Nada está acordado hasta que
todo esté acordado…Premonitoria la frase del Presidente de la República, el
economista, Juan Manuel Santos Calderón; cuando oficialmente se pronuncia sobre las conversaciones, en la Habana Cuba, con la intención de
llegar a un acuerdo de paz con las guerrillas de las FARC; hoy insistiendo en
adelantar conversaciones, en público, con las guerrillas del ELN.
Mucha agua ha pasado ya bajo
el puente, en construcción, que nos llevará a recorrer el camino del
postacuerdo o postconflicto; la pregunta que surge es ¿Qué diferencia hay entre
uno y otro?
Existe extensa literatura al
respecto, sin embargo el ciudadano del común no tiene claro si en la práctica y previo a la firma del acuerdo, las guerrillas,
en ese acto protocolario de dejación de las armas, efectivamente las entregaran
a un organismo internacional, las sepultarán o le darán otro destino como la venta
o permuta.
Si la intención es la firma
de un acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de
una paz estable y duradera quedaría de manifiesto el hecho que no existe una
frontera, así sea imaginaria, entre lo que significa post-acuerdo y post-conflicto.
Sin embargo sobre estos dos
conceptos subyacen refinadas concepciones ideológicas que terminan, ya en la
mesa de negociaciones o fuera de ella, en posiciones radicalmente opuestas
desde la izquierda y la derecha; y pescando en río revuelto las “ultras”.
Lo anterior significa que
ese acto protocolario debe de ir más allá de la firma de un documento; la etapa
que le sigue será el compromiso de toda una sociedad, de todo un pueblo; donde
cada colombiano independiente de su condición económica, política y social y en
la medida de su compromiso, oportunidad y capacidad de entender lo que esta
sucediendo deberá aportar un grano de arena en la construcción de un nuevo
país.
Para lograrlo es requisito
indispensable - y es lo que algunos no quieren - la terminación del conflicto
armado que tanto daño le ha hecho al país arrojando como funesto balance un
poco más de 6 millones de victimas; el dilema es que algunos quieren más sangre
derramada, y para beneficio propio, de humildes colombianos.
Lo anterior significa que de
darse el cese al fuego, este solo hecho se convertiría en un gran paso hacia la
paz; sin perder de vista que los demás conflictos como los económicos,
políticos, sociales tendrán otros escenarios, estos si democráticos, donde
persistirá la confrontación ya sea en el Congreso de la República, en las
Asambleas Departamentales y en los Concejos Municipales. Allá hay que llegar.
En este orden de ideas, para
muchos, en el preciso momento en que todo esté acordado lo que hoy llamamos
“postconflicto” dejará de serlo siempre y cuando haya voluntad de todas las
partes; dado que existe un hecho cierto en el sentido que el conflicto como tal
no termina, sino que se transforma en un debate de ideas y propuestas, dándole paso a la expresión de una verdadera
democracia donde todos los sectores de la sociedad ponen…Y todos ganan.
Lo anterior significa que
habrá acuerdos inmediatos, quedando pendientes otros que se darán en el corto,
mediano y largo plazo; sin perder de vista los de largo aliento.
Cabe entonces la pregunta… ¿Cuanto
tiempo durará el periodo del post-acuerdo? Los más optimistas afirman que por
lo menos 10 años.
Lo anterior podría
significar, luego de la firma del acuerdo y sobre los puntos ya aprobados como
la participación en política a la que se le daría aplicabilidad casi que de
manera inmediata. ¿Cuál es el temor? O por el contrario ¿Será que aparecen,
algunos, gallitos finos en el Congreso de la República?
Los otros, como el acuerdo
definitivo sobre las victimas se espera se desarrollarían en el corto plazo; narcotráfico y cultivos
ilícitos en el mediano plazo y desarrollo agrario integral en el largo plazo.
¿Cuáles son entonces los de largo aliento?
Temas que seguirían
afinándose y discutiéndose en escenarios democráticos y ampliamente
participativos; dando origen a debates como formas civilizadas de expresión y
de presión ante el posible incumplimiento de algunos de los puntos ya acordados
por alguna de las partes.
Asuntos álgidos como
sometimiento a la justicia ¿Quién firma un acuerdo para irse a la cárcel?, fin
del conflicto e implementación,
verificación y refrendación, hoy en día en discusión pero a la puerta de un
acuerdo; han servido para que, principalmente, la extrema derecha intente
manipular su esencia como lo es el fin del conflicto armado.
Oponiéndose, esta, con el
único propósito de apoyar por lo menos otros 50 años una guerra que solo
beneficia económicamente a un puñado de inversionistas algunos de ellos
extranjeros ¿Un nuevo descubrimiento o colonización? ¿Una nueva etapa de
otorgamiento de títulos nobiliarios honoris causa? Reconocimientos venidos del
exterior.
Para finalizar…Es aquí donde
se hace indispensable el papel que debe de jugar la educación como defensora de
los derechos humanos y del derecho internacional humanitario.
¿Cual deberá ser el papel de
la educación durante el postconflicto o postacuerdo? ¿En que consiste la
Cátedra por la Paz?
Siempre queda el benéficio de
la duda razonable en el sentido de si es correcto hablar de postconflicto,
cuando las guerrillas del ELN no dan muestras de sentarse, en público, para
empezar hablar de verdad, justicia y reparación. Amanecerá y veremos.
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