sábado, 13 de octubre de 2012

EL PARADIGMA DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA


Asi nos empeñemos en evitarlo, es prácticamente imposible apartarse de las comparaciones; máxime cuando sin proponérnoslo casi siempre estamos relativamente alejados de lo público, lo que nos brinda la posibilidad de observar mejor los acontecimientos algunos prósperos y otros nefastos.

Ya en este punto es menester recordar con profundo respeto y admiración la inteligencia privilegiada del desaparecido abogado Héctor Fabio Arismendi Ospina al que conocí de cerca, sin ser abogado, desde su perfil profesional y al que le debo la iniciación es este complejo mundo de la cosa pública; incluso algunos analistas se atreven afirmar que su prematura y forzada partida le cambio el rumbo a un proyecto político que por esa época se desarrollaba en la ciudad.

Cuando escribo sobre comparaciones, lo hago reflexionando sobre el momento que vive la presente Administración, aparentemente acorralada por escándalos y limitaciones económicas y políticas; a la que hay que rodear y apoyar para que salga victoriosa, para bien de la ciudad, de esta encrucijada.

Diariamente me pregunto… ¿A que se debe tanta algarabía? Del diccionario: (Coloq. Gritería confusa de varias personas que hablan a un tiempo). Hechos bochornosos.

Empecemos recordando que a la pasada administración le duró la luna de miel casi 3 años; y la actual no llegó a los 3 meses.

En este punto llega a mi memoria la frase de Napoleón cuando se molestaba con su edecán, al que le decía: “…vísteme despacio que estoy de afán…”

Solución al embrollo, al presumido y al colaborador solo le basta con que se le de sincera importancia y no más de la necesaria y así no la merezca; lo importante es que sienta que son escuchados, así no se  le de pueda dar solución a sus iniciativas; sin que esto signifique que se le van a retirar los privilegios.

Lo anterior rápidamente me lleva a intentar sugerir como romper el paradigma de cómo “administrar bien” la administración pública.

Para empezar es preciso primero recordar y entender como funciona; ya  conocida la criatura y si se desea ser factor de cambio  es forzoso prudentemente enfrentar y combatir los males que la aquejan.

De hecho es un llamado a la nueva generación de políticos que están en la obligación de dar el primer paso para generar el cambio, identificando las debilidades y amenazas en la forma de “hacer política”.

El Clientelismo, del diccionario:(m. “Cuidado o protección con que los poderosos defienden o favorecen a los que se acogen a ellos a cambio de su sumisión y de sus servicios.)

Tiene origen y su razón de ser en la conducción que la maquinaria política le da a cualquier tipo de elección popular, (no perdamos de vista que el próximo año es muy político, de hecho ya se escuchan fuertes cantos de sirena y el oportunista está al acecho) y de la relación y dependencia que surja de esta simbiosis se determina el éxito o el fracaso de la administración.

Para nuestro análisis centrémonos, por un instante y para llamar alerta, en las próximas elecciones para Cámara y Senado.

En toda ésta dinámica surgen los padrinos de los futuros lideres que son escogidos a dedo (algunos, uno no entiende el porqué, a pesar de su deplorable gestión y desprestigio insisten en continuar en las grandes ligas), por recomendación,  incluso algunos sin méritos personales.

Éstos a través de sus discursos en campaña convocan, aglutinan y proponen “proyectos políticos” que convencen al electorado y se hacen nuevamente elegir, no se sabe como.

En sus innumerables promesas ofrecen puestos públicos, y con el paso del tiempo y como consecuencia de las contraprestaciones entre los regentes del poder, lo que finalmente ocurre es que se “apropian” de un número determinado de puestos.

Ahora en la medida que los vemos ascender en ese escalafón de poder, entonces es progresivamente poderoso el Senador que más representantes, diputados, alcaldes y concejales tenga como “propios”; si importar lo que deben hacer en provecho de la comarca que representan; sin esperanza si no son oriundos de la región.

La Burocracia, (“Complicación y lentitud excesiva en la realización de estas gestiones, particularmente en las que dependen de la administración de un Estado.)

Su principal característica es lo sobrehumanamente caprichosa y paquidérmica en su actuar, con un ego que deforma las proporciones, improvisando, apagando incendios y viviendo el día a día, sin ocuparse de ayudar a construir un verdadero proyecto político a largo plazo que se deba a la comunidad y en especial al ciudadano del común que los eligió.

Concentrémonos en intentar explicar el deber ser de la moderna administración pública.

La clave es entender que cualquier institución pública hay que administrarla como una empresa privada;  tomando un solo ejemplo, los alcaldes   desde lo operativo, administrativo,  o en su funcionalidad, deben actuar como gerentes generales de una gran empresa prestadora de servicios y al servicio de toda una comunidad, no al servicio de unos pocos.

Los Secretarios de Despacho no deben actuar como políticos…así lo sean, deben en todo momento ejercer como gerentes.

Las secretarías de despacho deben ser dirigidas como unidades productivas, con misión, visión, objetivos generales, objetivos específicos, plan de acción, a corto,  mediano y largo plazo, planes de contingencia, etc.

Cada gerente de ésa unidad productiva, debe  garantizar que a partir de los insumos con que disponga, mano de obra, materia prima y tecnología, deberá obtener una mayor productividad, o nivel de satisfacción en el consumidor final… el pueblo, debiendo ser eficientes y eficaces en la administración de unos recursos escasos.

El gerente general no debe perder de vista  que el insumo principal es el factor humano, que para nuestro caso es el servidor público; de ahí la importancia de motivarlo y prepararlo a través de procesos de reingeniería buscando que en su actuar cambie de actitud, mente abierta al cambio, demuestre compromiso, lealtad, y trabajo en equipo.

Que éste servidor  tenga muy claro que su estabilidad laboral no depende de ser servil al jefe de turno; que depende únicamente de mantener un alto valor agregado al servicio ofrecido (ya sea al cliente interno, compañeros de trabajo, como al cliente externo, la comunidad).

En este orden de ideas es así como el gerente general (el alcalde) y los gerentes de producción (secretarios de despacho) mediante la estructuración de un equipo de trabajo interdisciplinario, logran ofrecer un excelente servicio final altamente competitivo, que genera bienestar en la comunidad y expectativas de crecimiento y desarrollo sostenible con responsabilidad social.  

Lo anterior me lleva a concluir que sí bien es cierto, el ejercicio de la sana política lo fundamental, es el compromiso entre la colectividad y el foro democrático donde se construyen las bases jurídicas necesarias para el desarrollo de  las instituciones.

Es necesario recalcar como proposición normativa  que para el buen funcionamiento de éstas, es obligatorio   que en el ejercicio de la política las dos fuerzas estén muy atentas ejerciendo el control ciudadano y político  que la constitución nacional les asignó.

También es cierto que tomen prudente  distancia y no se interpongan y entorpezcan la funcionalidad, aplicabilidad y operatividad de las instituciones públicas. Juntos pero no revueltos. Amanecerá y veremos.

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