domingo, 27 de febrero de 2011

LA CONFESION…QUINTO PASO…LA NATURALEZA EXACTA DE NUESTROS DEFECTOS

La historia de la humanidad esta llena de referencias frente al hecho que es costumbre el reconocer los defectos de uno mismo ante otra persona.

Remontándonos en ella, recordemos a los antiguos gobernantes o guerreros cuando visitaban los oráculos en busca de consejo y protección.

También y anclados en nuestros dogmas evoquemos el profundo pasaje bíblico, “el sermón en el Monte de los Olivos” donde Jesús en el jardín Getsemaní sufriendo y reconociendo su temporal naturaleza humana siente temor y pide ayuda “…pero que no sea mi voluntad sino la tuya…” a su Padre misericordioso, para luego dirigirse a los discípulos que lo acompañaban “…Oren constantemente para no caer en tentación, por que el Espíritu esta dispuesto, pero la carne es débil…”.

Posiblemente de ahí se inspire el poderoso sacramento de la confesión como ese principio salvador, si es errónea mi conclusión ofrezco humildemente disculpas a los religiosos y teólogos.

De igual manera sicólogos y siquiatras recalcan lo benéfico de conocerse así mismo y reconocer los defectos de personalidad y hablar de ellos con una persona comprensiva y de confianza e inclusive pudiendo ser en el mejor de los casos con un desconocido.

Frases de cajón como “El mejor amigo se puede convertir en nuestro peor enemigo” la cual hace referencia a que en muchas ocasiones le confiamos tantas cosas personales e intimas a otras personas sin medir las consecuencias que estas puede acarrear frente a una traición por envidia.

Pero también hay otras más edificantes como “tras de un gran hombre siempre hay una gran mujer” expresión que ejemplariza la armónica relación de pareja que se logra cuando ambos construyen todo un proyecto de vida y por supuesto se prefiere a la mujer adecuada.

Para muchos Enfermos Alcohólicos, este paso es más que atemorizante o intimidante e inclusive muchos tardan años o simplemente nunca lo hacen… pero entonces ¿cual es la razón de ser de semejante vacilación?

Muchas respuestas surgen ante tal interrogante, y cada una de ellas la determina la confusa naturaleza síquica o sicológica del borrachín que se encuentra en proceso de recuperación.

Nunca pierda de vista que Alcohólico es toda aquella persona que cada vez que se toma unos tragos y como resultado de los mismos al día siguiente de la francachela familiares, vecinos o amigos le hacen comentarios jocosos o airados reclamos… y usted simplemente se defiende y reacciona manifestando que no recuerda nada de lo ocurrido en la tarde o la noche anterior.

Sin ser un especialista en el tema del Alcoholismo me atrevería a mencionar que la duda frente a dar el quinto paso es alimentada por los diferentes tipos de miedos que anidan en su interior y que son los causantes de la febril forma de actuar frente a las demás personas o al mundo que le rodea.

El miedo es simplemente un sentimiento originado en una emoción que surge casi que de la nada y que lamentablemente afecta el estado anímico del Enfermo Alcohólico generándole patrones de conducta imperceptibles para el mismo pero erróneos en su forma de relacionarse con las demás personas a las cuales afecta física y/o sicológicamente.

Pero antes de continuar con este quinto paso, déjeme recordarles que en los pasos anteriores, en los tres primeros hubo aceptación, fe y entrega; el cuarto es el conocimiento de si mismo, que puede tardar años o toda una vida y es esa mirada interna donde encontramos aguas limpias y puras pero también excremento y fango.

Cuando nos reencontramos con nosotros mismos y develamos o nos quitamos la venda que nos tenia ciegos espiritualmente; concluimos que al tomar la decisión de buscar ayuda en Alcohólicos Anónimos era porque estábamos cansados de pretender infructuosamente jugar a ser Dios, de tener la verdad revelada en todo momento, tratar de manipular y mirar a la mayoría de nuestros semejantes, sino a todos, como seres inferiores para luego darnos cuenta cuan equivocados estábamos.

Donde el orgullo, la soberbia y la envidia eran el motor que impulsaba nuestras acciones, nos volvimos desconfiados y en nuestro ingenuo modo de actuar pretendíamos tener esclavos o sirvientes y no nos preocupamos por cultivar hermanos, compañeros o amigos.

El Alcohólico ama más el espejo descuidando así su alma noble y pura de infancia, dicha actitud es la responsable de la mayoría de los fracasos personales, que son simplemente fallas de carácter alimentadas por la adulación hipócrita de quienes los rodean y que solo esperan la caída o fracaso para festejar un triunfo fríamente calculado.

La obsesión por la apariencia oculta las terribles consecuencias de tener una autoimagen inflada, la arrogancia es el principal obstáculo de un desempeño sobresaliente, el Alcohólico es tan ciego que cree ingenuamente que es adorado por mujeres y hombres, cuando la realidad es que en el fondo está siendo odiado por casi todo el mundo empezando por su propia familia.

Contrario a lo que muchos puedan pensar, el Alcohólico es un idealista que no confronta la realidad porque frente a los duros y fríos hechos que generalmente están en su contra, sigue siendo optimista en el sentido que nada malo ha sucedido o podrá suceder.

También sufre cuando la insatisfacción, la frustración y la inutilidad lo acechan en ese largo recorrido de pretender ser amo y señor de todo lo que le rodea; pretendiendo cosechar amigos y cosas donde no ha preparado el terrero, ni sembrado, regado, cultivado, desyerbado y nutrido con paciencia el terrero que le fue encomendado cuidar.

Finalmente debemos de concluir que frente a muchas de las cosas que realmente le molestan y enojan al Alcohólico y sobre las cuales nunca dice nada, tal ves inconscientemente se esta preparando apoyado en unos principios como la palabra empeñada y el honor a los cuales se aferra con valentía en el sentido que siempre habrá cosas que nadie jamás debe de conocerlas y que lo más seguro las llevara a la tumba.

No obstante lo anterior y frente a esa realidad, el programa de Alcohólicos Anónimos anima para que practiquemos ese quinto paso que ayuda a equilibrar las cargas físicas y sicológicas y entender que el crecimiento personal se hace construyendo un solida vida espiritual.

Lo anterior se logra reconociendo humildemente y de manera clara nuestros defectos, de lo que somos y quienes somos; seguidos de un esfuerzo sincero de llegar a ser lo que podemos y debemos ser.




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