sábado, 20 de agosto de 2011

INVENTARIO PERMANENTE…DÉCIMO PASO…ADMITIMOS EL ERROR.

Nuevamente cumpliendo con el compromiso adquirido voluntariamente, con usted atento y respetado lector, para atender la cita mensual y llevar el mensaje de Alcohólicos Anónimos, especialmente para todos aquellos que obstinadamente y diariamente sufren las consecuencias del flagelo del alcohol.

Ya en el décimo paso y si hemos sido honestos, pero principalmente sin intentar darle gusto a los demás; El antiguo borrachín ha aprendido varias cosas; Su impotencia ante el alcohol que no es otra cosa que haber entendido que nuevamente y bastando solo una gota de alcohol puede desencadenar una serie de episodios que lo llevarán de nuevo al infierno de su existencia, conclusión… una solo gota… nunca más y por siempre.

Concibió o mejor recuperó la creencia que solo un Ser Superior y cualquiera sea la idea sobre Él, le devolvería el sano juicio, lo que significa no solamente el permanecer sobrio, sino comprobar que enfrenta los vaivenes de vida con una actitud serena en la medida de las circunstancias o amenazas que enfrente; contrario al bebedor empedernido que ve la vida con angustia, duda y temor.

Hasta ahora ese es el resultado de haber preferido esas buenas decisiones (pasos firmes a través del programa) ya que rápidamente entendió que entregar su voluntad y vida a ese Ser Superior, le significó encontrar en la oración el bálsamo para enfrentar las dolencias espirituales y emocionales como… la soberbia, la ira, el rencor, la angustia, la envidia, los celos y demás defectos de carácter todos desorientados y desbordados por el vicio del licor.

Ya en el cuarto peldaño sin miedo, cogió papel y lápiz, y empezó a realizar el primer inventario moral de si mismo; exigente y duro camino, ya que es desnudar el alma y “sacar” todo lo reprochable que se tiene.

Es decir, se reencontró con sus virtudes y defectos, haciendo énfasis en sus más notables lacras como la soberbia, mentira, lujuria, avaricia, envidia y pereza, enormes y pesadas cadenas que venia arrastrando desde hace muchísimos años cosecha recogida de una vida bohemia y desenfrenada abundante en sobresaltos por las malas acciones contra si y los demás seres queridos o amigos. Fallas que fueron admitidas ante Dios y ante otra persona.

Encontramos la disposición, poco a poco y uno por uno, que ese Dios nos liberase de esos defectos; lo anterior significó empezar a rescatarnos de lo que nos ataba y que irónicamente era lo que más nos gustaba practicar diariamente.

Encontrando la humildad, como camino para obtener la verdad y la tranquilidad espiritual, rogamos que se nos librase de esos defectos; acto a seguir buscamos a aquellas personas que habíamos ofendido y en algunos casos repáranos el daño hecho.

Ese tránsito por los anteriores nueve pasos nos lleva hoy al Decimo Paso que dice: “Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente”.

Lo anterior significa que si bien es cierto en el cuarto paso hicimos nuestro primer inventario, no significa que las cosas hayan terminado ahí, todo lo contrario, ese actuar indica, que es solo el comienzo y qué cada vez tenemos que hacer un mejor y profundo inventario de nosotros mismos en la búsqueda de la libertad esperada.

Una cosa es que después de una noche de parranda, nos despertemos sin dinero y en mal estado físico “Guayabo” y otro es la resaca emocional de recordar que algo hicimos mal o en el peor de los casos no nos acordarnos que fue lo que realmente sucedió.

Esas lagunas nos conducen a arranques de angustia y mal genio, que fácilmente nos lleva a estropear el día entero y despertar algún rencor cuidadosamente cultivado incluso por años hacia alguna persona o grupo de personas, que de no controlarse podría convertirnos en seres inútiles paralizados por el miedo y la desilusión.

Lo que hoy debemos señalar es que creando hábitos y costumbres logramos “manejar automáticamente” los inventarios instantáneos, que solo se logran si lo intentamos hacer en medio de una perturbación.

Ese inventario instantáneo nos permite enfrentar situaciones inesperadas que afectan nuestro ánimo, como por ejemplo un ataque de ira, cuando alguien nos contradice o no hace lo que nosotros ordenamos hacer.

Es ahí donde debe de entrar a actuar automáticamente el paso décimo, ese inventario instantáneo que nos lleva rápidamente a la conclusión que no todas las situaciones son como nosotros queremos que sean y que las opiniones de las demás personas valen.

Es ahí donde la experiencia adquirida a través del programa nos sugiere tomar una pausa hacer una reflexión y entender que no hay espacio para la angustia, la ira o el rencor y entender que no tenemos la verdad revelada y que una opinión contraria a la nuestra a lo mejor es una buena idea que seguramente nos dará otras perspectivas en una determinada situación.

Este paso nos guiará al ejercitar el dominio de nosotros mismos, por que el que se domina a sí mismo gobernará el mundo.











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