Santa Ana con su zona franca o parque logístico, ese chicharrón déjenselo al próximo Alcalde de los cartagüeños, con el riesgo que al próximo(a) le de pereza meterse en camisa de once varas.

Pero de lo que definitivamente no se debe de volver a hablar más es sobre la propuesta, que parece salida de los cabellos de Zeus, de crear un nuevo Departamento del Norte del Valle.

Todo aquel que haya realizado un seminario, diplomado o haya pasado por una universidad ve en dicho proyecto un despropósito ya que implicaría un enorme esfuerzo político, económico y social, aparte que el 99% de los actores no están preparados para ello, es más ni siquiera lo piensan pues lloverían rayos y centellas desde Santa Fe de Bogotá y Santiago de Cali, pero ese tampoco es el problema, la dificultad es aún más grande.

Para materializar dicha idea se requiere visualizar el nuevo departamento no solo como un ente delimitado geográficamente en lo territorial con 18 municipios; para su creación, deslinde y amojonamiento, requiere de una rigurosa planeación departamental en lo que respecta a sus nuevas funciones departamentales y nacionales.

Se haría necesario la creación de asamblea, gobernación, institutos descentralizados, reacomodamiento de bienes y rentas departamentales, creación de organismos de control fiscal, administrativo y penal con el respectivo soporte de personal para poder ejercer la tutela administrativa necesaria para planificar y coordinar el desarrollo regional de los municipios adheridos y local en la prestación de todos los servicios que indica y exige la ley.

Es común escuchar que las regiones se atrasan por que no tienen buenos congresistas que las respalden, la pregunta es: ¿tenemos los suficientes congresistas con experiencia y poder para jalonar un proceso de tal magnitud?

Y como si fuera poco para empezar hay que contar con el consentimiento de las tres cuartas partes (75%) de los Consejos de los 18 municipios del Norte del Valle; solo se me ocurre una sola conclusión y repito lo que escribí en mi último artículo… esto no es un juego de niños boys scout.

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