Hace ya un tiempo una de sus
primeras voces fue la del militar y diplomático Julio Londoño Paredes,
especialista en negociación de conflictos; hoy día, con el furor del tema sobre
la mesa, se continúa divulgando la necesidad de una “Cátedra por la Paz”. Siempre ha sido una
excelente propuesta.
Con la iniciativa, en esta oportunidad,
de la Confederación Nacional de Consumidores - léase boletín del consumidor - dicho
ente de regulación, debería tener oficinas en todos los 1.123 municipios del
país, por aquello del permanente abuso en el precio de algunos bienes y
servicios. Tema para ser abordado en otra
oportunidad.
Iniciando con el tema que
nos ocupa hoy, que se convirtió no en la excepción, sino en la cotidianidad; hoy
advertimos la urgente necesidad, que el Gobierno central, a través del
Ministerio de Educación Nacional trace el modelo para crear una “cátedra para la
prevención y tratamiento de las adicciones”; materia para ser dictada a partir del
primer año de escolaridad y en las universidades, en área de pregrado.
Las razones saltan a la
vista, no pasa un día sin que los noticieros registren cientos de tragedias originadas
por el abuso en el consumo de alcohol y/o sustancias psicoactivas; algunos no
duermen esperando captar imágenes de lo sucedido.
Se empeora lo anterior, por la
negligencia de las autoridades en la falta de prevención y control, ya que hace
más de 30 años la Organización Mundial de la Salud - OMS – consideró el Alcoholismo
como un grave problema de Salud Pública.
Aparte del enorme costo
financiero de atenderlo, observen las estadísticas del régimen subsidiado y
contributivo en salud y/o lo facturado a través de las aseguradoras por
enfermedad, incapacidad temporal, invalidez y muerte, cifras que se miden en
billones, recursos que se podrían invertir en educación, como se señaló
anteriormente.
Un solo informe, estudios
indican que de cada 100 encuestados entre 19 y 28 años, 73 se consideran
bebedores de cada fin de semana, considerándose este dato en expansión. Fuente
OMS para el 2011.
En este orden de ideas, y existiendo
una estrecha correlación, con el uso de sustancias psicoactivas, éstas deberían
ser tratadas de la misma manera… ¿Impuesto al consumo?.. Lo que nos llevaría al
debate de su legalización. De igual manera es tema para tratar en otra oportunidad.
Confirmando lo anterior, no olvidemos
que hace poco la Organización de Estados Americanos - OEA - reconoció que el consumo de drogas,
era por igual, un delicado problema de Salud Pública.
Para asimilar dichas realidades,
es necesario despojarnos de la aparente mojigatería, puritanismo y doble moral
y enfrentar la socialización de la problemática; antes que, se insinué, pase a discusión
por parte de “los padres de la patria”.
Las estadísticas también
señalan que la principal amenaza de muerte a nivel global no son las pandemias VIH-SIDA
y las epidemias como la malaria o las hambrunas de África, entre otros.
En el siglo XXI lo son, en crecimiento
geométrico, el consumo de licor aunado con otros narcóticos, y no solo con
desenlaces fatales inmediatos como riñas, violencia intrafamiliar, accidentes
automovilísticos, con un común denominador, las victimas.
También hay que incluir, los
efectos colaterales, como las enfermedades catastróficas: cardiovasculares,
diabetes, cirrosis, digestivas, hepatitis, pancreatitis, obesidad, impotencia
sexual, ceguera, pérdida de la memoria entre muchas otras.
Para nadie es un secreto que
en algunas reuniones sociales, se acompaña el consumo de licor - y sustituyendo el tipo de droga cuando se avanza en
el estrato social - con marihuana, bazuco, cocaína u otras drogas sintéticas; intentando,
el adicto, potenciar o amortiguar el efecto del alcohol - según la intención - para
permanecer, aparentemente, agresivos o alertas y sobrios.
Ocurriendo en algunos casos,
por su alto grado de pureza - el consumo normal, de cocaína, es de baja calidad
por la basura: tiza, analgésicos, talco, estuco entre otros… que utilizan como
mezcla para hacerla rendir al menudeo - fatalmente desencadena efectos sicológicos
inmediatos e impredecibles en el consumidor.
Salvo se haya vivido esa
experiencia; la mayoría – en especial los que administran la justicia y les
compete lidiar con hechos extremos y trágicos - no se imaginan lo que puede
ocurrir en el cerebro del consumidor por causa de esa combinación algunas veces
letal.
Los testimonios indican que
literalmente la mente se desprende del cuerpo; el ego atropella al súper-ego y el
consumidor observa – como en un viaje astral - el mundo, a sus pies, y del
tamaño de una pelota de futbol, para darle patadas.
En esas condiciones y
dependiendo de la naturaleza sicológica del borrachín, no hay aprecio por los demás
seres humanos, por las reglas de transito, no hay nada que al intoxicado lo detenga
como deidad; por aquello de la omnipotencia, que por momentos crean esas dos
drogas mezcladas.
Sobre estos casos, nuevamente
los estudios han demostrado que después del episodio; el victimario, con dolo o
culpa, al igual que las familias de las victimas, nunca volverán a ser los
mismos. Quedando siempre el beneficio de la duda… si volverán, los primeros a
ser ángeles o demonios.
Hoy nuevamente llamaré la
atención sobre esta grave enfermedad – el Alcoholismo - que no distingue edad,
raza, sexo, nivel educativo, estado civil, condición socioeconómica, que con la
modernidad se ha convertido en la compuerta, ya abierta, que da paso a las demás
adicciones.
Finalmente a usted atento y
respetado lector, aclarando que el test completo consta de doce (12), por espacio
le solicito lea cuidadosamente y conteste, sin temor, éstas seis (6) preguntas:
1.
¿Le molestan los consejos de otras personas
que han tratado de convencerle que deje de beber?
2.
¿Ha bebido alguna vez por la mañana durante
el último año?
3.
¿Ha ocasionado su modalidad de beber,
problemas en su hogar?
4.
¿En reuniones sociales donde la bebida es
controlada, trata usted de conseguir tragos extras? O llevar su dosis.
5.
¿Ha faltado al trabajo o estudio el último
año a causa de la bebida?
6.
¿Ha tenido alguna vez “lagunas mentales” a
causa de la bebida?
Si al
final dió respuesta, sin engañarse, positiva a dos (2) o más preguntas. La
probabilidad de tener un serio problema alcohólico es muy alta y deberá, por su
bien, autoevaluarse y pedir ayuda. Caso contrario si ya no se estima, hágalo
por su familia. Amanecerá y veremos.
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