domingo, 4 de julio de 2010

LA VIVIENDA COMO INSTRUMENTO DE EQUIDAD SOCIAL

No cabe la menor duda que la construcción de vivienda de interés social, el desarrollo de la infraestructura en materia de vías urbanas y de servicios públicos domiciliarios, así como la construcción y mantenimiento de parques y plazas públicas hacen parte de las políticas de desarrollo económico y social que emprenden todos los gobernantes en las principales ciudades del país y por supuesto se convierten en factores de progreso y son fundamentales para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

Aunado a lo anterior y ya en el plano local, el proyectado amueblamiento urbano en el centro de la ciudad hará más agradable, moderna y competitiva a la ciudad, frente a su entorno regional en el Norte del Valle, eso no lo podemos dudar, la ciudad poco a poco se está preparando para los retos que le esperan en el futuro inmediato.

Abriendo un breve paréntesis y con esto tampoco pretendo dejar planteada la posibilidad que la ciudad, en los próximos decenios, podría perfilarse como la capital nortevellecaucana, pues esa posibilidad está aún muy lejos de concretarse, eso afirman algunos; pero si a esto le sumamos al menos en teoría, los elementos que conforman el Desarrollo Económico Sostenible del municipio y que hacen parte del eje 2 del Programa de Gobierno del actual mandatario de los Cartagüeños, bien podría pensarse que esa añeja ilusión que desde hace muchísimos años anida en el sentimiento de muchos progresistas de mente abierta y que no ven tan absurda esa posibilidad, y que bien podría ser una realidad en el mediano plazo.

También es cierto que estos propósitos también desatan burlas y menosprecio por parte de otras mentes más retrógradas y que piensan que con el estado actual de las cosas es suficiente, por cuanto afirman que a mayor progreso es seguro que serán mayores los impuestos a pagar dentro de los próximos 15 años, por citar una cifra que indique alguna referencia en el tiempo, es decir y para cerrar el paréntesis, existen como en el pasado corrientes reformistas y oscurantistas que luchan por imponer sus ideas y defender sus intereses.

Retomando el tema de la vivienda como instrumento de equidad social y no como un indicador que mide la cobertura en la obtención de este derecho, hoy me ocuparé en los resultados derivados del crecimiento de la oferta de vivienda en Cartago, solo por hoy dejaré a un lado los urbanizadores de carácter privado que tienen su nicho del mercado en los estratos 4 y 5, ya que las familias pertenecientes al 6 y con la actual coyuntura económica no tienen posibilidades de adquirir casa nueva, a lo sumo podrán remodelar y eso a través del crédito.

De todos es bien sabido que desde hace unas décadas, existen en Cartago dos instituciones emblemáticas que siempre se han preocupado por el fomento a la construcción de vivienda dirigida a los más pobres y necesitados, cada uno con un enfoque y filosofía diferentes pero ambos llegando a la solución del problema de los “sin techo”.

Estoy entonces refiriéndome a la Corporación Diocesana y al Instituto Cartagüeño de Vivienda – Incavi y de paso sea oportuno manifestarlo, que sobre este ultimo viene bien encaminada tanto en lo económico como en lo jurídico (competencias y demás) la intención por parte del Alcalde Germán González Osorio de convertir dicho Instituto en una Secretaria, ésta idea al igual que la reestructuración de la Secretaria de Transito y Transportes, hacen parte de toda una reingeniería que busca la eficiencia y eficacia en la administración del recurso humano, tecnológico y económico en la actual administración municipal; pero esto será tema para analizar en otra oportunidad.

El surgimiento de estas dos instituciones, la Corporación e Incavi, obedeció a la incapacidad, en ese momento, por parte de las administraciones públicas de proponer modelos alternativos para proveer de vivienda para las familias de menores ingresos, donde en un principio la idea fue “dar techo a los sin techo” pero nada más.

