sábado, 11 de junio de 2016

POST-ACUERDO O POST-CONFLICTO

Nada está acordado hasta que todo esté acordado…Premonitoria la frase del Presidente de la República, el economista, Juan Manuel Santos Calderón; cuando oficialmente se pronuncia sobre las conversaciones, en la Habana Cuba, con la intención de llegar a un acuerdo de paz con las guerrillas de las FARC; hoy insistiendo en adelantar conversaciones, en público, con las guerrillas del ELN.

Mucha agua ha pasado ya bajo el puente, en construcción, que nos llevará a recorrer el camino del postacuerdo o postconflicto; la pregunta que surge es ¿Qué diferencia hay entre uno y otro?

Existe extensa literatura al respecto, sin embargo el ciudadano del común no tiene claro si en la práctica  y previo a la firma del acuerdo, las guerrillas, en ese acto protocolario de dejación de las armas, efectivamente las entregaran a un organismo internacional, las sepultarán o le darán otro destino como la venta o permuta.

Si la intención es la firma de un acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera quedaría de manifiesto el hecho que no existe una frontera, así sea imaginaria, entre lo que significa post-acuerdo y post-conflicto.

Sin embargo sobre estos dos conceptos subyacen refinadas concepciones ideológicas que terminan, ya en la mesa de negociaciones o fuera de ella, en posiciones radicalmente opuestas desde la izquierda y la derecha; y pescando en río revuelto las “ultras”.

Lo anterior significa que ese acto protocolario debe de ir más allá de la firma de un documento; la etapa que le sigue será el compromiso de toda una sociedad, de todo un pueblo; donde cada colombiano independiente de su condición económica, política y social y en la medida de su compromiso, oportunidad y capacidad de entender lo que esta sucediendo deberá aportar un grano de arena en la construcción de un nuevo país.

Para lograrlo es requisito indispensable - y es lo que algunos no quieren - la terminación del conflicto armado que tanto daño le ha hecho al país arrojando como funesto balance un poco más de 6 millones de victimas; el dilema es que algunos quieren más sangre derramada, y para beneficio propio, de humildes colombianos.

Lo anterior significa que de darse el cese al fuego, este solo hecho se convertiría en un gran paso hacia la paz; sin perder de vista que los demás conflictos como los económicos, políticos, sociales tendrán otros escenarios, estos si democráticos, donde persistirá la confrontación ya sea en el Congreso de la República, en las Asambleas Departamentales y en los Concejos Municipales. Allá hay que llegar.

En este orden de ideas, para muchos, en el preciso momento en que todo esté acordado lo que hoy llamamos “postconflicto” dejará de serlo siempre y cuando haya voluntad de todas las partes; dado que existe un hecho cierto en el sentido que el conflicto como tal no termina, sino que se transforma en un debate de ideas y propuestas,  dándole paso a la expresión de una verdadera democracia donde todos los sectores de la sociedad ponen…Y todos ganan.

Lo anterior significa que habrá acuerdos inmediatos, quedando pendientes otros que se darán en el corto, mediano y largo plazo; sin perder de vista los de largo aliento.

Cabe entonces la pregunta… ¿Cuanto tiempo durará el periodo del post-acuerdo? Los más optimistas afirman que por lo menos 10 años.

Lo anterior podría significar, luego de la firma del acuerdo y sobre los puntos ya aprobados como la participación en política a la que se le daría aplicabilidad casi que de manera inmediata. ¿Cuál es el temor? O por el contrario ¿Será que aparecen, algunos, gallitos finos en el Congreso de la República?

Los otros, como el acuerdo definitivo sobre las victimas se espera se desarrollarían  en el corto plazo; narcotráfico y cultivos ilícitos en el mediano plazo y desarrollo agrario integral en el largo plazo. ¿Cuáles son entonces los de largo aliento?

Temas que seguirían afinándose y discutiéndose en escenarios democráticos y ampliamente participativos; dando origen a debates como formas civilizadas de expresión y de presión ante el posible incumplimiento de algunos de los puntos ya acordados por alguna de las partes. 

Asuntos álgidos como sometimiento a la justicia ¿Quién firma un acuerdo para irse a la cárcel?, fin del conflicto  e implementación, verificación y refrendación, hoy en día en discusión pero a la puerta de un acuerdo; han servido para que, principalmente, la extrema derecha intente manipular su esencia como lo es el fin del conflicto armado.

Oponiéndose, esta, con el único propósito de apoyar por lo menos otros 50 años una guerra que solo beneficia económicamente a un puñado de inversionistas algunos de ellos extranjeros ¿Un nuevo descubrimiento o colonización? ¿Una nueva etapa de otorgamiento de títulos nobiliarios honoris causa? Reconocimientos venidos del exterior.

Para finalizar…Es aquí donde se hace indispensable el papel que debe de jugar la educación como defensora de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario.

¿Cual deberá ser el papel de la educación durante el postconflicto o postacuerdo? ¿En que consiste la Cátedra por la Paz?   


Siempre queda el benéficio de la duda razonable en el sentido de si es correcto hablar de postconflicto, cuando las guerrillas del ELN no dan muestras de sentarse, en público, para empezar hablar de verdad, justicia y reparación. Amanecerá y veremos. 

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