Casi dos años después…aún no
se consolida el Partido Liberal en Cartago, sigue a la deriva; en parte obedece a la decisión tomada, en ese
entonces, por el Alcalde electo el abogado Álvaro Carrillo, cuando dictó la
siguiente sentencia: “…Le entrego la bandera de mi Partido a mis amigos, para
que lo manejen de la mejor manera posible y crezcan en términos generales…”; y
tal parece trabajo no aprovechado, para bien de la colectividad, por los encargados.
La declaración, se convirtió
en la primera gran sorpresa, ya que nueve punto cinco (9.5) de cada diez
Alcaldes desean convertirse, algunos de manera rápida, en jefes políticos - una
jefatura como la conocemos, tarda muchos años en consolidarse - y la mayoría
esperan terminar, jubilados, en el Congreso de la República, privilegio del que
muy pocos gozan.
De hecho, y en respeto a
todos los que aspiran ser elegidos; siempre se piensa, sobre todo en la
provincia, que el camino ideal por recorrer - por la madurez personal y política
que se va adquiriendo – va de JAC, Concejal, Diputado, gobernador y Congreso;
se admiten atajos, pero no saltos mortales.
Aunque es cierto que los
grandes saltos se dan, por lo general causan lesiones temporales por contraindicación;
en casi todos, se requiere de toda una preparación integral, tradición política
de familia, desempeño exitoso en cargos privados y/o públicos, recursos y una enorme maquinaria para lograrlo. En el
caso actual, y desde nuestro interés, la presidencia intentémosla en la nueva
generación.
El éxito de los Partidos se
fundamenta en insistir en las escuelas de pensamiento político, que con el
tiempo se convierten en semilleros de liderazgo donde mujeres y hombres generan
propuestas reales necesarias para el cambio social.
Y no como sucede ahora, arriesgadas
iniciativas, motivadas por enormes egos, con el único propósito de obtener rápidamente
fama y fortuna; sin medir el desbordamiento de los 5 sentidos - recordemos que
el quinto es la intuición o el sentido común - con resultados casi que predecibles
cuando no se está preparado integralmente para lograrlo.
Volviendo al tema de hoy; semejante
encargo, el liderazgo del partido, debió ser asumido con gallardía por el nuevo
Directorio Municipal Liberal, del que se presume le falto visión e iniciativa; como
mínimo, se esperaba el reencauche de los
viejos - Comandos de Juventudes Liberales - modelos de inclusión en política; incentivando
a la base y a las nuevas generaciones para que adquirieran el compromiso
ciudadano, motivándolos para que gozaran - el éxito está en hacer las cosas que
a uno le gustan – de una democracia participativa, educar para el cambio; a la
fecha, tal parece el encargo tuvo muchos enemigos tanto internos como externos.
Miremos el porqué, y en la
justa medida; todo comenzó con el aval recibido, del hoy gobernante de los
cartagüeños, por parte del Directorio Liberal Departamental, debiendo ser, por
estatutos internos, el Municipal.
Hecho sin antecedentes, que determinó
la primer gran ruptura “política” en la búsqueda de la presunta unidad de
partido a nivel local después de las elecciones; aunque muchos afirman, es
clara la ausencia de un verdadero liderazgo de muchos años atrás.
Con los resultados finales para
Concejo por partido; el Abogado Álvaro Carrillo se habría convertido, en el líder
natural de ésa colectividad con 9.734 votos.
Votacion que confirmaba, en
el escenario político municipal, que disponía del poder de convocatoria necesario
para empezar a darle orden, un norte y seguir trabajando, para intentar conservar
el poder desde lo político; capitalizando ese entusiasmo partidista, a través
de un liderazgo proactivo que colmara parte de las expectativas creadas en
campaña; pero decidió no hacerlo, sus razones habrá tenido.
Para intentar entender lo
sucedido, revisemos las estadísticas y comparemos las elecciones del 2007 cuando
el Partido Liberal obtuvo 5.193 votos, frente
a la votación para el 2011 representando un crecimiento del 87.4%.
Ante ese importante incremento
de votos del Partido Liberal en la ciudad; de hecho nada novedoso, la historia
ha demostrado que las mayorías son liberales; entonces supuestamente, era mucho
el trabajo que le esperaba al nuevo Directorio Liberal en la ciudad.
Traigo a referencia estas
elecciones para Concejo; por cuanto, actualmente, la principal estrategia de los
candidatos para Congreso de la República; y en especial los que aspiran por los
departamentos de Choco, Quindío, Risaralda y Valle; es sumar, el mayor número
posible, los votos de los Concejales en cada uno de los 18 municipios de la
subregión del Norte del Valle, obviamente castigando la votación en un 50% de
lo obtenido hace ya casi dos años.
