Es materia de preocupación,
por parte de las autoridades de transito a nivel nacional, el incremento en los
indicadores por muerte accidental; pero en especial los casos donde el vehículo
que excede la velocidad permitida, adelanta por la derecha o entre automóviles,
se estaciona sobre la cebra, invade el espacio público, se desplaza
en contravía, se pasa el semáforo en rojo y termina involucrado en la mayoría de
los accidentes, es la
moto.
Los datos disponibles
indican que en el país, están matriculados alrededor de 4.6 millones de ese económico, práctico y
ágil medio de transporte; en la ciudad de Cartago en el Norte del Valle ruedan
por lo menos 45.000 vehículos en su gran mayoría de dos ruedas.
De estos y sin disponer de
cifras exactas, entre 300 y 400 están dedicadas a la economía informal prestando – con poca visión empresarial - el servicio de mototaxismo; tema este que
será abordado en otra oportunidad.
El asunto que nos ocupa hoy
intenta relacionar el exceso de velocidad, el incremento en la accidentalidad y
la muerte prematura, en esos vehículos, con el consumo del alcohol; sin que lo
anterior signifique que todo el que pierde la vida conduciendo una moto era un
alcohólico. Ojo con eso.
Para colocar el tema en
contexto, y de paso prender las alarmas, estudiosos del tema estiman que en la
ciudad, aumenta el número de potenciales bebedores “sociales” que pueden estar
cruzando esa delicada línea… con el riesgo de convertirse en alcohólicos -
léase borrachines - con frecuencia semanal y diaria en el consumo de alcohol. Excelente
negocio para algunos.
La historia a cada rato lo
recuerda, solo es cuestión que pase un corto período de tiempo para que, de nuevo, las redes sociales alcancen el clímax, mediático, reportando
tragedias personales y familiares como consecuencia del abuso del alcohol y de otras
sustancias.
La Organización Mundial de
la Salud (OMS), sostiene que en el mundo existen aproximadamente 300.000.000 de
alcohólicos, datos adicionales indican que en Colombia suman unos 5.000.000 de enfermos
y en Cartago se estima que puede haber 7.000 casos comprobados, de estos
últimos solo unos 100 han aceptado que padecen esa enfermedad, para algunos, incurable.
Como tímida reacción a esta
cruda realidad, se han organizado en la ciudad aproximadamente 6 grupos que congregan
unas 70 personas declaradas como alcohólicas que acuden diariamente a esas
reuniones y actúan como miembros activos de Alcohólicos Anónimos (AA).
Es muy probable que, usted
atento y desocupado lector, haya reflexionado sobre este problema sicosocial ya
sea porque lo haya afectado en el pasado, lo esté afectando, o a algún miembro
de su familia, conocidos o amigos. No guarde silencio.
Entonces es tiempo ya de encontrar una respuesta para algo que hace
mucho tiempo le incomoda en la manera de comportarse, usted o con los que
comparte vida, frente a la bebida… ¿Que lo impulsa a tomar sin ningún motivo
aparente? ¿Cuánto tiempo le dedica en el mes? ¿Controla la bebida o ella lo
controla?
Si no está seguro de la
respuesta de alguna de las anteriores preguntas; tiene solo dos opciones: seguir bebiendo como
lo ha hecho hasta ahora o dejar definitivamente la bebida.
Porque como va, pleno de
dudas, le pueden ocurrir muchas cosas, entre otras: lo van a despedir de su
actual empleo, va a perder su hogar, va
a quedar en la ruina, va a terminar en un hospital, cárcel o en el cementerio.
El grave problema que
enfrentamos es el comportamiento creciente y exponencial de este flagelo, sobre
todo en los adolescentes y jóvenes; que lo ubica, según los expertos, como un delicado problema de salud pública.
Ya que se estima son
miles de millones de pesos que el Estado y los particulares le destinan
mensualmente al tratamiento de enfermedades derivadas del consumo excesivo del
alcohol, citemos unos pocos ejemplos: Apoplejía (hemorragia cerebral), cefaleas,
pancreatitis, gastritis, hipertensión arterial, infartos, insomnio, diabetes,
cirrosis, cáncer de estómago, cáncer de próstata, insuficiencia renal,
hepatitis alcohólica y disfunción sexual entre otras. ¿Dónde le dolió más?
Es tan grave el problema que
hasta hace unas décadas, se estimaba que el rango de edad para “tomarse el
primer trago”, oscilaba entre los 15 y los 18 años; hoy en día existen alarmantes
estadísticas que indican que el nuevo rango se mueve entre los 8 y 12 años.
Para finalizar y ya
presentado parte del problema y las consecuencias que todos pueden enfrentar en la
actualidad, incluyo un test muy ilustrativo que conocedores en la materia han
elaborado; y que solo usted puede responderlo con la mente abierta.
No.
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Pregunta
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SI
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NO
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1
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¿Ha tratado de no beber
por una semana (o más) sin haber logrado cumplir el plazo?
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2
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¿Le molestan los consejos
de otras personas que han tratado de convencerle que deje de beber?
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3
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¿Ha tratado alguna vez de
controlarse cambiando de una clase de bebida a otra?
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4
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¿Ha bebido alguna vez por
la mañana durante el último año?
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5
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¿Envidia usted a las
personas que pueden beber, sin que esto les ocasione dificultades?
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6
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¿Ha empeorado
progresivamente su problema con la bebida durante el último año?
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7
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¿Ha ocasionado su
modalidad de beber, problemas en su hogar?
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8
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¿En reuniones sociales
donde la bebida es controlada, trata usted de conseguir tragos extras?
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9
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¿A pesar de ser evidente
que no puede controlarse, ha continuado usted afirmando que puede dejar de
beber por si solo cuando quiera hacerlo?
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10
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¿Ha faltado a su trabajo
el último año a causa de la bebida?
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11
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¿Ha tenido alguna vez
“lagunas mentales” a causa de la bebida?
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12
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¿Ha pensado alguna vez,
que podría tener más éxito en la vida si no bebiera?
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RESULTADO
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Si usted respetado y atento lector,
contestó afirmativamente a cuatro (4) o
más preguntas… No lo dude, ya que la probabilidad de enfrentar un serio
problema alcohólico es muy, pero muy alto; busque ayuda. Amanecerá y veremos.
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