El uso de la marihuana,
así sea una sola vez, es reconocido por importantes figuras públicas a
nivel mundial, entre muchos otros, como Bill Clinton… Y a nivel nacional, hoy
citaremos, solo a Juan Manuel Santos Calderón.
Para usted, atento y
respetado lector, el número de veces no importa; más adelante lo entenderá; y
es el asunto, de actualidad, que nos ocupa hoy.
ENTENDAMOS
EL MENSAJE… NO POLÍTICO
Alejándonos
del evidente manejo político que los motivó en su momento tal declaración y
como ciudadanos que deben dar ejemplo…
Hoy lo
que interesa es que hayan reconocido, primero, ante sí mismos y luego ante la
opinión pública; la existencia real de un problema social, o mejor de una
enfermedad social con consecuencias impredecibles y casi siempre catastróficas.
DEL
USO MÉDICO DE LAS DROGAS ILEGALES
De hecho, en no pocas
oportunidades, éste último - el estratega - no ha dudado en manifestar la
necesidad de legalizarla. Enfrentando la doble moral de las instituciones y el público
en general.
Basado en principios
científicos y de rendimientos económicos para el Estado; lo hizo, la propuesta,
despojado de principios moralistas, y sin el manto de la hipocresía que siempre
lleva al discurso populista; muy en boga en estos aciagos días…
Lo que
está fuera de discusión es que tanto el alcoholismo, el tabaquismo y la
drogadicción no diferencian: edad, credo, raza, sexo, estrato social, nivel
educativo y estado civil entre otros.
Los tres, que deberían
ser clasificados como pandemias, de manera indiscriminada y desconcertante afectan
a toda la población; al punto de concluir que el 99% es vulnerable al ataque de
este jinete, con tres cabezas, del apocalipsis.
EL
NEGOCIO DE LAS MULTINACIONALES
Como una primera
conclusión… Detrás del alcohol, tabaco y las drogas ilícitas se articulan complejas
multinacionales que mueven trillones de dólares anualmente; dinero que fluye a
lo largo de una sofisticada red bancaria mundial para finalmente, esos recursos,
terminar en paraísos fiscales.
EL
CONSUMO EN CIFRAS
Está estimado por la Organización
Mundial de la Salud, OMS, dato para 2018, más 3 millones de personas – la
mayoría hombres – pierden la vida por el consumo excesivo del alcohol.
Para el 2017… Ocho (8)
millones fallecen por el consumo de tabaco – clasificado como enfermedad
respiratoria crónica - y de las complicaciones de todo tipo y del costoso
tratamiento.
De otro lado “se
calcula que aproximadamente 230 millones de personas (5% de la población adulta
en el mundo) consumió alguna droga ilícita, al menos una vez durante el 2010”.
Fuente: Naciones Unidas – informe mundial sobre las drogas 2012.
DEL
CONFLICTO DE INTERESES
Desde el punto de vista Institucional, el Gobierno Central, deja entrever que existe una intensa pugna - en el Congreso de la República sobre el manejo que se le debe dar a las drogas ilegales - existen partidarios que abogan por su legalización.
Otros de la oportunidad de seguir siendo manejadas, bajo los criterios de contrabando y/o bajo la tutela de economía legal y/o ilegal.
En el asunto que nos
ocupa hoy…Nuestros empresarios/políticos se niegan aceptar o miran hacia otro
lado; sobre las consecuencias del creciente consumo de alcohol, tabaco y drogas
- con fines no médicos – que están generando un enorme problema de salud
pública con implicaciones a nivel económico y social.
Seguramente en el
papel, que puede con todo, están diseñadas estrategias para enfrentar esos 3
flagelos que hoy atacan la sociedad colombiana en general; tal parece termina primando el interés particular; siempre logrando conservar el
actual estado de las cosas y para el beneficio de unos pocos.
En
todos los casos el reto debe seguir siendo el desestimular, desde un nuevo modelo
educativo, la exposición al tabaco, alcohol y de sustancias psicoactivas. La otra pregunta es ¿Qué se ha hecho para prevenir o mitigar el efecto de esas pandemias? Creemos que NADA.
DEL MERCADEO
MASIVO
Todo lo contrario, ya
comenzó la costosa publicidad en los grandes medios de comunicación televisivos
y de prensa hablada y escrita, invitando al consumo bebidas alcohólicas – tipo
cerveza – iniciando el círculo vicioso.
Que supuestamente se
justifica, por el impuesto al consumo que genera y que tiene como destino la
financiación de la salud pública; hoy prácticamente privatizada y con un grave
impacto directo en la clase media, emprendedora y trabajadora. Donde,
actualmente, es mejor no enfermarse.
¿ES
USTED UN ADICTO?
Para entender un poco
más el tema que nos ocupa hoy, empezaremos por definir ¿Qué es una adicción? En
lo que tiene que ver con el consumo excesivo de alcohol, tabaco y drogas de uso
médico y no médico.
