lunes, 14 de noviembre de 2011

GOBIERNO DE UNIDAD LOCAL

Durante el último mes de su campaña, el para ese entonces candidato por el Partido Liberal, hoy Alcalde electo Abogado Álvaro Carrillo dijo que “…no reconocía enemigos y que invitaría a los demás candidatos a su gobierno…”.

Dichas afirmaciones, que se repetían discurso tras discurso y de manera insistente; pusieron a pesar a analistas políticos, periodistas, columnistas y en general al ciudadano del común interesado en el acontecer local y que cada día se aleja más del morboso comentario que tiene sede en los atrios de las iglesias, restaurantes, parques, plazas públicas y en general en cualquier sitio donde se puedan reunir dos o más personas a derrochar el abundante tiempo disponible ya sea por la honrosa edad, por los privilegios de una bien merecida pensión o heredada posición social y/o por la desgracia de no tener nada más que hacer.

Esa frase dió pie a muchas interpretaciones, guiadas cada una de ellas por el interés particular del emisario y dependiendo del tipo de afinidad para con el entonces candidato.

Algunos llegaron a manifestar que su actitud obedecía a que se sentía derrotado y que solo esperaba se le diera una oportunidad y un espacio burocrático en la nueva administración ya a nivel local o departamental.

Otros afirmaban que ya se creía, sin aún triunfar en las urnas, el nuevo jefe del Partido Liberal y que su objetivo, imitando al Presidente Juan Manuel Santos Calderón era fortalecer dicho partido pensando en las próximas elecciones para Congreso.

No tengan ni el menor asomo de duda que ya hay fuertes candidatos preparándose para la Cámara y el Senado.

Si bien es cierto en este punto en algo tienen razón y es el hecho que en los restantes partidos La U, el PIN, la ASI, Cambio Radial, AICO, MIRA, Polo y Partido Verde militan lideres que en el pasado enarbolaban el trapo rojo.

Lo que significa la “posibilidad de repatriarlos” a las huestes de dicha colectividad (mayoritaria por tradición y vocación en las urnas; aunque debo de reconocer que muchos liberales se quedaron en casa), que no es otra cosa que intentar fortalecer el Partido Liberal.

De no ser posible, simplemente era invitar a una coalición de los diferentes partidos para que hagan parte y apoyaran su gobierno.

Los pocos que estaban seguros de su triunfo, afirmaban que era un gesto de gallardía, nobleza y humildad el invitar a sus adversarios para que lo acompañaran en la próxima administración.

La ultima lectura que se le puede dar a su propuesta en la que “no reconocía enemigos y que invitaría a los demás candidatos a su gobierno” significaba que ya había entendido que para enfrentar los grandes desafíos en lo económico y social; y al igual como lo hicieron países como Honduras, Costa Rica, España, Francia y en especial Grecia los que también han llamando a Acuerdos de Unidad Nacional, era que se requería del concurso de todas las fuerzas vivas para enfrentar y salir de una posible bancarrota fiscal e institucional resultado de las acciones y omisiones y del desbordado apetito de la actual administración municipal.

Tal parece que el afán del abogado Álvaro Carrillo es hacer bien las cosas y para ello requiere del concurso de todos los protagonistas para construir, como reza el acertado slogan y nombre de su Programa de Gobierno, una “Cartago Moderna, Competitiva e incluyente”.

La promesa del Alcalde electo Álvaro Carrillo de construir un gobierno de unidad local, va más allá de las manifestaciones de miles de cartagüeños que orgullosamente portaban la camiseta “Carrillo soy yo”, donde básicamente se invitaba a tener fe, en un líder que a lo largo de 20 años forjó su camino para llegar al primer cargo del municipio.

Y va más allá de mensajes subliminales, propios de las modernas y electrizantes campañas políticas; porque la cruda realidad que va a enfrentar la Ciudad de Cartago en el Norte del Valle requiere de enormes esfuerzos.

Ya no nos podemos seguir llamando a engaños y más aún cuando con el trascurrir de los días empieza a desaparecer el velo mágico que todo ocultaba y protegía para bien de unos pocos y que a toda costa insistía en que Cartago estaba en buenas manos.

Enorme reto le espera al alcalde cuando conozca de primera mano la real situación financiera del municipio y en general de toda la institucionalidad.

El gobierno de unidad local que propone el abogado Álvaro Carrillo, va más allá que los 17 concejales le aprueben todo lo que a él se le ocurra guiado por sus caprichos; la historia nos demostró lo nefasto de tal maridaje.

Todo lo contrario su propuesta se basa en principios reguladores como la concertación, participación, conciliación, responsabilidad institucional y responsabilidad social.

El gobierno de unidad local es un llamado a trabajo, trabajo y más trabajo, a gestionar a nivel departamental, nacional e internacionalmente; es un llamado a la prosperidad para la ciudad y la región; es un llamado a la seguridad ciudadana; un llamado a la transparencia y anticorrupción; es el llamado a una administración eficiente y eficaz; es el llamado a construir una sola agenda donde lo urbano y lo rural se complementen; es un llamado a que el medio ambiente sea el eje del crecimiento y desarrollo sostenible con responsabilidad social; es un llamado a fortalecer la relaciones regionales como uno de los mecanismos para hacer llegar el bienestar a las clases menos favorecidas. Amanecerá y veremos.

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