Antes de abordar
el asunto que nos ocupa, que de alguna manera tiene relación con el propósito en
la reflexión de hoy; comparto apartes de la conversación sostenida, ya hace varios
años, como padre de familia y/o acudiente, con una educadora de la ciudad.
EL
CAMBIO INICIA CON LA EDUCACIÓN
Hago referencia
a esa dama en esos términos por aquello del compromiso en la tarea de educar, haciéndolo
bien, para mejorar nuestra sociedad que exige urgentes cambios y en todos los
aspectos.
Y no como lamentablemente
es percibida hoy, la educación, como todo un lucrativo negocio tanto en lo
oficial como en lo privado, siendo más rentable en este último nicho del
mercado.
Ambos bajo los parámetros
de un modelo educativo politizado,el primero, y obsoleto; en algunas ocasiones autoritario que termina sembrando: miedo, rechazo y rencor en los educandos.
Que lejos está
de ser competitiva esa siempre esperada calidad en la educación, y no porque
haya sido virtual durante los casi dos últimos años lectivos, observada a nivel
local. Es decir, visto, el aprendizaje en general desde la ciudad de Cartago en
el Norte del Valle.
Sin embargo, lo
que más llama la atención por lo frustrante, para los interesados en este tema,
son los mediocres resultados en las pruebas PISA, donde participan los mejores
estudiantes, que compara el rendimiento académico a nivel internacional de nuestro el país.
Donde aparecemos muy rezagados.
Regresando a la conversación
con la rectora de ese plantel educativo, de manera espontánea, abordando un
tema de interés común, terminó dándome el calificativo de periodista.
Frente a esa aseveración;
no me quedó otra opción de agradecerle el comentario que hacía; al tiempo de manifestarle
mi respeto por esa profesión; le aclaré que esa no era mi vocación; y mucho
menos pretender ejercer como periodista.
Y más allá de “pretender
ser, o no ” pesa el hecho que no tengo la preparación académica para ejercerla;
razonamiento con el que aparentemente quedó satisfecha.
Punto seguido le
manifesté que sí me consideraba un aprendiz de columnista y que me sentía más cómodo,
desde esa época, como activista en las redes sociales.
Cuyo propósito era,
y es, opinar sobre el acontecer político, económico y social en la ciudad y de
la región.
Y que por ese
motivo había decidido “bautizar” el blog como “COSAS DE CARTAGO Y DEL NORTE DEL
VALLE”.
Todo lo anterior
sirve de corolario para indicar como una persona educada, como la rectora, que gusta
el estar bien informada, tiene en alta estima el papel que desempeña el periodismo
en el acontecer de su ciudad.
Pudiendo ser
otra la realidad, por aquello que hace poco se entregaron los resultados sobre
una encuesta que medía la credibilidad de los noticieros nacionales.
Encontrándose con
que el 62%, de esa población encuestada, desaprueba ese trabajo periodístico; y
se inclina hacia los medios independientes y alternativos.
EL
TALENTO PERIODÍSTICO Y LAS ESCASAS OPORTUNIDADES
De hecho, de la
cuna del talento, han emigrado varios periodistas hacia otras ciudades capitales; algunos han
triunfado como tales; y como todo reto en la vida otros han fracasado o terminaron
siendo opacados por talentos superiores y tal vez más preparados.
Y es el punto al
que deseábamos llegar…El tema hoy, visto desde lo local, no es evaluar el
talento del periodista, que lo hay, tampoco lo es, la profesionalización del mismo.
Que, dicho sea de
paso, el poder darse esa oportunidad en la ciudad; de una facultad de Comunicación
Social llevaría a la asociación de periodistas a mejorar la calidad y el
estatus como profesionales del periodismo.
Lo que en sí exige
el concepto de la ética profesional; que en ocasiones se hace muy evidente por
su ausencia y no solo a nivel local, sino nacional e internacional.
Sí lo es el tema
económico por aquello que en la ciudad no existe el respaldo, por lo menos, de
un gran medio de comunicación a nivel nacional que se interese por el bienestar
de ese gremio del entretenimiento y de la información veraz y oportuna.
O de empresarios
o industriales que compran las pautas publicitarias con el propósito de mejorar
sus ventas; promocionar la imagen comercial o corporativa de sus empresas.
Regresando al
profesionalismo, que los cotiza y les da valor agregado, eso creemos, llegamos
a esa conclusión por aquello que no existe una facultad de Comunicación Social
y Periodismo en la ciudad con la experiencia necesaria y requerida en estos casos.