Aunque en si, la
palabra adicto no debe de ser estigmatizada, por aquello que se puede ser
adicto al trabajo, al deporte y a la lectura entre otro tipo de hobbies; sin
perder de vista que, todos en exceso, tienen un componente patológico que se
debe revisar.
Entonces
¿Qué es ser adicto?... Es toda persona que ha adquirido una costumbre o hábito,
así sea social; consciente, o no, y que no puede liberarse de él y como
consecuencia ha perdido la confianza y la esperanza en todo y por supuesto en sí
mismo.
Obviamente este es el
caso extremo, donde el “enfermo” requiere de un tratamiento “no convencional” con
terapias de choque y en instituciones muy especializadas.
Lamentablemente
el resultado siempre es el mismo…tras decenas de tratamientos e igual número de
recaídas, nunca se recuperan, salvo un milagro; que solo se da cuando, el
enfermo, acepta que tiene un grave problema.
Hoy no nos detendremos en
esos desahuciados casos que lamentablemente vemos a diario en nuestras calles,
personas, sumidos en la miseria, el abandono, el miedo, la soledad y la
angustia.
Que son solo la punta
del iceberg, ya que son muchas familias que sufren, que en el mejor de los casos realizan
inmensos esfuerzos económicos para intentar su recuperación.
Siendo la mayoría de
los casos, inútil el esfuerzo, debiendo llegar a la triste determinación de
asilarlos o aislarlos; evitando una muerte inminente o la deshonra familiar; en
una sociedad que vive, mayoritariamente, de las apariencias de todo tipo.
Para llegar al doloroso
adjetivo de adicto es necesario conocer su definición… “Dicho de una persona:
Que está dominada por el uso de alguna droga o por la afición desmedida a
ciertos juegos”.
Poniendo
en grave riesgo, con el uso de la droga, la salud y finalmente su vida; y de
las personas que los rodean: padres, esposa, hijos y amigos…
Basta
recordar tragedias, sobre todo la más reciente, que se registran a diario…Es entonces
necesario, primero, repasar los niveles de consumo ocasional hasta llegar al
nivel de consumidor habitual o permanente.
Realidad que se debe
enfrentar despojados del cinismo y la hipocresía; tomando distancia de la
habitual negación, en el sentido que el problema, realmente, existe en las
calles de nuestras ciudades.
FASES
DE LA ADICCIÓN
Primera
fase: Consumidor leve o moderado, para el caso del
Alcohol, es aquel que consume una o dos veces al mes, no ingiere más de 5
tragos por ocasión y no bebe por situaciones de riesgo (significa esto que no
lo hace, antes de hacer un negocio, presentar un examen, un informe, conducir
algún vehículo, etc.).
Para el caso de las
drogas, es aquel que lo hace uno o dos veces al mes, generalmente paseos,
fincas o cualquier lugar solitario, y para el tema del tabaco se fuma 1 o 2
cigarrillos diarios.
Segunda fase: Consumidor excesivo y abusador, para el primer asunto,
es aquel que suele beber una o dos veces a la semana, consume mas de 5 tragos
por ocasión, se emborracha con frecuencia, presenta problemas físicos o
sociales, problemas interpersonales o de familia, llegar bajo los efectos a
laborar o estudiar, presenta bajo rendimiento laboral o académico, aumentan los
problemas familiares y económicos.
En ocasiones ingiere grandes cantidades de
alcohol en un corto periodo de tiempo sin ninguna justificación (estar alegre o
triste) y consume en situaciones de riesgo.
Para el caso de las drogas, las consumen
diariamente, dos o tres veces; para el tabaco, frecuencia diaria y hasta una
cajetilla en el día.
Tercera fase: Consumidor dependiente, ya hay una
dependencia física y sicológica, cuando no consume alcohol, drogas o cigarrillo,
presenta episodios de fiebre, temblor, dolor de cabeza, depresión, ansiedad,
convulsiona, es ya una etapa terminal; en esta etapa el adicto consume para
dejar de sentirse mal y no para sentirse bien.
Queda claro que el alcohólico, drogadicto o el fumador
empedernido, deben ser declarados “enfermos sociales”, y ser tratados como
tales, ya que de manera urgente necesitan ayuda y no solo sentir, por ellos,
conmiseración.
La acción a emprender debe de ir más allá de una
simple amonestación, infracción pedagógica, de retención transitoria o aislamiento. Lo anterior significa que el Estado y la sociedad civil, deben de prestarle
especial atención y recursos, a este problema de Salud Pública que enfrenta el
país.
Máxime ahora que el ciudadano del común enfrenta el
reto del confinamiento, con las implicaciones en temor, ansiedad o depresión; opción que se ha convertido en el principal método para detener la pandemia del COVID-19; además del uso del tapabocas y del lavado de manos frecuente.
Ese cuentico de que el que se toma una cerveza, se
fuma un bareto o un cigarrillo diario y no tiene ningún problema; está ya más
que revaluado; ya que las consecuencias en el mediano plazo económicas y
sociales son enormes. Amanecerá y veremos.
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