Como van los sondeos, pronto
se elegirán Congresistas foráneos que seguramente, al término de los próximos 4
años, ningún aporte significativo en inversión bruta de capital le dejarán a la
Ciudad de Cartago y al Norte del Valle.
Dicho de otra manera, el
motor de las elecciones ya no es el fervor político anclado en un ideario
partidista; éste fue reemplazado por el interés económico que depende - el
monto recibido – del numero de votos que ofrezca el comerciante político de
turno, el que va disminuyendo, pago recibido, cuando le toca en suerte al
ciudadano del común que es el que finalmente decide con su voto y acepta
miserias por el.
Centrándonos en el análisis alrededor
del tema de los avales, y origen de todas las indisposiciones que aquejan al
partido; se dio al inicio de la campaña 2011, cuando las denuncias, en
manos de los dos principales grupos en contienda, iban y venían; el que
representaba el candidato “continuidad” argumentaba la doble militancia por
parte de dos adversarios que aspiraban, para Alcaldía y Concejo, por el Partido
Liberal.
Al otro lado de la orilla, alertaban
a la opinión pública, que el Directorio Liberal de esa época siendo su deber -
se negaba a dar los avales - por cuanto protegía los intereses del candidato,
no liberal. Verdades o calumnias el ambiente político se alteró.
Semejante presión
concentrada en ese tema, desencadenó la renuncia de los principales miembros de
ese Directorio Liberal Municipal quedando nominalmente reducido a uno, aparentemente
sin recursos y funciones.
Terminadas las elecciones;
por renuncia y/o ausencia de los integrantes de la mesa directiva de ese
entonces; tal parece “a dedo” nombraron
una nueva; algunos afirman que ese actuar generó una posible interinidad en esa
nueva mesa directiva.
Salvo que, a la fecha, haya
cambiado y no disponga de esa información, quedó conformada de la siguiente
manera: Presidente, El abogado Julio Cesar Castro; Vicepresidente el también abogado
Roberto Moreno Posada; Secretario el comerciante Juan Manuel Barrera; Fiscal, el
comerciante Luis Enrique Zapata y Tesorero el Comerciante Diego Arango.
Independiente de lo que
realmente haya sucedido, renuncia de sus miembros o ausencia temporal o
definitiva de su presidente, los conocedores del tema afirman que la nueva
Junta Directiva debió de citar a elecciones
internas de ese partido para cumplir con los estatutos y nombrar una nueva;
cosa que presumiblemente no se hizo, generando ilegitimidad y resistencia en un
amplio sector adepto al Partido Liberal.
Actualmente corren versiones
en cafetines, parques y plazas públicas, que algunos miembros de la actual Junta
Directiva se alejaron, en su posición política, frente a los intereses para las
próximas elecciones al Congreso. Dejando clara una crisis al interior de la
junta; ni que decir de la militancia que tal parece camina acéfala.
Para terminar, volviendo a
las cifras, de los 9.734 votos con el sello del Partido Liberal, 5.171 votos están representados en cuatro Concejales
y tal vez cada uno con intereses
diferentes dependiendo de las circunstancias, que se presume están en gran
parte determinadas por la decisión de lanzarse a la reelección - es lo más
seguro - que tome el Presidente de la República el economista Juan Manuel Santos
Calderón; los restantes 4.563 votos seguramente están a la deriva o una gran
parte perdidos.
Realidad que los expone, los
votos, a la dinámica proselitista propia de la cercanía de elecciones, donde
abundan los oportunistas - politiqueros de temporada - los promeseros, los estrategas - comerciantes
en el oficio de conseguir votos a cambio de prebendas - nuevamente aparecerán los directorios por
seis meses, sobrarán los intermediarios que nuevamente recaudarán votos a
través de ilusiones de un día y que no logran satisfacer las más sentidas
necesidades de una enorme colectividad que se debate entre la pobreza y la
miseria.
Solo unos pocos insisten,
con el escepticismo de la mayoría, en la necesidad de encontrar una nueva forma
de hacer política, es más hay grupos juveniles que lo están intentando; está
claro que les sobra pasión, les falta experiencia y crecer en el numero de
lideres - el liderazgo no ha ser individual, debe ser colectivo - de esta
manera se ahorrarán las molestias de lidiar con semi-dioses hechos de barro; la
madurez política llegará, como premio, y con el tiempo; pero hay que trabajar
mucho en ella.
Finalmente la realidad de la
generalizada crisis política por la que atravesamos, requiere de una
reingeniería que imparta educación política a los futuros dirigentes; a través
de escuelas de pensamiento donde se fomente el hacer bien las cosas, la
disciplina, la investigación y el sano debate de ideas, elementos necesarios
para formar lideres con carácter y con el conocimiento necesario para que “se
metan” el Municipio y el Norte del Valle en la cabeza y logren sacarlo del
actual estancamiento en las ideas y proyectos. Amanecerá y veremos.
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