Sí la hay en la
ciudad de Pereira; en el Valle del Cauca la más cercana tiene su sede en Cali; concluyendo
que las mejores facultades tienen su sede en Bogotá y Medellín.
En todos lo
casos, es decir profesionalizados o empíricos, el papel que debe desempeñar un
buen periodista tiene que ver con la siguiente definición:
DECÁLOGO
DEL PERIODISTA
“En general
se considera buen periodista el que consigue información relevante, breve y
exacta en el menor tiempo posible”.
“Existen varios principios
que guían la labor del periodista de los que los principales son el respeto por
la verdad y el rigor en la búsqueda de la información fidedigna”.
De hecho, nos topamos con el decálogo del buen periodista, Tomado del portal Periodismo Ciudadano, República Dominicana.
· Sé realista, no añadas o quites nada por tu cuenta. Verifica cada información antes de escribir.
·
Las noticias están a tu
alrededor esperando ser contadas. Si estás atento
a lo que sucede cerca de ti encontraras muchas cosas interesantes de las que
informar.
·
Escribe desde tu punto de
vista. Ese ángulo personal, esa perspectiva, es lo
que te hace diferente.
·
Comparte tu trabajo con los otros. Más
gente lo verá si lo compartes.
·
No maquilles las noticias. Deja
la imaginación para otros menesteres. A nadie le gustan las mentiras.
·
Escribe sobre cosas cotidianas.
Busca
lo noticiable en la vida diaria.
·
Sé descriptivo, pero no
exagerado. Una descripción simple es mejor
que una exageración.
·
Sé preciso. No
existe más información que la información exacta. La gente confiará en lo que
les cuentes. No los defraudes.
·
Emplea una gramática correcta.
Es
difícil que la gente entienda de qué estás hablando si no escribes
correctamente.
·
Lleva contigo un cuaderno,
un portátil, un móvil, una cámara… Nunca se sabe
cuando puede suceder algo interesante.
Empezando a
cerrar esta reflexión, no cabe duda sobre las limitaciones de todos aquellos
periodistas que por vocación o necesidad dedican tiempo, sacrificio y esfuerzo
por informar.
Cuando nos
referimos a las limitaciones de hoy, está claro que no son las mismas que por la
década de los 80´s y 90´s donde el miedo era la variable a superar donde solo los más audaces, valientes o irreverentes se atrevían.
Hoy la limitación
para su crecimiento y profesionalización definitivamente es la variable de la remuneración económica; coexistiendo esta práctica, con algunas excepciones.
Y es por esa misma
razón que algunos fallan en el intento de informar con el noble y genuino propósito
de defender los intereses de toda una comunidad.
¿NUEVOS,
O LOS MISMOS INTERESES, PERIODÍSTICOS?
Cuando hablamos
de intereses, que son muchos, de índole económico y social, otros con evidentes matices políticos.
Es la oportunidad de llamar la atención, de nuevo, sobre el altísimo costo de
los servicios públicos domiciliarios.
Estamos refriéndonos
a las empresas que controlan el monopolio, o tal vez por eso, del gas domiciliario,
energía – se incluye el alumbrado público - y el agua potable.
Hay que seguir
insistiendo en ello porque ese incremento en la facturación, mes a mes, afecta
a toda la población; pero en especial a las comunidades más vulnerables; nos estamos
refiriendo a los estratos uno (1) y dos (2), también a los empresarios, léase cobro del alumbrado público.
El dilema que últimamente se está presentando, donde cabe la responsabilidad de algunos medios de comunicación, es que al aumentar las quejas diarias por parte de los usuarios por lo costoso de la prestación del servicio.
Al tiempo aumentan las pautas publicitarias, de esa empresa cuestionada, en los noticieros con mayor raiting de sintonía. Y la queja colectiva desaparece.
Surgen entonces varias
preguntas, que a lo mejor sobran, pero que son necesarias de formular…
¿Qué nuevos intereses
defienden esos noticieros? ¿Estaremos adorando ídolos con pies de barro? ¿Será otra
forma de corrupción?
Finalmente, como
la chiva periodística siempre tiene algo de chisme que es lo que más llama la atención;
y si, aparte de ese morbo, usted está interesado en su crecimiento personal.
Le recomiendo,
con una valoración AAA, El libro: “Los Cuatro Acuerdos” Un libro de sabiduría tolteca,
de Miguel Ruiz. Amanecerá y veremos.
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