Asi
nos empeñemos en evitarlo, es prácticamente imposible apartarse de las
comparaciones; máxime cuando sin proponérnoslo casi siempre estamos relativamente
alejados de lo público, lo que nos brinda la posibilidad de observar mejor los acontecimientos
algunos prósperos y otros nefastos.
Ya
en este punto es menester recordar con profundo respeto y admiración la inteligencia
privilegiada del desaparecido abogado Héctor Fabio Arismendi Ospina al que conocí
de cerca, sin ser abogado, desde su perfil profesional y al que le debo la iniciación
es este complejo mundo de la cosa pública; incluso algunos analistas se atreven
afirmar que su prematura y forzada partida le cambio el rumbo a un proyecto político
que por esa época se desarrollaba en la ciudad.
Cuando
escribo sobre comparaciones, lo hago reflexionando sobre el momento que vive la
presente Administración, aparentemente acorralada por escándalos y limitaciones
económicas y políticas; a la que hay que rodear y apoyar para que salga victoriosa,
para bien de la ciudad, de esta encrucijada.
Diariamente
me pregunto… ¿A que se debe tanta algarabía? Del diccionario: (Coloq. Gritería
confusa de varias personas que hablan a un tiempo). Hechos bochornosos.
Empecemos
recordando que a la pasada administración le duró la luna de miel casi 3 años;
y la actual no llegó a los 3 meses.
En
este punto llega a mi memoria la frase de Napoleón cuando se molestaba con su edecán,
al que le decía: “…vísteme despacio que estoy de afán…”
Solución
al embrollo, al presumido y al colaborador solo le basta con que se le de sincera
importancia y no más de la necesaria y así no la merezca; lo importante es que sienta
que son escuchados, así no se le de pueda
dar solución a sus iniciativas; sin que esto signifique que se le van a retirar
los privilegios.
Lo anterior
rápidamente me lleva a intentar sugerir como romper el paradigma de cómo
“administrar bien” la administración pública.
Para
empezar es preciso primero recordar y entender como funciona; ya conocida la criatura y si se desea ser factor
de cambio es forzoso prudentemente enfrentar
y combatir los males que la aquejan.
De
hecho es un llamado a la nueva generación de políticos que están en la
obligación de dar el primer paso para generar el cambio, identificando las
debilidades y amenazas en la forma de “hacer política”.
El Clientelismo, del
diccionario:(m. “Cuidado o protección con que los poderosos defienden o
favorecen a los que se acogen a ellos a cambio de su sumisión y de sus
servicios.)
Tiene
origen y su razón de ser en la conducción que la maquinaria política le da a
cualquier tipo de elección popular, (no perdamos de vista que el próximo año es
muy político, de hecho ya se escuchan fuertes cantos de sirena y el oportunista
está al acecho) y de la relación y dependencia que surja de esta simbiosis se
determina el éxito o el fracaso de la administración.
Para
nuestro análisis centrémonos, por un instante y para llamar alerta, en las próximas
elecciones para Cámara y Senado.
En
toda ésta dinámica surgen los padrinos de los futuros lideres que son escogidos
a dedo (algunos, uno no entiende el porqué, a pesar de su deplorable gestión y
desprestigio insisten en continuar en las grandes ligas), por recomendación, incluso algunos sin méritos personales.
Éstos
a través de sus discursos en campaña convocan, aglutinan y proponen “proyectos
políticos” que convencen al electorado y se hacen nuevamente elegir, no se sabe
como.
En
sus innumerables promesas ofrecen puestos públicos, y con el paso del tiempo y
como consecuencia de las contraprestaciones entre los regentes del poder, lo
que finalmente ocurre es que se “apropian” de un número determinado de puestos.
Ahora
en la medida que los vemos ascender en ese escalafón de poder, entonces es progresivamente
poderoso el Senador que más representantes, diputados, alcaldes y concejales
tenga como “propios”; si importar lo que deben hacer en provecho de la comarca que
representan; sin esperanza si no son oriundos de la región.
La Burocracia, (“Complicación
y lentitud excesiva en la realización de estas gestiones, particularmente en
las que dependen de la administración de un Estado.)
Su
principal característica es lo sobrehumanamente caprichosa y paquidérmica en su
actuar, con un ego que deforma las proporciones, improvisando, apagando
incendios y viviendo el día a día, sin ocuparse de ayudar a construir un verdadero
proyecto político a largo plazo que se deba a la comunidad y en especial al
ciudadano del común que los eligió.
Concentrémonos
en intentar explicar el deber ser de la moderna administración pública.
La
clave es entender que cualquier institución pública hay que administrarla como
una empresa privada; tomando un solo
ejemplo, los alcaldes desde lo operativo, administrativo, o en su funcionalidad, deben actuar como
gerentes generales de una gran empresa prestadora de servicios y al servicio de
toda una comunidad, no al servicio de unos pocos.
Los
Secretarios de Despacho no deben actuar como políticos…así lo sean, deben en
todo momento ejercer como gerentes.
Las
secretarías de despacho deben ser dirigidas como unidades productivas, con
misión, visión, objetivos generales, objetivos específicos, plan de acción, a
corto, mediano y largo plazo, planes de
contingencia, etc.
Cada
gerente de ésa unidad productiva, debe garantizar que a partir de los insumos con que
disponga, mano de obra, materia prima y tecnología, deberá obtener una mayor
productividad, o nivel de satisfacción en el consumidor final… el pueblo,
debiendo ser eficientes y eficaces en la administración de unos recursos
escasos.
El
gerente general no debe perder de vista que el insumo principal es el factor humano, que
para nuestro caso es el servidor público; de ahí la importancia de motivarlo y
prepararlo a través de procesos de reingeniería buscando que en su actuar cambie
de actitud, mente abierta al cambio, demuestre compromiso, lealtad, y trabajo
en equipo.
Que
éste servidor tenga muy claro que su
estabilidad laboral no depende de ser servil al jefe de turno; que depende
únicamente de mantener un alto valor agregado al servicio ofrecido (ya sea al
cliente interno, compañeros de trabajo, como al cliente externo, la comunidad).
En
este orden de ideas es así como el gerente general (el alcalde) y los gerentes
de producción (secretarios de despacho) mediante la estructuración de un equipo
de trabajo interdisciplinario, logran ofrecer un excelente servicio final
altamente competitivo, que genera bienestar en la comunidad y expectativas de
crecimiento y desarrollo sostenible con responsabilidad social.
Lo
anterior me lleva a concluir que sí bien es cierto, el ejercicio de la sana
política lo fundamental, es el compromiso entre la colectividad y el foro democrático
donde se construyen las bases jurídicas necesarias para el desarrollo de las instituciones.
Es
necesario recalcar como proposición normativa
que para el buen funcionamiento de éstas, es obligatorio que en el ejercicio de la política las dos
fuerzas estén muy atentas ejerciendo el control ciudadano y político que la constitución nacional les asignó.
También
es cierto que tomen prudente distancia y
no se interpongan y entorpezcan la funcionalidad, aplicabilidad y operatividad
de las instituciones públicas. Juntos pero no revueltos. Amanecerá y veremos.
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