Afortunadamente la problemática que se ha venido desencadenando, en este tipo de construcción a nivel nacional no es tan notable e impactante a nivel local, me refiero al hecho que los programas de vivienda locales aún no se desarrollan en los extremos periféricos de la ciudad, donde como en otras ciudades especialmente las capitales, ésta ubicación espacial y geográfica, hace casi que imposible en el corto plazo el que tengan acceso a vías de penetración y servicios públicos domiciliarios que les permita una vida digna, por el contrario y en esos casos, el remedio sale más caro que la misma enfermedad y específicamente para el de a pie.

Los programas de vivienda locales en la mayoría de los casos, por no decir en todos, se ubican dentro del mismo casco urbano, la generalidad tienen solucionadas las vías de acceso, no todas pavimentadas, pero igual en buenas condiciones, salvo cuando arrecia el invierno y se convierten en lodazales; pero adecuadamente dotados de unos servicios básicos de energía, acueducto y alcantarillado, y cumpliendo con las medidas geotécnicas que las alejan, al menos en teoría, de zonas de alto riesgo.

Desde el preciso momento en que se le entrega la llave de la casa al beneficiario, en muchos casos éste ya tiene claro a quien le va a vender o arrendar el inmueble, es decir paralelo a los programas de construcción de vivienda, pueden surgir en la clandestinidad agencias inmobiliarias de lo que podría ser denominado un lucrativo negocio de reventa de viviendas de interés social; igualmente y a falta de control urbanístico y usos del suelo se empiezan a incubar y en un corto plazo se desatara, esto lo explican mejor los politólogos, sociólogos y sicólogos, una espiral de degradación en muchos barrios, que va desde lo estético, pasando por reformas, ampliaciones, generando hacinamiento y en el peor de los casos en ocupaciones de espacios aledaños (lotes) a los iníciales barrios homogéneos que lograron serlo, solo hasta el momento en que fueron entregados a sus propietarios.

Pero eso no se queda ahí, por el contrario es solo el principio del desinterés por las obras entregadas, ya que la dinámica cultural o la subcultura hacen rápidamente su aparición en esos barrios, pues a falta de programas de seguridad y orden público, las esquinas, los incipientes parques, las calles, es decir el espacio publico en general se convierten en territorios exclusivos del actuar de la delincuencia común para luego madurar a la organizada, aflora la drogadicción, la prostitución infantil, es decir se libra diariamente un Armagedón entre el bien y el mal en esos nuevos espacios socioculturales, donde desafortunadamente siempre se impone el más fuerte, e impera la ley del silencio por parte de los más débiles y desprotegidos.

Igualmente empiezan a aflorar los problemas de transporte ya sea por carencia o mala frecuencia en el servicio, donde poco a poco se impone la informalidad (motocarros y taxis colectivos) como única alternativa para solucionar el problema de movilidad en esos nuevos sectores.

Frente a esta situación, y de no actuar rápidamente y tomar medidas al respecto dichos barrios lentamente, sin prisa pero sin pausa, entraran en la condición de marginalidad, donde podría incluso llegar a tornasen en el peor de los casos en urbanizados cinturones de miseria, pues ya se han dado casos en los cuales los iníciales propietarios que han tenido alguna opción de mejorar sus ingresos familiares, terminaron abandonando el barrio en la búsqueda de un mejor sitio para vivir.

Entonces la solución a los “sin techo” debe de ir más allá de entregar una solución de vivienda, se hace pues necesario adelantar programas de protección social, que involucre, créditos de fomento micro empresarial (dirigido a tiendas, carnicerías, etc.) , apoyo a madres cabeza de familia, programas de familias en acción, darle aplicabilidad a la nueva reestructuración del sisben III, programas dirigidos al adulto mayor, programas para la niñez, infancia y adolescencia, la tarea es aprovechar los recursos que se encuentran disponibles a nivel nacional e internacional, los cuales pueden ser traídos a través de Ongs, Cooperativas o la misma Institucionalidad mediante la gestión efectiva no solo del Alcalde y los Secretarios de Despacho (los que deben de hacer los estudios y elaborar los proyectos) sino con el acompañamiento de los dirigentes de nuestra comarca y región y así poder entonces hablar de equidad social.

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