Con toda seguridad es la
primera vez que tomo nota sobre aparentes hechos circunstanciales - nunca lo son - que
terminan en tragedia anunciada; consumiendo en su mayoría jóvenes vidas humanas.
¿Que está sucediendo? ¿Por
qué no se prenden las alarmas? ¿Cuántos jóvenes están al borde del precipicio?
¿Qué consumen para evitarlo? ¿Obtienen ayuda y acompañamiento?
Éstas y muchas más preguntas
deberían de formularse la opinión pública; no para atacar las instituciones
sino para colocar su grano de arena en la temprana identificación y prevención
del problema. Todos por Cartago.
¿Cómo ayudar? Un ejemplo: si
ustedes, padres de familia, descubren que con frecuencia un vecino, amigo o
conocido abandona en afecto a ese hijo, lo maltrata o abusa de el…Denúncie.
Es cierto que el programa institucional
niñez, infancia y adolescencia no atiende ni resuelve, puntualmente, este tipo trastornos
- que en algún caso desemboca en suicidio -; sí es el camino para evitarlos.
A todos se nos debe ocurrir
preguntar ¿Dónde está la Institucionalidad, Ongs y Opinión pública entre otros;
que están en el deber de recopilar este tipo de información intervenir, supervisar,
hacerle el seguimiento y evidenciarla?
Hoy… El tema obligado se
centra en el suicidio. Final lamentable que acontece no por razones del destino
y mucho menos por la ruleta, el dado y el azar.
Ese fatal desenlace
corresponde a una encadenada y larga lista de hechos y decisiones individuales totalmente
fallidas generalmente, mal tratados, por la ignorancia e indiferencia de los
cercanos a la victima.
Siempre que sucede, se
escucha el mismo interrogante; ¿el que arremete contra si mismo, suicidándose, es
considerado como un acto de valentía, cobardía, abandono o ninguna de las
anteriores? Responda usted.
Una de las cientos de
hipótesis indican que “el suicida” fue en vida un sicópata en potencia, que no
logró encontrar un chivo expiatorio - humano o animal - para atacarlo, someterlo
y humillarlo… entonces acometió, en medio de su soledad y tristeza, contra si
mismo.
Muchos estudios se han
realizado intentando comprender para explicar que sucede en esa mente confusa
que conlleva a que se tome esa aciaga determinación.
Hoy comparto este tema, con
usted atento y respetado lector, para llamar la atención de algo que viene y ha
venido sucediendo en la ciudad de Cartago en el Norte del Valle.
Tal parece las estadísticas,
cuatro suicidas en dos semanas, no conmueven a la opinión publica, las
tragedias siguen ahí; solo resta esperar que continúen sucediendo. ¿Cuál es el
detonante?
Sin un mayor estudio, se
podría llegar a pensar que solo basta se presente un solo evento, para que - en
el mismo tiempo - los casos más críticos
y en total estado de indefensión, acorralados, sigan el mismo ejemplo.
Vista la situación desde
otro ángulo, el mejor, se sugiere que el modo equilibrado con el que se debe enfrentar
la vida - en el día a día - consiste y depende de la actitud para aprovechar esos
pequeños hechos circunstanciales, desfavorables, ignorándolos para cambiar de
manera positiva el rumbo del día, de la semana, mes, año o de toda una vida.
Guardar silencio es oponerse
al amarillismo y al morbo enfermizo que despiertan los testimonios sobre
desenlaces violentos y/o trágicos; hoy todos tenemos que hacer una excepción es muy posible que, por angustia o depresión, estén a la espera de la ocasión y en juego muchas más vidas; en especial jóvenes.
“El suicidio es la cuarta
forma de violencia en nuestro país con una tasa de mortalidad para el año 2013
de 3.84 por cada 100.000 habitantes. En nuestro país por cada mujer se quitan
la vida cuatro hombres.” Tomado de medicinalegal.gov.co
Que se tenga conocimiento, el
diario elpais.com.co tituló en septiembre 8 de 2010 “Alerta en Cartago por
cuatro suicidios las últimas dos semanas” ¿Será solo una coincidencia?
Cinco años después, en el
2015 y hasta la fecha, se repite la misma historia, cuatro (4) suicidios en
menos de dos semanas; tal parece en el 2014 la cifra se detuvo en 4… Tres (3)
suicidios se registraron en el 2013. ¿Serán correctas las estadísticas locales?
Amanecerá y veremos.
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