Empecemos mencionando algunos líderes mundiales que, con sus acciones, cambiaron la historia de sus pueblos y algunas
veces el destino de la humanidad; estos son según nuestro criterio: Margaret Thatcher
(Estadista neoliberal), Karol Józef Wojtyla (Santo), Simone de Beauvoir
(Escritora), Simón Bolívar (Libertador), Eleonora Roosevelt (Activista de
derechos humanos), Mahatma Gandhi (Iluminado), Ana Frank (Victima de los
nazis), Ernesto Guevara de la Serna (Guerrillero), Malala Yousafzai (joven
activista y premio nobel) y Adolfo Hitler (Genocida) entendamos que cada uno
desde su perspectiva proclamó su verdad.
Entendiendo
que algunos de esos nombres tienen eventualmente alguna relación con el gran comunicador - al
punto que se hizo nombrar el Gran Colombiano - el expresidente y Senador Álvaro
Uribe Vélez.
También suponemos, que en su
tiempo libre, abrevó de algunas (o todas) de las anteriores bibliografías,
incluso repasó la de él, y seguramente le han servido de base, para elaborar su
actual estrategia política con la clara intención de impedir la paz; con el único propósito, como en el pasado, de hacerse de nuevo el amo de la guerra
¿Será posible? ¿Habrá algún trastorno siquiátrico en su manera de maquinar
su historia?
Frente a esa inocultable
realidad algunos politólogos, siquiatras, sociólogos y antropólogos manifiestan
que ese tipo de liderazgo, Uribe no es el único, nace, crece y se reproduce
gracias a, según ellos, por ser víctimas de la violación de sus derechos, del
incesto de sus principios y la usurpación de su poder.
Hipótesis asombrosamente mágica,
para algunos historiadores, que tal parece dió
inicio con esa desesperada aventura ya hace un poco más de 524 años, cuando
los primeros colonizadores fueron presidiarios, vagos, borrachines, asaltantes,
violadores y en general canallas cuya única intención era el poder y las riquezas;
aunque existen evidencias que los primeros “agasajados” fueron los vikingos por allá en el siglo VIII.
Volviendo a la fecha oficial
del descubrimiento; con siniestras actuaciones rápidamente se alcanzó el
holocausto indígena, por parte de los recién llegados conquistadores, todos escudados
bajo el signo de la cruz; convirtiéndose esos execrables hechos en la más colosal
herejía por parte de la iglesia católica.
Lo más pintoresco es que los
recién llegados, españoles a caballo, se acompañaron, en sus faenas, con los recién
comprados pergaminos: monjes y ministros espirituales, principes y princesas,
condes y condesas; éstas, para la ocasión acompañadas de febriles duquesas,
virreyes y plebeyas, todo servido de la mano de esclavos para empezar a
colonizar lo que posteriormente fue llamado el nuevo reinado de granada. Como
resultado, de esa orgia de sangre (por las violaciones) y muerte, da inicio a toda
una nueva raza multiétnica, engañosa y hoy difícil de interpretar.
Volviendo a la actualidad, ahora,
no tenemos otra intención que acudir al aviso – en rechazo al llamado de Uribe
a la resistencia civil – hoy como siempre ayudándonos en este menester, aprovechamos y rendimos un nuevo homenaje al
inmortal Gabo… Y después del apartamiento de uno de sus libros, de nuevo damos
uso a una frase…que por fortuna, hoy creemos cae como anillo al dedo del
corazón.
Para hacerlo nos apoyamos en
una de sus obras, y en relación al asunto
que nos ocupa hoy, la del escritor Gerald Martin en su generoso libro “Gabriel
García Márquez - Una Vida” exactamente en
la pg. 349; abro un pequeño paréntesis aprovechando
su desprendida paciencia para invitarlo a leer o releer, la que para muchos
adeptos, es su obra cumbre “Cien años de soledad” aunque Gabo insiste que su
mejor obra es “El Otoño del Patriarca”.
