sábado, 19 de abril de 2014

LAS PRESIDENCIALES - ¿UN MINISTERIO DE LA PAZ Y LA RECONCILIACIÓN?


Ya avanzada la actual compaña por la Presidencia de la República y por supuesto tarde; el hoy congresista Uribe fue el primero en reconocer y desandar su extravío, no por vocación, que de la mano de la paz, y no de la sanguinaria guerra, era posible que Colombia construyera el camino para alcanzar desde lo social; el crecimiento y la competitividad necesaria para insertarnos, como nación, en la economía global.

Por razones de estrategia electoral le siguieron el ritmo a Santos en la marcha, sin compas, los demás candidatos, sin seguir el orden de favorabilidad, y aún de lejos, sobre el tema se pronunciaron  Zuluaga y Ramírez que representan, al expresidente, en cuerpo ajeno.

Según las encuestas - de las que poco me fío -  de cerca, al Candidato Presidente, se ubica a Peñalosa cuya principal propuesta es el urbanismo y la educación vial para la Capital de la República ¿El resto del país qué? Sin mencionar a los representantes de la izquierda que desde siempre han anhelado la paz.

Es más, el reelegido Presidente Santos,  en materia de inversión deberá alejarse del interés por las grandes capitales, para concentrarse, a través de su nuevo Plan de Desarrollo, en la provincia; si desea mejorar los indicadores de empleo – sin incluir el sector construcción – para lograr el aumento en la demanda de bienes y servicios que es finalmente el principal motor de cualquier sólida economía a nivel mundial…Solo entonces el esfuerzo se concentrará  en bienes para exportar.

La materialización de esa sola iniciativa, la Paz, en manos no de Santos que sabe hacer la guerra, sino de todos los colombianos que vamos a salir a votar;  le aportaría por lo menos los próximos cien años de prosperidad a nuestra atribulada nación.

Es tiempo ya que empecemos por recordar una idea complementaria a esa iniciativa, que tal parece se quedó en pañales, sobre la Cátedra por la Paz; siendo también nuestro deber reconocer que no ha contado con el apoyo necesario y tal parece solo ha quedado relegada al desapercibido espacio del Boletín del Consumidor.

Situación que nos lleva a concluir que a pesar de ser una magnífica  idea, no ha tenido el verdadero  apoyo Institucional que se merece; solo limitado a un pequeño sostén (no confundir con la delicada prenda de vestir de nuestras amadas damas) paternal y caritativo - por no escribir político -.

Máxime por la transcendencia que tendría, la aplicabilidad de esa cátedra, en el imaginario  del colectivo joven que en la actualidad y por incredulidad frente a la clase política tradicional, se rehúsa a participar democráticamente con voz y con voto.

La idea de un Ministerio del Postconflcto, el nombre es lo de menos, debe de ser más, vuelvo y lo repito, que un conjunto de estrategias electorales; sino una valerosa iniciativa de cambio radical en el statu quo, a la vez que enviaría un contundente mensaje a la mesa de negociación en la Habana - Cuba y en general al grueso de las guerrillas que por necesidad o conveniencia añoran la PAZ.

Éste nuevo Contrato Social por La Paz, que empezó a caminar poco tiempo después de haber  tomado posesión el hoy Presidente de los Colombianos, debe de estar respaldado desde lo institucional por un ente gubernamental – algo así como un supra ministerio - que lleve a la práctica lo que se va a acordar en esa mesa de negociaciones.

El cual deberá tener la suficiente autonomía para garantizar la efectividad en su gestión; además de recoger competencias del Ministerio de Hacienda, el postconflcto requerirá de enormes recursos financieros por lo menos el 5% de PIB Nacional; del Ministerio del Interior y de Justicia para monitorear desde lo jurídico que lo acordado, por las partes, se esté cumpliendo según la hoja de ruta planificada y haciendo bien la tarea, además de servir como pasillo para estar en comunicación permanente con el Congreso de la República y los Concejos Municipales; y del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural para garantizar el crecimiento y desarrollo equitativo, desde lo social, del campo.

Para lograr lo anterior se debe cumplir la primera y más corta  fase  que es la aprobación, sin mezquindades por las partes, de la agenda de cinco puntos esperando que pronto se acuerde el cuarto y terminen por fin los años sabáticos de las guerrillas y den paso  para que se le midan al debate, con altura, democrático.

También debe de existir no solo el verdadero compromiso del gobierno actual y de las guerrillas sino del Establecimiento para así lograr  encauzar al país por el sendero de la justica social.

Finalmente ésta no es una lucha entre el pretendido nuevo dogma Uribista y el Gobierno de Unidad Nacional, es el esperado acuerdo entre todos los Colombianos que vivimos ya sea en el campo o en la ciudad. Amanecerá y veremos.

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