Regresando y como prefacio al
asunto que nos ocupa hoy; en su argumento, Martin, refiriéndose al inmortal Gabo…destacó…”Pasó el
peor día de todo aquel proceso de escritura con la muerte del coronel Aureliano
Buendía, en el capitulo 13. Al igual que les ocurre a muchos escritores, vivió
el final de su personaje principal como una
pérdida personal, casi un homicidio”… tal parece - según la pluma de sus
estudiosos - tiene mucho que ver la muerte como recuerdo conmovedor en la
infancia del nobel… Tal parece le causaba horror.
Un poco más allá en la misma
página, y refiriéndose (Martin) al personaje central de la obra Cien años de
Soledad; reconozco que absorto en esa lectura y en la búsqueda de una prueba
documental para acompañar el mensaje de hoy, todo por la gracia del azar, me
tropiezo con la siguiente revelación que calma mi ansiedad por descubrir una
pequeña parte del origen de la verdad…“Aureliano
es solitario, egocéntrico y despiadado, nada puede interponerse en el camino de
su ambición personal.”
Fue entonces la anterior
frase, la que me llevó, por fin, ha entender
el porqué de la tarea de Uribe y de la infinita ingenuidad conque millones de
compatriotas por comodidad, necesidad o fatiga tercamente insisten en acompañarlo
como ciegos y sordos siguiéndolo con júbilo, cada uno por su lado, al verdugo
de la paz y la reconciliación.
En la recta final de este
camino y en la búsqueda del primer acuerdo de PAZ; cabe la pregunta ¿Cuantos
“Aurelianos” hacen parte de la actual
lista de protagonistas donde muchos buscan regresar a la guerra y otros intentando
no sepultar la paz?
Somos definitivamente un país
macondiano que goza, sufre y llora por Shakira, Sofía Vergara, James Rodríguez,
Mariana Pajón, Nairo Quintana y Catherine Ibarguen por mencionar solo algunos;
un país abatido por la carga ancestral de pasiones no liberadas y enfermedades
no asistidas.
Un país político donde la traición,
la marrulla, la malicia, el engaño y el truquito son el coctel que acompaña el
pan nuestro de cada día; somos débiles narcisos, hipócritas, envidiosos y arrogantes.
Hacemos parte de un pueblo
citadino con la obligación de volver los ojos al mágico rural único lugar donde
nace, crece y vive este poderoso país; donde la globalización le exige que el fusil
y las minas antipersona se conviertan en el machete y el azadón como los únicos
instrumentos para alcanzar la verdadera PAZ.
Cuando será que todos los Aureliano
Buendía… con apellido Uribe, Gaviria - el José Obdulio - Jiménez, Cabal, Márquez, Santrich, Londoño, Castellanos, Velásquez, Rodríguez, Ramírez, Chamorro y muchísimos
más; aparte de los “dignos“ representantes del Establecimiento que, hoy y en
cierto modo para no estorbar, me niego a nombrar… silencian los fusiles y
entonan canticos de paz.
Porqué entonces insistir en
una falsa arrogancia, hoy del Eln, que ya no está en la medida de su estatura económica
y militar; que los hace ver ridículos a nivel nacional e internacional.
Finalmente y por el bien de
la patria debemos evitar que la suerte de millones de colombianos, quede
en las manos de unos cuantos radicales dogmáticos que tal vez ven con amor filial,
a Uribe, tal vez por la ausencia en su
niñez y adolescencia de una figura paternal buscando que los proteja de todo
mal.
Debemos seguir apoyando el inmenso clamor por la PAZ para este poderoso país cansado de guerras sin fin; donde se asesinan humildes
hermanos entre si; en una guerra que no es la nuestra; si de los dueños del
poder, que insisten, sin vacilar en torpedear un acuerdo que tiene como propósito
alcanzar la paz y la prosperidad. Amanecerá y veremos.
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